martes, 17 de junio de 2014

Reflexión sobre la paz

Columnista Carlos Herrera Rozo.

Hubiera querido tener una mayor participación en la elección del candidato a la presidencia de la república pero no siempre las cosas salen como uno desea. Comenzare por felicitar a todos los ciudadanos que votaron por la PAZ, e invitar a todos los que votaron por la GUERRA a reflexionar sobre la PAZ y el futuro de las nuevas generaciones de COLOMBIANOS. Se que quienes tuvimos la desgracia de nacer dentro del conflicto somos mas conscientes de los daños padecidos, del lastre que nos impide avanzar y, por lo mismo, de la inminente necesidad de llegar a acuerdos de PAZ que garanticen la libre convivencia.

Los pueblos Democráticos,sin excepción, cuando firmaron el contrato social lo hicieron conscientes de que sin el la libre convivencia devendría imposible. Es por ello que, la PAZ, es el mayor bien dentro de las democracias representativas, y que, sien el, todas las demás normas legales y los bienes que de ellas se desprendan desaparecerán o dejan de tener sentido practico toda vez que no podrán aplicarse en plenitud ni disfrutarse sin temor. Es por ello que, este preciado bien, la consecución de la PAZ,es una tarea que no solamente obliga al Ejecutivo y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado,sino a todos los ciudadanos en su conjunto. porque todos somos los titulares del deber de reconciliación entre hermanos en el convencimiento de que la relación de fuerzas sea sustituido por relaciones de colaboración y entendimiento con la vista puesta en el bien común.

De todo lo anterior se desprende que no puede haber PAZ verdadera sin JUSTICIA SOCIAL. Si queremos acabar con el conflicto tenemos la necesidad ineludible de reestructurar el estado y por consiguiente la política, con mayúsculas, sin revanchismos que hagan fracasar los mas sinceros propósitos. Si no lo hacemos así solo alcanzaremos paces de componenda, como todas las ya firmadas, en las que absurdamente se reconoce una porción de PAZ O DE JUSTICIA SOCIAL que no se corresponde con los intereses ciudadanos ni da soluciones claras a los grupos en conflicto sino que hace caso a intereses espurios mas preocupados por sus privilegios que por los intereses de la nación. La PAZ conseguida de esta forma ni es justa ni, por lo mismo, equitativa, es una PAZ impuesta por el mas fuerte.

Si no cambiamos nuestra manera de pensar, si no somos capaces de ver al otro como nuestro legitimo contradictor con los mismos derechos, deberes y obligaciones dentro del marco constitucional vigente, no lograremos otra cosa que anestesiar las INJUSTICIAS SOCIALES con un pacifismo ramplón donde se vayan amontonando unas encima de otras nuevas querellas y demandas por el incumplimiento de la JUSTICIA hasta que, como siempre ha ocurrido, en nuestra patria verde y herida, la falsa paz establecida sea una montaña de injusticias que vuelva a reventar en mil llagas purulentas. Tienen que entender tanto los gobernantes como los gobernados que la PAZ no es la ausencia de GUERRA, ni un equilibrio entre fuerzas adversas, sino la búsqueda de un ORDENAMIENTO LEGAL BASADO EN LA JUSTICIA SOCIAL que exige darle a cada cual lo que se merece: Castigo, dentro de la ley, al criminal, resarcimiento de las victimas y garantía de que la INJUSTICIA no podrá seguir reinando para los desaprensivos en el uso de la fuerza para garantizar sus privilegios.

Invito a todos los Colombianos, especialmente a las gentes jóvenes, a releerse la historia de los últimos setenta y cinco años del país para, con ello, tener una mejor perspectiva de lo que ha ocurrido y de la urgente necesidad de llegar no a una Pax Romana simo a una PAZ pactada por todas las fuerzas vivas de la nación con el animo siempre dispuesto al buen entendimiento entre las partes por el bien común y por una JUSTICIA SOCIAL SIN FISURAS NI REVANCHISMOS.

Citare un par de ejemplos para hacer mas comprensible esta disertación sobre la PAZ:

Terminada la segunda Guerra Mundial, la sociedad de naciones se volcó en construir un nuevo orden mundial que preservara a las generaciones venideras de la tortura de la guerra instituyendo la norma del recurso a la fuerza solo en el caso excepcional de la legitima defensa y las medidas de mantener la PAZ apelando siempre al Consejo de Seguridad. Lamentablemente las supuestas “garantías” que se exigían pendían mas, y así sigue ocurriendo, de los intereses de las potencias que se sientan en el Consejo antes que proteger el bien común. Las Grandes Potencias se han dedicado por entero a proteger sus intereses geo-estrategicos y económicos sustentados en sus principios “democráticos” inicuos a costa de la ruina de generaciones enteras y del fracaso de las naciones que padecen sus decisiones: La reciente guerra contra IRAK promovida por el grupo de las AZORES, George W. Buhs, Tony Blair y Jose María Aznar es un claro ejemplo de este proceder, pero también el mantenimiento de guerras intestinas como ha ocurrido en RUANDA, Afganistán, Israel y Palestina, Nigeria, República Centro Africana, Colombia, República del Congo, Somalía, Sudan, etc,etc. todos estos países sujetos al expolio continuado de sus recursos naturales y, para conseguirlo, manteniendo por medio de la guerra, su fragilidad interna.

lunes, 16 de junio de 2014

Los sueños del Otro

Columnista Hugo Andrés Arévalo González.

Hace un par de días hablaba con alguien que me decía: "y ¿cómo sabemos si los sueños que queremos cumplir, no son los de otras personas?". Me recordó esa vieja conversación conmigo mismo hace años: ¿era mi vida una repetición de voluntades heredades de familiares, amigos o desconocidos que influyeron en mi personalidad débil y facilitaron un camino ajeno a lo que realmente quería? Había dejado el tema abandonado porque creía hasta ese momento que con seguridad, mis sueños hacían parte realmente de mí... pero tuve que pensarlo. Luego, la duda era porque no lo tenía tan seguro, o porque simplemente es de carácter humano el someter seguridades a la duda y por supuesto, los resultados de lo que se crean saber o tener, podrían variar en el autoexamen.

Pensé en todo lo que tengo planeado y estoy construyendo para mi corto y mediano plazo, porque el largo plazo no es más que el puerto de llegada de estos dos primeros. En general, mis sueños, parecían haber sido sometidos en mi cabeza por otras personas.

Pero analizando cuidadosamente, pude ver que por más que quisiera no haber tenido incidencia de sueños de otras personas en los míos, era imposible, puesto que las relaciones interpersonales y sociales son tan complejas, que tan solo un gesto, una señal, una palabra escrita o hablada, puede cambiar el curso de las cosas y dejar una huella o una marca en nosotros; por supuesto, nuestro destino depende en gran medida de la determinación que tomemos en ese tipo de momentos.

Parecía que mi destino había sido influido de manera brutal por muchas personas que han tenido personalidades fuertes, sin embargo, hubo un rompimiento: hallé un abandono a las seguridades con el paso del tiempo y lo que parecía ser el sueño de otra persona en mi vida, comenzó a tener argumentos propios para ser cumplidos como mis propios objetivos.

No es malo pensar, como tampoco lo es solo actuar sin reflexionar; creo que cada persona debe darse la oportunidad de encontrar entre ambas formas, cómo enriquecer su vida y sacar sus propias conclusiones; no hay recetas para la vida. Y según las circunstancias, un modo de decidir o actuar o pensar depende de lo que queramos; o también de dejarnos llevar por la esa corazonada, la intuición, la voz, por lo que nos mueve desde adentro...

Decía Carl Jung en su documental El mundo interior, que la construcción de la realidad había comenzado a partir de fantasías o sueños de cada ser humano, que con el paso del tiempo y la voluntad de cada uno, se fue plasmando de manera material; por ejemplo, a través de las casas y su necesidad de forjar un lugar para cuidarse de los peligros exteriores. Por tanto, las fantasías no es solamente aquello despojado de valor: "la fantasía, nos dice Lacan, es una construcción de la realidad desde el deseo. Es decir, que la fantasía no es una forma de escapar a la realidad, sino, por el contrario, una forma de posibilitarla" (ver más).

Podríamos empezar a reflexionar cuáles de nuestros sueños, imaginación y fantasías corresponden solamente a nuestra verdadera voluntad, guiada por nuestra conciencia y no hacen parte de miedos, culpas y auto castigos inconscientes para repetir cadenas o patrones de traumas que habremos vivido en otro momento. Nuestros sueños que quisiéramos realizar para nuestras vidas, bien pudieran ser enmascarados con estas culpas y remordimientos como forma de expiar nuestro dolor...actuando así, solo estaremos existiendo y no viviendo... seríamos el personaje de un guion escrito por otra persona. Simples autómatas.

Un ejemplo: Leonard Zelig, el protagonista de la película Zelig de Woody Allen (ver película) tiene una crisis de identidad. Se tocan ambientes como: la Gran Depresión de Estados Unidos en 1920, la Alemania Nazi, la Segunda Guerra Mundial, etc... y Zelig, aparece en todos los escenarios en momentos totalmente distintos como si los hubiera vivido en carne propia.

"La doctora Eudora Nesbitt Fletcher (Mia Farrow), la profesional que arriesga toda su carrera por solucionar el problema de Leonard Zelig (Woody Allen), a quien la prensa llama el camaleón humano por su propensión a transformar su personalidad según las personas que tiene al lado. La doctora aplica técnicas psicoanalíticas en contra de la opinión de sus colegas, que defienden la procedencia orgánica de su dolencia hasta el punto de atribuirla a una ‘indigestión de comida mexicana o a un tumor cerebral’ (ver más). De manera graciosa pero no por ello menos intensa y compleja, Allen parece denunciar y a la vez reírse sobre situaciones de política: la locura del nazismo y las crisis económicas, y cómo el individuo, no exento a dichos problemas, se sumerge obediente en los ires y venires del mundo, donde es más fácil seguir los sucesos que hacer un alto en el camino y preguntarse un por qué. En el caso de Zelig, es de tal manera su vida una mera existencia; un vivir por vivir, que es un muerto en vida, como lo evidencia una de sus frases: "Porque es seguro. Es seguro ser como los demás. Quiero gustarle a la gente" (ampliar).

El caso de Zelig, es apenas un caso dentro del cine, pero este funciona como representación de la realidad. Si bien no todos los casos tienen una incidencia solamente psicológica, puesto que también hay gran influencia del desarrollo orgánico del cerebro en las personas, lo que a veces impide el funcionamiento normal de actividades o del reconocimiento del sí mismo y del cuerpo que se tiene como un organismo propio; me parece que para muchos de los que nos consideramos afortunados por tener un cuerpo desarrollado dentro de lo normal, es prudente con nosotros mismos, empezar a pensar sobre esto: ¿son mis sueños, mis sueños? ¿o son de Otros? Un Otro que se dirige dos vías: aquel que vive en nosotros y no hemos despertado y aceptado; y también aquel que vive en las demás personas, y que estando despierto o no, también nos complica las cosas. Lo importante es saber cómo complicarnos la vida a conciencia.

domingo, 15 de junio de 2014

Alejandro Díaz Castro

A.oflodA

Profesional en Relaciones Internacionales de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano y estudiante de Ciencia Política de la misma Universidad. En la actualidad se desempeña como columnista del periódico el Campesino, así como, colaborador en portales como Vox Politikon. Co-fundador de la Asociación Colombiana de Estudiantes de Ciencia Política y, apasionado por la escritura.

Email: alejandro_diazcastro[@]hotmail.com

Twitter: @AlejoDiazCastro

Leer las columnas de Alejandro

miércoles, 4 de junio de 2014

Los Emberá y la tierra del olvido

Por Camilo Medina.

Mi padre hace algunas noches me permitió escuchar música hecha por la comunidad Emberá que durante uno de sus reportajes matutinos él había grabado. Personas pertenecientes a esta comunidad indígena estaban en el calvario, cantando para recoger recursos y quejándose de haber sido despojados de sus tierras por el conflicto armado.

Luego de comentar un poco sobre el asunto pensé en la dimensión tan terrible que tiene el desplazamiento por el conflicto en la periferia Colombiana. El desplazamiento, entre muchas otras consecuencias, genera un impacto en las prácticas culturales y sociales.

En mi ciudad natal, Cali, encuentro a diario personas que han sido desterradas de sus territorios y se han visto obligados a migrar hacia la urbe a causa del recrudecimiento del conflicto armado en nuestro país. Más de 6’000.000 de victimas, reporta el centro de memoria histórica, ha dejado el conflicto armado en nuestra nación; si tuviéramos la densidad poblacional de Dinamarca, todos hubiéramos sufrido la crudeza del enfrentamiento armado.

Por otra parte, según el informe “¡Basta ya!”, el 90% del conflicto armado se concentra en la periferia, lejos de los centro de poder. Lejos del palacio de Nariño, lejos de el club el nogal, lejos del congreso de la república. Muchos de los citadinos no sufrimos en carne propia lo que los Emberá y cientos de miles de personas han sufrido y sufren a diario. A los desplazados no se les vulnera únicamente al ser despojados de lo que construyeron toda una vida, sino al ser humillados, golpeados y por de bajeados por un conflicto que perdió sus causas, su razón de ser e ingresó a un plano meramente económico basado en las actividades ligadas al narcotráfico.

En otro escenario, Santos y Zuluaga se disputan ferozmente la presidencia de la república, con maniobras cada vez más sucintas pero efectivas llamando a las emociones y al sentimentalismo patrio. Todo lo anterior en el contexto de una segunda vuelta que promete dejar por el piso, aún más, la credibilidad de la clase política colombiana. Se ha visto de todo en los últimos dos meses, injurias, infiltraciones, videos comprometedores, acusaciones sin pruebas, entre otros elementos circenses que hacen parte de lo que hoy se ha convertido la política en Colombia. No obstante, hay que ser completamente realistas y tener en cuenta el contexto en el que se enmarca un momento coyuntural de prima importancia como este; un momento donde como país nos vamos a jugar no sólo la persona que nos dirigirá políticamente el próximo cuatrienio, sino el futuro de la resolución del conflicto que aqueja al país hace más de 50 años. Así Zuluaga haya cambiado de postura durante la semana pasada, creo que muchos sabemos que él se enmarca en una política guerrerista propia de su mentor Álvaro Uribe. Por otra parte el candidato Presidente Juan Manuel Santos le apostó a los diálogos hace dos años y los ha mantenido contra viento y marea así como también los convirtió en su caballito de batalla buscando la reelección presidencial. En materia Económica y social no se distinguen mucho, pero creo que el país hoy se está jugando la metodología para afrontar el problema que ha dejado más de 220.000 muertos y como ya lo comenté, millones de víctimas a lo largo del territorio nacional, sin contar los frenos a la economía y el desarrollo nacional.

La izquierda en cabeza de Clara López e Iván Cepeda por una parte y por otra de Jorge Robledo, claramente más radical, ha tomado rumbos distintos. López y Cepeda le apuestan a la paz de Santos y Robledo y la izquierda más radical al abstencionismo y al voto en Blanco.

Ambas posiciones son completamente entendibles y respetables. Pese a esto Robledo ha recibido un sin número de críticas por inconsecuente y dicen en algunas columnas que se pifió. Creo que lo que hace el senador es algo muy respetable, y por demás consecuente con su caudal electoral.

En ese orden de ideas, mi posición va más allá de filiaciones partidistas o alistamientos programáticos. Hoy soy crudamente pragmático. En contraposición a William Ospina que palabras más palabras menos dijo que, es preferible tener arriba al Ubérrimo Uribista porque es el “malo conocido” que a un camaleónico Santos que sería el “bueno por conocer”. Quiero decirle que también hay élites mafiosas que han querido gobernar las naciones y durante ocho años, Uribe, demostró, entre otras cosas, una marcada contravención hacia las leyes, la institucionalidad y los contrapesos políticos dejando muy frágil la institucionalidad de la nación.

Mi invitación es apostarle a la paz, apostarle a no ver más Emberá en las calles a causa del desplazamiento, fuera de sus territorios, desarraigados de sus prácticas y con un dolor de patria inconmensurable; un dolor que muchos de nosotros los citadinos no alcanzamos a sentir ni entender. Atado a esa invitación, les tengo otra aún más importante; ser políticamente activos y responsables durante el próximo cuatrienio. Así y sólo así vamos a empezar a recorrer un largo camino que apenas se está acordando en La Habana. Votar por la paz no es sinónimo de agachar la cabeza y someternos a las directrices Santistas, es apostarle a los diálogos, a una salida negociada a más de 50 años de dolor y comprometernos con nuestra nación, esta que sólo vamos a construir haciendo oposición efectiva, siendo activos y comprometiéndonos con nuestra tierra del olvido.

domingo, 1 de junio de 2014

Ni hombres masculinos, ni mujeres femeninas

Columnista Hugo Andrés Arévalo González.
"Hombre y mujer no son más que significantes enteramente ligados al uso corriente del lenguaje", Jaques Lacan

Para controlar mejor: divide y etiqueta. Vuelve y juega: el capitalismo salvaje se arma de los discursos de género y orientación sexual para preservarse. Por ejemplo, basta con ir al supermercado para comprobarlo: ver la separación de alimentos para niños y niñas o mujeres y hombres, aunque sus componentes sean los mismos. Aunque no necesariamente esta división tenga ese fin conspiratorio, porque hay que reconocer que entran en juego factores de gustos y estéticas; sí habría que comprobar hasta qué punto hace parte de la voluntad propia de la persona, la necesidad de adquirir objetos o productos que no son necesarios para vivir; averiguar esto y evidenciar sino parte de un gusto sugestionado por la publicidad. Sigmund Freud insinuaba en el Malestar de la Cultura que: “La belleza no tiene utilidad evidente ni es manifiesta su necesidad cultural, y, sin embargo, la cultura no podría prescindir de ella”. Hasta qué punto, pues, esta necesidad de consumir tiene realmente qué ver con “lo bello” o lo “diferente” y gustamos de ella a través de los sentidos. Y sin embargo, resulta contradictorio para la lógica del capital salvaje -mas no para la de la sociedad, puesto que las necesidades sociales deben ajustar a las leyes y no al revés-, que el tema de géneros sexuales, se haya instaurado incluso en las economías, en un modelo que pese a ser estrictamente conservador, lo vende todo. Es decir, ya hay personas que siendo excluidas por hacer parte de la población LGBTI, han aprovechado su situación, ya no solamente como marginados que desean hacerse valer y ser reconocidos, sino que buscan incursionar como un nicho de mercado con una propuesta de negocio en la nunca antes tuvieron posibilidades de emprender a no ser de forma clandestina (Ver ejemplo).

En un sistema que margina a minorías –aunque sean la mayoría- por su origen étnico, clase social, color de piel y de orientación sexual; se entretejen discursos de dominación y segregación de quienes desean conservar el control –violencia a costa de todo para que las cosas se mantengan como creen que deben ser-, por encima de los discursos de reivindicación de aquellos olvidados o quienes van naciendo después de nacer, es decir, la ley de doble moral cae sobre aquellos que ahora tienen nuevas necesidades individuales o colectivas, y que su sistema obsoleto no los satisface por prejuicio, desconocimiento y egocentrismo.

Me decía mi colega Daniel Alzate a través de Facebook hace un tiempo, que yo había sido “llamado” para un comentario suyo en el que el día del hombre en Colombia, le hacía pensar qué era realmente ser un hombre. Eso me dio pie para escribir algo que venía pensando hace rato.

Desde la biología, el hombre a diferencia de la mujer, es lo que es por sus órganos genitales. En el reconocimiento legal, los términos de hombre o mujer, por consecuencia, van ligados a su encadenamiento biológico, que se reduce al reconocimiento como “persona”, en este caso “persona natural”: “Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición” (Ver Artículo 74 del Código Civil). Y quizá se traba un poco la explicación si la persona nace hermafrodita y su deseo es ser reconocido ya sea como hombre o mujer. Tal es el caso de Claudette, una prostituta intersexual de Suiza: "nacido con genitales masculinos y femeninos, los padres de Claudette le asignan un género masculino cuando ella nació en Suiza en 1937, cuando el ser hombre era una clara ventaja. A lo largo de su vida, el género ha tenido un papel importante en la identidad de Claudette, aunque no definitorio: 'nunca me sentí mal por ser hermafrodita, son los otros que tienen un problema con él, no yo', dijo Claudette Delrieu. '... Siempre me he sentido como una niña y yo vivido mi vida en consecuencia. Tengo el sexo de los ángeles, ¿por qué iba yo a estar avergonzado de ella?'” (ver crónica completa). Esto supone que más allá de lo biológico, el lenguaje y la conciencia nos permite definir cómo nos vemos y construimos el mundo.

Por su parte, el biólogo chileno, Humberto Maturana, habla de cómo las cualidades maternales son las que nos han permitido sobrevivir y de una manera sana. Sin embargo estas cualidades, van en contravía de lo que debería ser el “mero macho” posicionado en la cultura patriarcal, es decir, el “hombre” muchas veces es entendido como: el líder, el seguro, el fuerte, el musculoso, casanova; desde luego, las concepciones pueden variar. Ajustándonos al “hombre macho”, resulta curioso, como lo menciona Henry Murraín Knudson de la Corporación Corpovisionarios en un foro de Cultura ciudadana en Cali, que: en “esta cultura de ‘machos’, la mayoría de los que golpean a sus parejas, son hombres inseguros”.

Este concepto de hombre “macho” es una receta que generalmente se cocina en la familia, por lo que el término “hombre” así como el de “mujer” y todo de lo que de ellos como seres se espera que sean, tiene una importancia vital en cómo son educados desde el núcleo familiar. Maturana menciona la importancia del rol maternal del padre y cómo la visión competitiva dentro de las familias, atenta a la vida sana: “yo distingo entre papá y padre. El papá es como la mamá. Si hay papá, por supuesto que es absolutamente necesario porque es una mamá masculina, y es porque la mamá femenina desaparece completamente. Pero el padre es una figura de la cultura patriarcal: es autoridad, exigencia. Y este padre, de nuestra historia, digamos, 40 años atrás, estaba en un conflicto: por un lado quería ser papá, pero por otro lado quería ser padre, quería representar la autoridad” (ver entrevista completa).

A su vez, la abogada mexicana Karla Lara, expresa que “el papá ha tenido roles dictados por la historia, la cultura y la costumbre: proveer, orientar, disciplinar, sostener emocionalmente a la madre, etc., pero son actividades que no son exclusivas del papá, como tampoco es exclusivo de la mamá el amar y formar a los hijos, porque todas las actividades alrededor de un bebé o de un niño, pueden y en el mejor de los casos, deben compartirse entre la pareja" (ver nota). Lo anterior, permite ver que diversas actividades o responsabilidades son asexuadas, es decir, un padre no va a dejar de ser padre por lavar la loza o trapear, así como una madre no será un padre por conducir carro o por trabajar para sostener a su familia.

Estos roles de padre y madre tienen que ver directamente de cómo percibimos y qué esperamos también del carácter de lo masculino y lo femenino y de cómo su instalación social, mediante roles, nos permite libertades pero también nos pone límites.

El sociólogo Anthony Giddens, ofrece al respecto una mirada no menos valiosa: “los grupos de estatus conllevan por lo general a un estilo particular de vida, es decir, pautas de comportamiento que siguen sus miembros. El privilegio que concede una posición puede ser positivo o negativo”, así, este estatus, funciona como una marca de caracterización social” (ver libro Sociología), lo que implica que debe haber indiscutiblemente una identificación en la sociedad que permita reconocer al individuo entre todos sus semejantes, porque así como la ley tiene como fin la igualdad de condiciones, también debe reconocer al individuo por ser lo que es sin anularlo o invisibilizarlo.

Un hombre no deja de ser hombre por ser considerado metrosexual o por tener comportamientos “amanerados” o una voz aguda, por ejemplo. O una mujer no será menos mujer por vestirse diferente al promedio de su género, o por tener comportamientos “toscos” o “bruscos” o por no maquillarse nunca.

Los prototipos de orientaciones sexuales y géneros están tan marcados dentro de la sociedad, que pareciera imposible salir de ella sin que nada tuviese una explicación con dichas connotaciones. Grandes aciertos tuvo Freud al mirar en el desarrollo evolutivo y biológico del ser humano, la instauración de un sistema psíquico que surgió por el paso de animal a hombre en el que un poco de represión o sublimación (e incluso hipocresía), son necesarias para sobrevivir en comunidad, y a su vez, el exceso de estas prácticas dentro de la cultura y la civilización, facilitaron la aparición de afecciones y patologías que no afectan normalmente a los animales. El éxito de Freud, está en haber identificado lo sexual como uno de los grandes tabúes, lo que carga consigo múltiples tensiones tal y como lo señalan los asexuales: "dentro de una sociedad naturalmente obsesionada con el sexo, para algunos podría resultar increíble que algunas personas simplemente no están interesadas en el sexo" (ver completo).

Ese rechazo por orientaciones sexuales, se vive incluso dentro de algunos círculos LGBTI, donde los transexuales son quienes han sido más violentados. Tal es el caso de “Catalina Ángel, una transgenerista de 27 años” a quien no dejaron entrar a Theatron, la discoteca gay más grande de Bogotá. Según “Federico Mejía Álvarez, abogado y experto en temas de género , explica que en ‘esta exclusión interna, un hombre gay que se siente "muy masculino", puede llegar a discriminar a otro hombre gay porque es muy femenino, es decir, las lógicas de los heterosexuales se reproducen en las lógicas de los homosexuales’ (ampliar informe).

El rechazo a las orientaciones sexuales, también parte desde la mirada de algunos psicólogos y psicoanalistas que consideran a algunas o todas esas tendencias como perversiones. Los bisexuales, por ejemplo, son considerados como personas que no deciden ser abiertamente homosexuales. Lo que supone entonces que detrás de su investigación, hay un discurso que intenta posicionarse como dominante y que invalida el reconocimiento de todas aquellas personas que difieran a su explicación. Así lo confirma el psicoanálisis freudiano retomado por Jacques Lacan: “en la represión Freud distingue el conflicto, en el interior del sujeto, de la bisexualidad (lucha narcisística para mantener su virilidad y suprimir, reprimir la tendencia homosexual)” (ver Seminario No. 1).

Por el contrario, Carl Jung, ex discípulo de Freud, tiene una visión quizá más “mística” y no por ello menos enriquecedora con su concepción del anima, alma femenina en el hombre, o animus, alma masculina en la mujer. Jung dice que el ser humano tiene ambas tendencias: lo masculino y femenino; y una de las grandes crisis en el hombre, es darse cuenta en algún momento pese al dolor de su ego, debe aceptar que tiene una esencia femenina (ver el problema de la mitad de la vida).

El tomar el carácter dual de la sexualidad ya no sería más un tema de denotación social, sino de carácter humano casi místico en el sentido de la evolución individual; así lo sugiere Dante en la película Martín Hache (Aristarain, 1997): "me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo a una mente que los mueve y que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente Hache, yo hago el amor con las mentes, ¡hay que follarse a las mentes!" (ver fragmento).

El psicólogo y psicoanalista Luis Tamayo Pérez, a su modo de ver, considera que: “El sujeto no es masculino ni femenino. Es un efecto significante, ubicable en una red significante, cultural e histórico por ende. Ubicarlo de otra manera, como se hace habitualmente, es simplemente una falta de rigor. La mujer no existe, esa madre completante es sólo una fantasía, un objeto perdido que nunca se tuvo. Una fantasía. Y el hombre, ese dechado de potencia y poder, ese dotado de los órganos de la generación, ese padre ideal que puede conducir familias y legiones sin dudar y con eficacia… es sólo una ilusión digna de los hermanos Grimm. Y respecto a los sexos, esos definidos por su objeto de amor, tal como lo plantea Freud en sus Tres ensayos de teoría sexual, son muchos: heterosexual, homosexual, trasvestista, transexual, voyeur, sádico, masoquista, etc. Ese jardín de las delicias es realmente exuberante. No considero correcto confinarlo en un modelo bipolar” (ver análisis).

Cada persona es libre de adoptar una moralidad que le haga ser consecuente y responsable de las determinaciones que tome para su vida sin perjudicar a los demás. En esta visión ética y moral, la persona apropiada de su fiel pensar y actuar sano, daría ejemplo a los demás: cambiaría la estructura social desde su propio ejemplo. En este sentido, nos encontraríamos con un nuevo ser humano, revolucionario antes que a los demás; a sí mismo, para iniciar la difícil empresa que es vivir.

Mi colega Silvia Dangond Gibsone, fue la chispa para desarrollar este texto. Basado en su columna ‘Redefiniendo la masculinidad’, pensé que una vez adaptada la revolución (aceptación y trabajo) del sí mismo para permear el colectivo, es necesaria luego la toma de las banderas de la reivindicación de la mujer ante la agresividad del hombre o de quienes creen ser hombres cuando actúan de manera agresiva: “el significado de la masculinidad y los comportamientos negativos, agresivos e irrespetuosos ligados al concepto, están tan arraigados a la cultura de los hombres que es necesario permitirles un espacio donde se sientan seguros para que puedan hablar y liberarse de las cargas sociales asociadas a ‘Ser hombre’”.

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