Fecha de creación: Feb 7 2012
Fotógrafo(a): Natalia López
Propiedades de la imagen:
Dimensiones: 3648 x 2736 píxeles
Tamaño: 2,03 MB
Resolución horizontal: 72 ppp
Resolución vertical: 72 ppp
Profunfidad en bits: 24
Número de cuadrados: 1
Propiedades de la cámara:
Flash utilizado: No
Longitud focal: 5 mm
Abertura relativa: F/3,5
Tiempo de exposición 1/85 seg.
Modo de medición: Trama
Compensación de exposición: 0
Descripción:
Esta foto fue tomada por Natalia López dentro de un Recreativo 1 que estaba pasando por toda la 66 con calle quinta. Natalia se subió al bus y pudo ver en el instante que sólo había dos hombres allí, por lo que decidió tomar rápidamente las fotos mientras las miradas de ellos se posaban sobre su presencia femenina, juvenil. Lo que ella capturó en ese momento con su cámara, fue una gran caja fuerte que se encontraba ubicada en la parte trasera de la silla del conductor. ¿Una caja fuerte en un bus? Sí. Para muchos que ya olvidaron la indumentaria que -por lo general- porta un bus urbano de la estirpe empresarial de una Ermita, un Recreativo o un Papagayo, debe recodárseles que el dinero físico es el medio de transacción que da funcionamiento a esta lógica en la que un conductor transporta a unos pasajeros en conjunto. Dichos pasajeros pagan por ser llevados de un lado a otro (no a cualquier lado obviamente, puesto que la ruta que maneja el conductor tiene un trayecto previamente estipulado que el pasajero necesita conocer para saber si le es útil o no para llegar a su destino).
Volvamos a la caja fuerte. Decía que muchos de estos buses poseen cajas fuertes o cajones con llave donde los conductores almacenan sus ganancias del día. El dinero “contante y sonante” se mueve en este espacio y se intercambia entre el usuario y el que presta el servicio. El destino final de este dinero puede caer en las mismas manos del conductor o en las de su patrón que, luego le repartirá una porción de ello a su empleado. Lo que aquí quiero resaltar, es el hecho de que en el MIO esta dinámica es muy distinta, ya que el dinero que aportan los pasajeros para que se les preste un servicio de transporte nunca se le da directamente al conductor como pago. Por el contrario, el conductor del MIO no se involucra en este juego de pago mano a mano. Su sueldo no está medido por las ganancias que pueda recoger en el día de acuerdo al número de pasajeros que transporte. Su sueldo se mueve por otras lógicas laborales de carácter legal, pero en esta ocasión no me quiero alargar en este asunto. Lo que aquí me interesa ver, es que el valor del billete o la moneda dentro del espacio interno del bus del MIO se pierde en alguna medida. Lo que allí tiene valor como tal es la tarjeta electrónica, y ante todo, si está cargada o no. En muchas ocasiones las personas piden un pasaje a otro usuario y se lo pagan con su dinero para poder entrar a un alimentador o un expreso. Pero el mecanismo que realmente funciona como piedra angular de estas transacciones es una tarjeta que guarda en su sistema electrónico el monto de dinero que has decidido recargar.
La caja fuerte claramente pierde su utilidad en esta nueva lógica de servicios de transporte. El dinero se queda en manos de la cajera, y el conductor del MIO ya no es más que un individuo dedicado exclusivamente a desempeñar su labor transportador de personas. Sus manos están destinadas a tocar y a manejar un timón siguiendo una ruta específica. Sus manos ya no tocan ese papelillo que simboliza el capital que entra continuamente por ofrecer un servicio. Eso de la caja fuerte se está como oxidando.
domingo, 31 de marzo de 2013
La caja fuerte
Por Daniella Trujillo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario