miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un fantasma peligroso

Por Vladimir Rouvinski.
Profesor del programa de Ciencia Política con énfasis en relaciones internacionales
Director del CIES
Universidad Icesi - Cali

La publicación de la declaración de Al Qaeda en ocasión del aniversario de los ataques contra las Torres Gímelas en Nueva York, tiene como propósito enviar un mensaje a los gobiernos del mundo que -a pesar de la muerte de Osama bin Laden- las ideas del terrorista más famoso de los tiempos modernos siguen vivas. Por otro lado, dicha declaración también representa un intento por vincular al grupo terrorista a los movimientos emergentes en Medio Oriente, señalando que los resultados alcanzados por estos durante la “primavera árabe” son consecuencia de “los sacrificios” hechos por bin Laden y otros integrantes de Al Qaeda.

Los ataques del 11 de septiembre, si bien no cambiaron las reglas de juego en la sociedad internacional, han demostrado con claridad un problema que enfrentan los Estados contemporáneos. Se trata del impacto que poseen las organizaciones terroristas transnacionales en las relaciones internacionales que afecta las capacidades de los Estados para responder, de manera eficaz, a los retos que representan grupos como Al Qaeda en un sistema internacional formado por y diseñado para los estados soberanos y que resulta infructífero en los escenarios que buscan a desarrollar los terroristas.

La guerra contra Afganistán que Al Qaeda forzó a los Estados Unidos a iniciar, es la evidencia clave de que los terroristas transnacionales saben aprovechar la debilidad de los actores estatales. Esto ocurre en un contexto en el que la distribución del poder en la arena internacional está cambiando y ya no existe la misma aceptación de normas y prácticas en el ámbito internacional. Parecería que lo que Al Qaeda comienza a buscar no es la continuidad de las actividades terroristas, sino una cierta legitimización de su poder, aprovechando los cambios en Medio Oriente. El terror se convierte, entonces, en una fantasma, un fantasma peligroso para el futuro del sistema internacional.

Artículo publicado en la edición impresa de ElPaís.com.co el domingo 19 de agosto de 2011.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Gubernamentalidad Neoliberal colombiana, su inducción represiva

Por Carlos Duarte.
Profesor del programa de Antropología
Universidad Icesi - Cali
Miembro del Centro de Pensamiento Raizal.

(Ver en Medvedkino)

A propósito de la Ley de víctimas: recordando la fase de introducción armada del actual modelo de gubernamentalidad neoliberal colombiano, a pesar de los dispositivos de olvido oficialistas.

La aprobación e implementación de la Ley 1448 de 2011 definirá el contexto del campo colombiano en los años a venir. Pero además, se supone que la Ley de Víctimas dotara a la sociedad colombiana de una política de Estado que reconocerá y garantizará los derechos de las víctimas y de la sociedad impactada durante décadas por graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario.

Medvedkino hace parte de: LA DIREKTA Es en referencia este último aspecto al que nos queremos referir brevemente. ¿Cuál es la relación entre la consolidación de una gubernamentalidad neoliberal y una política de atención a las victimas del conflicto? Evidentemente, el punto de articulación tiene que ver con los dispositivos de la memoria. ¿Qué recordaran las generaciones futuras? y ¿Cuáles serán los códigos para interpretar la historia reciente del país? En este sentido, cuando el recordar esta mediado por una indemnización económica estamos directamente en el campo de una gubernamentalidad neoliberal. Neoliberalismo es hacer de si mismo un empresario, un “empresario de si”. De acuerdo con el Nacimiento de la Biopolítica de Foucault, lo que el neoliberalismo, en su vertiente norteamericana pretende, es “[…] ampliar la racionalidad del mercado, los esquemas de análisis que dicha racionalidad presenta, y los criterios de decisión que ésta implica, a ámbitos no exclusiva ni predominantemente económicos: la familia y la natalidad, pero también la delincuencia y la política penal”. En este caso, el aspecto a ser digerido bajo los intereses del mercado son los dispositivos de “la memoria”. Cuando lo que se recuerda esta limitado por los bordes de una indemnización monetaria, fijada además bajo los términos de una tecnocracia judicial sustentada en “[…] enterrar definitivamente a los muertos” (Ver en Video No 4. La política oficialista del olvido (08:40 minutos), estamos hablando de la legitimación de una política del recuerdo cómodamente instalada en los terrenos del neoliberalismo.

De otra parte, en esa dinámica de recordar por fuera del mercado es imprescindible no olvidar que la fase actual de gubernamentalidad neoliberal no ocurrió solamente bajo los avatares del mercado mismo o la confrontación discursiva; su imposición hegemónica debió implementar además, toda una ofensiva militar y una concepción clasista de la justicia sobre los adversarios del campo político (Ver videos No 3 y No 2). Dicho adversario a lo largo de la década de los 80s – 90s serian las estructuras sindicales y los dirigentes sociales en defensa de los bienes públicos y las autonomías territoriales locales y regionales (Ver video No 4).

Comúnmente y sobre todo desde los discursos oficialistas se apela al equilibrio autónomo del mercado como máxima política, sin embrago dichas afirmaciones tienden a ocultar que liberalismo y neoliberalismo no son lo mismo. El problema del liberalismo es “[…] como una sociedad política puede dividirse para introducir un espacio ‘libre’ que seria el del mercado” (Foucault 2004:137)”; sin embargo el problema del neoliberalismo es el contrario, “[…] descubrir como puede arreglarse un ejercicio global del poder político bajo los principios de una economía de mercado. No se trata, entonces, de liberar un espacio vacío, sino de articular y proyectar sobre un arte general de gobernar los principios formales de una economía de mercado” (Ibíd.).

Si comprendemos estas diferencias podremos observar como se cierra el modelo neoliberal de gobierno para el caso colombiano, (Ver video No 4 “Eliminación de los obstáculos al programa económico neoliberal por medio de la judicialización de la protesta social” (03:00 minutos) y “La represión disciplinaria” (04:05 minutos)). Entonces bajo una gubernamentalidad neoliberal no solamente es importante el desplazamiento de los intereses políticos hacia los ordenes pragmáticos de la economía, al mismo tiempo el neoliberalismo necesita de “[…] una política activa y extremadamente vigilante” (Foucault Op. Cit.:138). Dispositivos de disciplinamiento que en el caso colombiano se articularon con las fuerzas armadas y el sistema judicial. Por paradójico que parezca, el neoliberalismo es una economía de mercado sin laissez-faire, es decir: una política activa sin direccionalidad. El neoliberalismo, por lo tanto se establece al contrario del laissez-faire, bajo el signo de una vigilancia y una actividad de intervención permanente. Es posible encontrar en todos los textos de los neoliberales abordados por Foucault “[…] la tesis de que el gobierno bajo un régimen liberal es un gobierno activo, es un gobierno vigilante, es un gobierno intervencionista, y lo hace con formulas que ni el liberalismo clásico del siglo XIX, ni el anarco-capitalismo estadounidense contemporáneo podrían aceptar” (Ibid.). Es así como la introducción del modelo neoliberal de gobierno bajo el cual se termino con el proyecto del Welfare State criollo, tuvo que pasar necesariamente por la eliminación de las barreras sociales que se mostraban contraria a su lógica privatizadora y de adelgazamiento de lo público.

En este contexto los invitamos a repasar el modelo de inducción armado y jurídico del actual modelo neoliberal de gobierno, recordando la obra del reconocido abogado y defensor de las causas sindicales Eduardo Umaña Mendoza, justo en el momento de su implementación sistemática, a lo largo de las décadas de los 80s y 90s. Desde el punto de vista de la obra práctica de Umaña, podremos rastrear el transito desde un ciudadano sujeto de derechos -homo juridicus-, el cual se organiza políticamente para demandar reformas democráticas y participativas en la toma de decisiones estatales, hacia su progresiva sustitución, desde el punto de vista técnico estatal, por la figura neoclásica del “homo œconómicus”. En este marco de relaciones un modelo neoclásico o neoliberal de gobierno, se constituye bajo la dualidad entre libertad y represión, de un lado propende por la libertad de las fuerzas del mercado, y del otro lado introduce los dispositivos de control estatal necesarios, para mantener un escenario propicio para la acumulación.

AUDIOVISUALES EDUARDO UMAÑA MENDOZA
Para ver los 4 audiovisuales con su respectivo counter temático por minutos, hacer Click Aquí para ir al sitio Medvedkino - LaDirekta (Etnografía Audiovisual Colombiana)

sábado, 17 de septiembre de 2011

Poder: entre la imposición y el control

Columnista Adolfo A. Abadía.

Reseña girará en torno a dos textos. Primero sobre el capítulo “La interdependencia en la política mundial” del libro de Robert Keohane y Joseph S. Nye (1988): Poder e interdependencia: la política mundial en transición; segundo, sobre el capítulo “El poder y la fuerza o de los medios de la política exterior” del volumen 1 del libro de Raymond Aron (1985): Paz y guerra entre las naciones v.1: Teoría y sociología.

En esta reseña mostraré ¿Qué diferencias o/y semejantes se puede identificar, en lo relacionado con la interpretación del concepto de poder, en los textos de Aron y Keohane & Nye?

Raymond Aron (1985): Paz y guerra entre las naciones v.1: Teoría y sociologíaLa concepción de poder en cada autor tiene unas sutiles diferencias. Por un lado, mientras que Raymond Aron (1985) distingue entre poder y potencia, en tanto a que considera el poder como una relación humana y la define como la “capacidad (de un individuo) de hacer, producir o destruir […] pero, por encima de todo, de influir sobre la conducta o los sentimientos de otros individuos” (Aron, 1985:79), luego, las relaciones de poder entre Estados las denomina potencias y la define como la “capacidad de una unidad política para imponer su voluntad a las otras unidades” (Aron, 1985:79). Por el otro lado, Robert Keohane y Joseph S. Nye (1988) sostiene que el “poder puede pensarse (también) como la habilidad de un actores para conseguir que otros hagan algo que de otro modo no haría […] también puede concebirse en términos de control sobre los resultados (Keohane, 1988:25).

En congruencia con lo anterior, Aron manifiesta una definición de poder congruente a lo que él considera la línea de conducta de los actores en la política internacional, es decir, un “choque constante de voluntades, ya que está constituida por relaciones entre Estados soberanos que pretenden determinarse libremente. En tanto que estas unidades no estén sometidas a leyes o a un árbitro, serán, como tales, rivales puesto que ninguna de ellas se ve afectada por la acción de las otras, cuya intensiones sospecha inevitablemente” (Aron, 1985:80). Sin embargo, Keohane y Nye no comparten que la postura que condiciona que el comportamiento de los Estados se encuentre “dominado por el constante peligro de un conflicto militar” (Keohane, 1988:17), sencillamente, debido a que fuerza militar es “ineficaz frente a ciertos problemas, (luego) la noción convencional de poder carece de precisión” (Keohane, 1988:21), así, y considerando la evaluación de la relación costo y beneficio, “no existen garantías de que los medios militares sean más eficaces que los económicos para lograr un propósito dado” (Keohane, 1988:32).

Robert Keohane y Joseph S. Nye (1988): Poder e interdependencia: la política mundial en transiciónEn Aron el concepto de poder entre los estados puede tomar dos formas: 1. Potencia defensiva como la capacidad de una unidad política para no dejarse imponer la voluntad de las otras; y 2. Potencia ofensiva como la capacidad de una unidad política para imponer a los otros su voluntad (Aron, 1985:80). De lo que desprenden la manifestación del poder en tiempo de guerra depende sobre todo de la fuerza militar y del empleo que de ella se haga, el poder en tiempos de paz depende también de medios, cuyo empleo es admitido como legítimo, en cada época, por las costumbres internacionales (Aron, 1985:91). Keohane y Nye no distinguen dos modalidades de actuar de los estados sino que interpreta su comportamiento como una interdependencia: “dependencia mutua. En política mundial, interdependencia se refiere a situaciones caracterizadas por efectos recíprocos entre países o entre actores en diferentes países […] donde existen efectos de costo recíproco en los intercambios” (Keohane, 1988:19). Luego este comportamiento presenta dos matices, según Keohane y Nye: sensibilidad y vulnerabilidad. Sensibilidad implica grados de respuesta dentro de una estructura política que puede ser tanto social o política como económica (Keohane, 1988:26). Y vulnerabilidad que puede definirse como la desventaja de un actor que continua experimentando costos impuestos por acontecimientos externos aún después de haber modificado sus políticas (Keohane, 1988:28).

En este sentido, el concepto de poder varia en los textos acorde al comportamiento base de los Estados. Por un lado, en Aron, se destaca al poder como la capacidad de imposición de los Estados de la que se desprende dos opciones: 1. la imposición de una voluntad y 2. La defensa a la imposición de una voluntad ajena. Por el otro, en Keohane y Nye, se destaca al poder como la habilidad de persuasión para que los Estados entren en una relación de interdependencia. Estas relaciones de dependencia mutua pueden ser (a) sensibles, según la forma de respuesta de los Estados, o (b) vulnerables, según la asimetría de la relación misma de los Estados.

Bibliografía

ARON, Raymond (1985). “El poder y la fuerza o de los medios de la política exterior” en Paz y guerra entre las naciones v.1: Teoría y sociología. Madrid: Alianza Editorial.

KEOHANE, Robert y Joseph S. Nye (1988). “La interdependencia en la política mundial” en Poder e interdependencia: la política mundial en transición, colección de Estudios Internacionales, pp. 15-38. Grupo Editor Latinoamericano -GEL

El tercer sector y la bidireccionalidad entre ciencias sociales y administrativas

Por David Muñoz Aristizabal.

La relación y el aporte de los conceptos del pensamiento administrativo y la gerencia social en la formación de científicos sociales parten de una conexión constante entre las ciencias administrativas y las ciencias sociales en sus procesos de consolidación disciplinar. Los desarrollos de estas dos disciplinas fluyen paralelamente a cambios constantes en la sociedad, determinándose mutuamente.

El pensamiento administrativo parte de la sistematización de prácticas, “entendida (ésta) como todo acto rutinario establecido por un grupo humano en el orden de la técnica, la religión, la economía o la política” (Podestá y Jurado, 2003: 82), que produce un saber especifico de acuerdo a los medios usados y en consistencia con sus propios fines. Este saber comienza a echar raíces en el contexto de la Revolución Industrial, la cual trajo consigo la expansión, crecimiento y diversificación de las industrias, imponiéndole a sus administradores “la necesidad de optimizar sus procesos, de ‘organizar la casa’, pues si bien existían los medios económicos para que la industria subsistiera, la idea era que produjera los mejores resultados posibles y que continuara creciendo” (ibíd., 2003:84). Las prácticas y cambios que implicó la Revolución Industrial hizo que la sociedad pasara de ser ‘tradicional’ (con una forma de producción en la que el trabajo y el hogar estaban unidos) a ser de ‘autoridad central (en la que imperaba las relaciones feudales) y finalmente a ser la ‘sociedad de mercado’ en la que la competencia profundizó la necesidad de saberes que hicieran más competentes a las industrias y empresas.

El primer contacto explicito entre las ciencias administrativas y las ciencias sociales ocurrió a partir de la descomposición social catalizada, según las ciencias sociales, por la relación entre burguesía y proletariado en el capitalismo en auge, lo cual se expresó en fenómenos como pobreza, mendicidad y desarticulación familiar, emergiendo así un nuevo campo de problemáticas sociales denominado ‘cuestión social’, sobre la cual la cual se trató de generar relaciones de producción equilibradas, estables y “funcionales al capitalismo” (ibíd., 2003:94). Así pues, la ‘cuestión social’ surge como un objeto de estudio para las ciencias sociales en (y en sí para) el mundo capitalista, introduciendo una relación en la que las ciencias administrativas beben de las ciencias sociales para menguar los efectos negativos del capitalismo, o por lo menos comprenderlos, planteando una direccionalidad diferente en la relación que trae a lugar la pregunta de este ensayo, la cual se hace aun más explícita en la década de 1930 con los aportes de Mayo al pensamiento administrativo con un enfoque más humanista y cercano a la ‘Cooperación’ introducida por el clero católico.

Esta direccionalidad se mantiene posteriormente cuando la teoría administrativa toma conceptos y variables propios de los estudios sobre el comportamiento humano y organizacional como la motivación, liderazgo, trabajo en equipo y comunicación (ibíd., 2003:96), entre otros, lo cual permitió explicar dinámicas sociales propias de estos entornos de una forma diferente a la que la perspectiva administrativa ofrecía.

El cambio en la direccionalidad de la relación entre ciencias sociales y administrativas se consolida a partir del surgimiento del tercer sector. Éste emerge a partir de la crisis del Estado de Bienestar en la que por la gran cantidad de funciones que este cumple y demandas que atiende. Todo esto queda reducido y expresado en forma de bienes y servicios para la población, luego para propender por el consumo pleno de estos y así mantener dinamizado al capitalismo. En este sentido, el Estado se ve obligado a reducir sus funciones, cediéndoselas al mercado, es decir, a entes privados, generando formas de tercerización o simplemente la salida del Estado de un mercado especifico. Surge así un incipiente Estado Neoliberal, el cual, además de lo anterior, plantea la desregularización del mercado por parte del Estado.

Sin embargo, se producen tensiones entre el mercado y la población, llegando en cierta forma a reintroducir los fenómenos de descomposición social cuyo principal regulador había sido el Estado, pero debido a las dinámicas de reducción del mismo ya no actúa de la misma forma frente a estos fenómenos. Aquí es donde el tercer sector surge para paliar los efectos negativos de las tensiones entre el mercado y la sociedad, alimentados por la retirada del Estado de este tipo de roles. Este sector es “el ámbito de las organizaciones sociales, solidarias, cooperativas y voluntarias que son privadas, pero que no se rigen necesariamente por las mismas normas, objetivos e intereses de la empresa privada, que también son públicas en la medida que actúan en relación con problemáticas de orden global tradicionalmente asignadas al dominio de lo estatal” (Sánchez de Roldán, 2002:2)

Las organizaciones del tercer sector, encabezadas principalmente por científicos sociales, introducen la gerencia de lo social como forma de acción, por lo cual aplican saberes propios de la gerencia y administración sobre lo social. Inicialmente, la incipiente gerencia social aplicó sus técnicas, teorías y prácticas a su objeto de trabajo y de acuerdo a los fines propios de las ciencias administrativas, como son “maximizar su eficiencia y eficacia y por tanto su productividad” (ibíd., 2002:3). El saber administrativo tradicional se ha orientado a la división y organización de las operaciones dentro de contextos laborales específicos que integran los procesos de producción, que son cada vez más complejos. Esto es sintetizado por Aktouf como “la amalgama de lo que se espera de cada uno de los sucesivos especialistas, según la necesidad del momento” (ibíd., 2002:5). Sin embargo, por un lado, surge la necesidad de ampliar “las fronteras del pensamiento Administrativo Tradicional” (ibíd., 2002:18) a partir de la indagación introspectiva de las empresas sociales, identificando sus características, contextos de aplicación, dimensiones y relaciones con la sociedad, lo cual es un primer paso en la consolidación de la Gerencia Social. Ésta es definida por Elssy Bonilla como

“un conjunto de herramientas conceptuales, metodológicas, analíticas y operativas que constituyen un campo especifico de conocimiento y habilidades para garantizar una gerencia transparente y eficiente en los procesos de las políticas, los programas y proyectos sociales. Esto incluye entre otras destrezas la capacidad de identificar y definir los problemas sociales, de generar los procesos interinstitucionales y de propiciar y facilitar la participación de los usuarios en el diseño y ejecución de los programas” (ibíd., 2002:20)

Esta definición no contempla la condición de su contexto de aplicación y su volatilidad y cambio constante de sus variables que otras definiciones si contemplan, introduciendo un cambio en la orientación de la Gerencia Social hacia algo diferente a la aplicación mecánica del saber administrativo tradicional a un nuevo objeto, como es la sociedad.

El aporte y relación de los conceptos estudiados del pensamiento administrativo y la gerencial social, generando un mutualismo entre las ciencias administrativas y las ciencias sociales. Sin embargo, específicamente, las ciencias administrativas han nutrido a las ciencias sociales en un ejercicio específico de estas, como puede ser la Gerencia Social. Ésta relación direcciona el trabajo de las ciencias sociales a resultados específicos determinados en los distintos proyectos que se proponen dentro del tercer sector (o fuera de éste), que buscan repercutir sustantivamente sobre la sociedad. Orientan a las ciencias sociales a “salir del escritorio”, a llevarlas a no solo a explicar cómo funciona la sociedad y explicar sus problemas, sino a proponer formas de actuar sobre los mismos, llevando ese saber de la teoría a prácticas para la transformación de realidades sociales concretas.

Decir que la relación entre ciencias sociales y administrativas es bidireccional sería quedarnos en términos abstractos. Esta relación es complementaria. Las ciencias sociales dan cuenta de los procesos sociales de forma que las ciencias administrativas no logran por si solas por la misma naturaleza de sus objetos de estudio. Los aportes de las ciencias administrativas introducen en las ciencias sociales formas de acción para transformar su propio objeto de estudio orientadas a resultados y que aterrizan sus conocimientos en un contexto practico de aplicación especifico según el proyecto.

Bibliografía

PODESTÁ, P. y Jurado, J. (2003). “Fundamentos del Saber Administrativo”. ESAN. En: Cuadernos de Difusión. Año 8. No. 15. EAFIT. Medellín.

SÁNCHEZ DE ROLDÁN, Karem. (2002) “El desarrollo de habilidades gerenciales para el tercer sector: un marco conceptual y una metodología”. En: Cuadernos De Administración. Universidad Del Valle. N 27/ Marzo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Carta atemporal compuesta

Columnista Pandora.

(presente) Quiere compañía, quiere pasión, quiere locura, quiere sentirse segura, quiere seriedad, quiere distancia y quiere cercanía...

Quiere besos jugosos y besos secos, besos con lengua, quiere besos mordidos… quiere tacto profundo, quiere penetración que la haga humedecer en demasía… quiere sexo (sencillo y salvaje) y quiere hacer el amor de vez en cuando

Quiere abrazar y ser abrazada, quiere sentir el olor del cabello mojado recién lavado… quiere preparar huevos revueltos y salchicha con prisa y comer encima de sus piernas afanadas...

Quiere silencios, quiere tertulias, museos, conciertos y miradas furtivas públicas… quiere tomar su mano y quiere apartar su cuerpo de vez en tanto… quiere un espacio entre sus canciones y uno en el porta cepillos de su baño...

¿Importa el porqué quiere todo eso? ¿Importa cómo se nombre el conjunto de todos aquellos requerimientos? ¿Importa que significa que quiera y quiera y no consiga?

(presente)(ENAMORAMIENTO)... aquella pretensión de obtener aquello que quieres de una persona caracterizado por una actitud, motivada principalmente por la emocionalidad y el instinto, pedante e incisiva que logra ganar cierta atención, y después de esto tratar de cumplir dicha pretensión...

¿Que intentas conseguir de mi cuando me dices que me quieres?

¿Te has preguntado que quiero de ti cuando te digo que quiero amarte y amarte a más no poder?

¿Qué es lo que más agoto de tu compañía? ¿Qué es aquello que nos agrada de nuestra compañía mutua?

(pasado/futuro) Tengo que decir, tengo que aclarar mi respuesta narcisista y es que me encanta la persona que soy cuando estoy contigo… me encanta la manera como me enloquezco cuando me desvistes, cuando lames mi espalda… me encanta sentirme sensual cuando gimo a tu oído...

Me encanta de mi, que te puedo hipnotizar con mis charlas largas y absurdas pero en algún sentido lógicas y argumentadas...

Me encanta darme cuenta de todo el teatro que monto cuando te sorprendo a la puerta de tu casa... mi pose, mi mirada, mi sonrisa coqueta...

(pasado/futuro) Por eso tu ausencia es tan insoportable. No soporto no ser la protagonista de las situaciones cotidianas como lo soy en situación de tu presencia… No soporto siquiera empezar a recordar que me metas la lengua a la boca y me excite sola en un baño donde nadie sabe que existo si quiera y menos que existo mojada y necesitada… No soporto la ausencia que soy en esa puta ausencia tuya que me aniquila...

Maldito individualismo, maldito egoísmo.

(pasado/futuro)... pero tengo que decir, y esto si para mis adentros inexistentes en los vicios voyeristas de los demás, que a veces amo que no seas yo y amaría el momento en el cual sienta que tu complejo y antipático ser se vuelve parte del mío y que en ese momento ya no quiera pensarme como me pensé cuando estaba enamorada de ti, como yo enamorada de mi + tu...

(presente)Esto ultimo por supuesto, cuando deje de comerlo a besos y decida enamorarme y después amarlo en un pasillo desaliñado y titilante que capture como se concentran mis deseos más sucios en cariñitos egoístas y después necesidades optimistas y dañinas.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Me acuerdo que no recuerdo

Por Daniella Trujillo.

No me acuerdo de algunas fechas especiales. No sé cuando cumple años mi hermano. Tampoco sé a qué edad hice mi primera comunión. No recuerdo el nombre de mi primera profesora. No sé cuando es el día de la madre. No estoy segura de lo que almorcé anteayer. Recuerdo unas cuantas fechas históricas, pero sólo debido a que me he visto en la obligación de hacerlo y además sería inaceptable para mi familia no poder nombrar algunos momentos mundiales memorables. Sé que Isabel Allende nació en 1942 y que el descubrimiento de América fue en 1492; esto lo puedo recordar puesto que sólo necesito cambiar el orden de los números. Todo lo que aprendo lo tengo anotado en varios cuadernos y cuando se me olvida alguna teoría puedo acordarme muy bien en qué lado de la página lo dejé escrito. Calle 13 nació el 23 de Febrero; lo sé porque empieza una de sus canciones diciendo: “nací mirando para arriba un 23 de Febrero” y yo, siempre la canto con mi fecha de nacimiento, un 4 de Febrero.

Ya darán cuenta pues, que no soy buena recordando algunas cosas. En mi mente tengo grabados sólo los momentos, lugares, palabras y situaciones más especiales e inusuales. Pero todo lo contrario le pasa a Ireneo Funes el memorioso. Este personaje, que hace parte de un pequeño cuento de Jorge Luis Borges, recordaba cada imagen que había visto y la diferenciaba de las muchas otras que iba conociendo. Para él no existían las generalizaciones ni las abstracciones. Cada frase, objeto, animal o persona era detalladamente memorizado por dicho individuo; incluyendo también el número de veces que los había recordado u observado.

FunesDe esta manera, en este escrito hay un sujeto que nos relata su visita hacia la ciudad de Fray Bentos, Uruguay. De ahí en adelante, él empieza a describir el paisaje que lo rodea y algunos callejones; hasta que llega el momento en que conoce a Funes. Desde ahí, el cuento se centra en mencionar y admirar las capacidades que Ireneo adquirió -luego del accidente- para memorizar todo lo que estaba a su vista. El percibir e imaginar eran dos actividades esenciales en la vida de este joven que, increíblemente diseñó todo un sistema de numeración; permitiéndole recordar así todo con mayor facilidad.

Para mí este hecho resulta más bien ficticio. Es ahí cuando recurro a los planteamientos del antropólogo colombiano Guillermo Páramo cuando realiza una discusión sobre la lógica de los mitos. En esta ponencia, Páramo llega a hablar de la ficción y, se refiere a ésta como “un discurso que describe mundos diferentes del real”[1] . Agrega también que, esos mundos están constituidos por leyes, que permiten vislumbrar lo que es posible y lo que no es admisible dentro de estos. Así es pues como, según Páramo, aquellos escenarios pueden estar llenos de contradicciones y ser al mismo tiempo no-triviales. Pero lo que más me llamó la atención en las afirmaciones de este antropólogo, fue poder entender que los mitos y las ficciones muestran, ante todo, cómo es el mundo para una comunidad o para el hablante. Luego, es a partir de sus relatos podemos darnos cuenta de la manera como los sujetos perciben lo que les rodea y empiezan a orientarse a través de esa forma como entienden su mundo. De esta manera, estos individuos pueden encontrar para ellos un lugar en aquel mito o ficción e igualmente pueden vivir aquello que se narra y se describe ahí.

Con el cuento de Borges, podemos hacernos una idea del paisaje y de la geografía allí especificada por el narrador. Sin duda está cargada de “contenidos reales” logrando así que cada lector pueda tener un punto de referencia en el que se vislumbran ciertas verdades. Los callejones, la tormenta o la descripción que hace de Funes la primera vez de su encuentro, resultan hechos y nociones próximos a nuestra realidad. Pero cuando continúa con su relato, empieza a desdibujarse lo no-ficticio de lo ficticio. La impresionante memoria de Funes resulta –a mi modo de ver– una cualidad casi sobrenatural, pues excede las capacidades de cualquier ser humano común. Creo que soy la antítesis de Funes. No tengo la esperanza de recordar cada hoja de cada árbol de cada monte. Por ahora me conformo con recordar que tengo que entregar próximamente este ensayo. No soy Funes, yo simplemente me acuerdo de que no recuerdo.

Bibliografía

Borges, Jorge Luis. Funes el memorioso En: Ficciones, 1944


[1] Páramo, G. (1989) “Lógica de los mitos: Lógica paraconsistente. Una alternativa en la discusiónsobre la lógica de los mitos” Ideas y Valores. Nº79, (abril de 1989), pp. 57.

El científico social, el pensamiento administrativo y el tercer sector

Columnista Diana Henao

El pensamiento administrativo y la administración como campos de saber se han desarrollado en el marco de dos campos predominantes, diferenciados analíticamente: el sector privado empresarial y el sector público. En medio de estos dos polos surge un tercer campo de acción no sólo para la economía, el desarrollo productivo, y la organización social sino también para la administración y la gerencia: el denominado Tercer sector. Este se desarrolla en el escenario de las organizaciones sociales, solidarias, cooperativas y voluntarias que son privadas pero que no se rigen por la misma normatividad, valores e intereses de la empresa privada y que también son públicas en la medida en que actúan en función de problemáticas de orden social y global que han estado tradicionalmente vinculadas con lo Estatal.

Hoy se hace más amplio el campo laboral de los científicos sociales y profesionales que han encontrado nuevos horizontes en las organizaciones sin ánimo de lucro, que se rigen desde un modo específico de gerencia: la gerencia social.

En este breve ensayo me propongo identificar cuál es el aporte y relación de los conceptos del pensamiento administrativo y la gerencial social en la formación de científicos sociales.

Las organizaciones sociales o las también denominadas organizaciones sin ánimo de lucro hoy se han convertido en amplios campos de acción laboral para los científicos sociales. En efecto, hoy nuestro conocimiento teórico-metodológico se impone en el mercado como un elemento distintivo que nos diferencia de otro tipo de profesionales a la hora de intervenir y pensar lo social. Por esta razón, conceptos propios del campo administrativo y la administración se configuran como conocimientos útiles para los científicos sociales a la hora de insertarse en el mercado laboral de lo público y lo privado.

La administración y la gestión en torno a la identificación de oportunidades y desarrollo de negocios productivos y rentables son prácticas que tradicionalmente han recaído sobre las empresas del sector privado de la economía que se han caracterizado por establecer como objetivo principal la maximización de la ganancia en el marco de una racionalidad económica instrumental propia de los sistemas capitalistas de mercado. En este sentido, la administración como disciplina “establece la naturaleza de las organizaciones sobre las cuales recaen las prácticas administrativas y gerenciales y se interroga sobre sus características y dinámicas, en breve, se determinan sus propias especificidades” (Chanlat y Seguin en Roldan, 1999).

El científico social, el pensamiento administrativo y el tercer sectorUn científico social que se enmarca en los terrenos del tercer sector debe entonces ser muy flexible a la hora de insertarse e intervenir en lo social, pues aunque las organizaciones sin ánimo de lucro tengan una naturaleza diferente a la de la empresa privada, estas se rigen igualmente bajo los mismos principios de la administración tradicional. Por esto, la flexibilidad del científico social debe apuntar a la capacidad de gerenciar, administrar, dirigir. Esto corresponde a lo que alguna vez Fayol definió como la habilidad de “arreglar, disponer, cuidar de, conducir, gobernar[1], manejar. Aquí se encuentra el núcleo integrador del trabajo del dirigente establecido por Fayol en 1916 y vigente con mayores y diversos matices hasta nuestros días” (Roldan 1999: 4). En otras palabras, administrar o gerenciar es una acción que se traduce en “garantizar que las cosas se hagan; es encuadrar y motivar a los otros de modo que realicen lo que deben hacer” (Aktouf en Roldan 1999: 5).

El mercado laboral no solo exige destrezas a nivel profesional sino sujetos capaces de adaptarse a nuevos ámbitos de desarrollo profesional. En la era del trabajo flexible, se exigen profesionales flexibles, aunque esto lastimosamente deje fuera del sistema a muchos que no poseen el capital intelectual, económico y social para insertarse.

Es por esto que la función de administrar no solo debe corresponder a la cabeza de la organización sino también al resto de los miembros de la organización dentro de sus respectivos campos de acción. El científico social inmerso en el tercer sector, no solo debe ser alguien que sea capaz de gerenciar y administrar, sino también alguien que pueda reinventar el mundo laboral desde su propio campo de acción, adaptarse a nuevos entornos laborales y hacer de su profesión una necesidad para el mercado. Esto hará que sus posibilidades laborales sean cada vez mayores y necesarias en cualquier campo laboral.

Por otro lado, el rol del trabajador o en este caso del científico social que trabaje en estas organizaciones es, desde mi punto de vista, retador. En efecto, el pensamiento administrativo tradicional es, según Roldan, la única herramienta existente para gobernarlas y evaluar su gestión y desempeño. El problema radica en que la esencia del saber administrativo es la maximización de las utilidades para los propios beneficios de la empresa. Prima entonces el enfoque económico donde la responsabilidad social no le corresponde sino a los individuos, así como lo señala Roldan parafraseando a Friedman “sin enunciar una noción precisa sobre cuáles son los aspectos que comprenden la responsabilidad, con énfasis renovado asevera que no es de la incumbencia de la empresa ni de sus directores gastar utilidades en necesidades sociales. Además de ser una equivocación, ello sería una penalización bajo la forma de impuestos para la actividad de la empresa y para quienes la conforman” (Roldan 1999: 8). En este sentido, el científico social debe tener en cuenta esta contradicción ya que el objeto de las organizaciones sin ánimo de lucro es lo social. Como gerente y gestor éste debe actuar de acuerdo con estrategias que permitan, a mi parecer, superar esta brecha entre el pensamiento administrativo con un enfoque netamente económico donde los recursos se reinvierten en la empresa y no en otros asuntos externos como lo social.

Las organizaciones del tercer sector se han caracterizado por conseguir recursos para causas sociales. Algunos teóricos hacen énfasis en el papel que estas desempeñan como integrantes de la sociedad civil, supliendo demandas de la población que antes eran responsabilidad del Estado. Creo que el científico social como gerente y gestor debe velar porque su trabajo no se quede en tareas meramente administrativas como las que anteriormente hemos mencionado. Su rol, también debe centrarse en generar proyectos que de verdad beneficien a la comunidad ya que no se trata de concebir la organización desde un enfoque meramente económico. Lastimosamente, muchas organizaciones sociales se constituyen de acuerdo a ese fin, el de generar ingresos únicamente para beneficio del empleador y de la organización. En esta medida, no solo se trata de verla como una mera generadora de ingresos sino también, de velar por que los programas y los recursos que se obtengan, lleguen y se inviertan de manera responsable y consecuente con las necesidades de las comunidades beneficiaras. De igual modo, creo que la clave del éxito de este tipo de organizaciones es generar programas que puedan diferenciarse en el mercado de lo social. Además, los programas y servicios que se brinden deben estar enfocados en generar autonomía en sus beneficiarios de tal manera que estos no se conviertan en simples receptores de proyectos, y la organización en una generadora de proyectos asistencialistas que no brinden soluciones estructurales a las problemáticas de los sujetos con los que trabajan.

Una de las limitaciones que se presentan en este tipo de organizaciones es que muchas veces terminan produciendo sujetos pasivos, irreflexivos sin capacidad de decisión, ni de participación y selección de los mismos proyectos de los que se “benefician”. El tema de la intervención social con responsabilidad y respeto debe estar en la mira de los gerentes y gestores sociales que establecen relaciones de dominación con los sujetos y terminan viéndolos como seres a los que hay que “educar”, “capacitar” “intervenir” lo cual genera relaciones demasiado irrespetuosas. Creo que el rol del gerente va más allá de “administrar, ordenar, coordinar”, etc. El éxito también está en la calidad del servicio que se preste, en la confianza y el respeto que la organización genere en sus beneficiarios, en sus profesionales y en la sociedad en general. Este tipo de organizaciones, desde mi punto de vista, solo sobreviven en la medida en que logren ganar la legitimidad de las comunidades a las que intervienen.

Reflexiones finales
En este ensayo, he tomado los retos que nos plantea el pensamiento administrativo a los científicos sociales en el marco de las organizaciones del tercer sector, como los aportes. Me refiero a que estar insertados en este campo laboral, significa no solo complementar nuestra formación con los conceptos que plantea el pensamiento administrativo clásico sino también deconstruirlos. En otras palabras, se trata de luchar contra las contradicciones que surgen en las organizaciones del tercer sector, que plantean conflictos conceptuales e ideológicos entre los principios clásicos de la administración y su objetivo social, entre las ciencias sociales y la administración, entre lo público y lo privado.

Por otro lado, la responsabilidad y la legitimidad que se gane con las comunidades garantizan el éxito y supervivencia económica y social de este tipo de organizaciones.

En nuestro país, por ejemplo, no existe una entidad que verifique y controle las acciones de las organizaciones del tercer sector, lo cual constituye un reto para el científico social y para el profesional que se inserte en este campo, y es, velar por que la intervención social en el marco de estas organizaciones se dé en medio de relaciones sociales transparentes, respetuosas y no de dominación, con sus propios profesionales y con las comunidades beneficiarias.

Bibliografia

SÁNCHEZ DE ROLDÁN, Karem. Desarrollo de habilidades gerenciales para el tercer sector; un marco conceptual y una metodología. Universidad del Valle, Fundación Carvajal. Cali, 1999.


[1] Fayol establece una diferencia entre “administrar y gobernar”; esta última noción se asemeja al termino moderno “gerenciar”. En su texto clásico Fayol enuncia y señala las operaciones que realiza una empresa: técnicas, comerciales, financieras, contabilidad, administrativas. Estas se encuentran en consonancia con las áreas funcionales o departamentos de empresa. La administración es una de las operaciones empresariales, se define como proveer, organizar, mandar, coordinar y controlar. El autor aclara que, así definida, la administración no es un privilegio exclusivo ni una carga personal del jefe o de los dirigentes de la empresa; es una función que se reparte, como las otras funciones esenciales entre la cabeza y los miembros del medio social. La función administrativa se distingue de las otras funciones esenciales y no debe confundirse con la noción de gobierno. Gobernar es conducir la empresa hacia el fin propuesto, tratando de obtener el mayor provecho posible de todos los recursos de que ella dispone; es asegurar la marcha de las seis funciones esenciales (Fayol en Roldan 1999: 4-5).

11 de Septiembre (1973-2001)

Por Sebastián Acosta Zapata.

No quiero cohibir ni defender a nadie, sólo quiero citar la lógica filosófica tan perdida por estos tiempos.

Bombardeo al Palacio de la Moneda 1973Es justo y necesario que todos podamos y tomemos posición en cualquier tipo de asunto, sea cual fuere, pues en este momento de la historia la libertad de expresión y opinión es tan sagrada como la diferencia, aunque esta última esté rezagada a nuestros prejuicios personales. En ocasiones, por expresar nuestra opinión se nos censura, en otros casos, se nos hiere por pensar diferente o sencillamente por reflexionar distinto sobre lo que nos rodea y no ser simples títeres que reproducen la postura que en algún momento tomamos y casi nunca cambiamos o modificamos.

En un día como hoy, hace 38 años en Chile, el Palacio de la Moneda fue bombardeado por aviones que atacaron las tres ramas del poder militar chileno con el fin de tomarse el poder presidencial y retirarle a la fuerza la envestidura de primer mandatario a Salvador Allende de ideas izquierdistas y socialistas. Esto ocurrió con el supuesto auspicio del gobierno de Estados Unidos de América. Tras esto se instauró una dictadura miliar que duraría 17 años, la cual desapareció y asesinó a miles de personas por el hecho de no estar de acuerdo, criticar o tener una opinión diferente de la forma de gobierno impuesta. Este hecho, contundente para América Latina, se enmarcó a la tendencia regional de establecimiento de dictaduras militares de derecha en la cual todo lo que “oliera” a izquierda, socialismo y comunismo debía de ser eliminado.

En un día como hoy, hace 10 años, el Centro mundial del Comercio (World Trade Center-WTC) constituido por las “Dos Torres Gemelas”, fue impactado por dos aviones que causaron su derrumbamiento. Esto causó terror y desestabilizó el poder mundial enraizado a una superpotencia como lo es Estados Unidos de América. Fueron más de 3.000 los fallecidos. Estos ataques fueron atribuidos a grupos extremistas de medio oriente y tras esto se desató una guerra sin cuartel buscando a los responsables de este acto. En este combate encontraron la muerte más de 600.000 personas, muchas de ellas por estar en “el lugar equivocado”. Cabe anotar que existen ideas que se contraponen a ésta y afirman que la justificación de esa guerra era la búsqueda de gigantescos pozos petroleros, en este caso, sin embargo sólo me quiero referir a lo que paso en el 11-S. Después de este evento, la figura de enemigo se materializó en los musulmanes, islámicos, en este sentido, el mundo occidental empezaría una discriminación contra todo lo que tuvieran cualquier rasgo de provenir del oriente medio, éstos.

 Centro mundial del Comercio (World Trade Center) 2001Si apelamos, no a la razón, sino a la imaginación y a la deducción filosófica, en ambos hechos murieron miles de personas, chilenas, estadunidenses, del oriente medio y se podría decir que de todo el mundo pues en el WTC trabajaba gente de muchas nacionalidades. Entonces, no se trata de un problema de nacionalidad ni mucho menos de religión o de cualquier otra índole social, porque, como lo dijo el General San Martín en el cruce de los Andes en 1817 en la liberación de Chile de los godos, “todos somos iguales frente a la muerte”. Esta debería ser, creo yo, la máxima que guíe nuestros comportamiento puesto que si bien estamos en el derecho de ponderar las dos acciones, de decir que es más importante, la de Santiago de Chile o la de New York, estamos en la obligación de ver y entender que los dos hechos fueron aberrantes, escalofriantes y al ver uno tras otro los videos debemos pensar que no fueron productos de la ciencia ficción, sino de la supresión y eliminación del enemigo o, por lo menos, de causarle un daño casi que mortal.

Por eso propongo, que si bien debemos tener una postura frente a todo lo que nos rodea, no debemos ser sectarios y, en este caso en particular, saber que lo más valioso que se perdió en estos dos 11-S fueron vidas humanas sin importar quienes ni en dónde.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Diana Henao

Diana Henao

Ocupación:
Hija única, estudiante de octavo semestre de Antropología y Sociología de Universidad Icesi de Cali. Ex intento de politóloga. Amante de las ciencias sociales y la antropología visual. Actualmente miembro de Artesanía Social, colectivo estudiantil de investigación aplicada y ahora columnista de Estudiantes de la Doxa.
Me gusta…
Recochar, ser sarcástica. Me encantan las charlas de café, y el cine independiente. Amo viajar, la comida peruana, el helado de chocolate con crispi de Mimos, ir al cine los domingos, reírme de cosas estúpidas, de vez en cuando sentarme en un andén con mis amigos con una buena cerveza fría, a veces bailar salsa, escuchar música, rumbear y andar por ahí, enamorarme de vez en cuando. Me gusta la gente sincera y descomplicada, algo ñoña pero con un buen sentido del humor. También debo decir que admiro la gente que ama lo que hace y adoro los perros.

No me gusta…

La hipocresía, la mentira, la arrogancia, el machismo, la discriminación por raza, nacionalidad, género y orientación sexual. No me gusta El Mio y sus trasbordos, que me empujen en los conciertos, ni los silencios incómodos. Tropezarme me da malgenio, y que no dejen a la gente ser feliz, eso definitivamente, me estresa.

Cita favorita:

Me gustan los refranes de mi abuela como por ejemplo este: “No tiene la gallina agua para beber e invita al pato a nadar”

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El don: ¿generosidad o violencia disfrazada?

Columnista Diana Henao

En Las cosas que se dan, cosas que se venden y cosas que no se dan ni se venden y que se guardan (1998) Maurice Godelier se interesa por el papel y la relevancia del don en el funcionamiento de las distintas culturas y en la constitución de las relaciones sociales. Para ello, elabora una reflexión sobre el El ensayo sobre el don de Marcel Mauss publicado en 1921. Godelier intenta descifrar el enigma del don desde una perspectiva antropológica, centrándose en el análisis de las cosas que se donan o las que se venden y de las cosas que se deben conservar, sobre todo, los objetos sagrados. Se incorpora una discusión que tiene como objeto entender “la deuda” y las cosas inalienables. Otro aspecto importante que señala Godelier en su artículo es el papel que tiene el don en las sociedades occidentales, dominadas por el mercado y el sistema capitalista. Uno de los aspectos que discutiré en este breve ensayo tiene que ver con la caridad y su relación con el don.

En primer lugar, hablaré del papel que tiene el don en las sociedades occidentales a través de la vieja práctica de la caridad. En segundo lugar, intentaré relacionar algunas de las ideas de Mauss sobre los dones como prestaciones totales y sobre la práctica del potlatch, propia de las poblaciones de la costa del Pacífico de Norteamérica y de la Polinesia, la cual da cuenta de la importancia de los regalos o dones en sociedades no europeas.

Hoy por hoy, el “sistema mundial capitalista excluye a millones de personas” (Godelier, 2000) que quedan desafiliadas, en condiciones de precariedad y marginalidad extrema. Es la era del trabajo flexible y la caída de la sociedad salarial como diría Castell, en la que las empresas para reducir costos, aumentar la productividad y bajar el coste de la mano de obra, arrastran innumerables filas de desempleados, un “desempleo que se espera sea transitorio y que para muchos, resulta permanente” (Godelier 1998: 11).

Estamos ante un mundo, en palabras de Godelier, en el que ganar dinero se convierte en la condición sine qua non de la existencia material y social de cada uno, en donde las solidaridades familiares o comunitarias se reducen o desaparecen” (Godelier 2000: 176). En efecto, prevalece el individualismo del que habla Richard Sennett(1978) en El declive del Hombre Público.

El trabajo históricamente ha sido un factor de integración social lo que hace que cuando un individuo se queda desempleado, pierde más que un empleo, queda desafiado del sistema, pierde su capacidad de integración social. En este contexto, el Estado está tan ocupado por velar por los intereses de la economía, que no puede cubrir ampliamente con estas contradicciones estructurales. Entonces, el Estado convoca al don apelando a la “solidaridad” y propagándola como un valor obligatorio de todo ser humano. También aparecen las organizaciones caritativas y lo social “se vuelve un negocio”, la pobreza se vuelve “rentable”. El don “se ha modernizado”, se ha secularizado, se vuelve mediático y burocratizado. Los medios de comunicación difunden la idea de ser solidario, de luchar contra las enfermedades que aquejan el mundo (el cáncer y el sida, etc.) contra la hambruna en África, y en los países del tercer mundo. Este sentido de solidaridad se vuelve transnacional. Hoy, donar va más allá de nuestro contexto local, gracias a las nuevas tecnologías de la información, donar se ha convertido en una cuestión glonal. La persona que recibe, no sabe nada del donador que se encuentra al otro lado del mundo. Pareciera que ya no existiera ese intercambio de dones entre amigos o familiares, producto de las relaciones que los unían, ese donar sin esperar recompensa alguna, esos dones, como dice Godelier, que se hacían sin esperar su retorno y que suponían relaciones de igualdad (prestaciones totales no antagónicas).

En su ensayo sobre el don Mauss señala que “el don no es un acto que pueda estudiarse aisladamente, sino que nace del encadenamiento de tres obligaciones, la de dar, la de aceptar el don, y la de devolver cuando uno aceptó” (Mauss en Godelier, 2000:177). El autor se centró sobre todo en “el devolver”. Utilizaré algunas ideas de Mauss que señala Godelier en su artículo sobre los dones como prestaciones totales y sobre la práctica del potlatch. Además trataré de pensarlas en el marco del contexto anteriormente mencionado.

Mauss llamó -prestaciones totales- “a los dones que no son individuales sino que implican grupos o personas en cuanto representantes de esos grupos” (Mauss en Godelier 2000: 178). A Mauss “le interesan los dones que son totalmente necesarios para producir y reproducir las relaciones sociales, el tejido de la sociedad, las condiciones sociales de la existencia de cada uno en una sociedad determinada” (Mauss en Godelier 2000: 178). Estos dones totales son muldimensionales, de manera que son de carácter económico, político, religioso, artístico, es decir que tienen la capacidad “de condensar muchos aspectos de la sociedad” (Godelier 2000:178). El autor distingue dos tipos de prestaciones totales: “no antagonísticas” y “antagonísticas”.

Donar supone una doble relación entre el que dona y el que recibe: una relación de solidaridad y una relación de superioridadentre los dos actores. Suponiendo que los dos, primero, están en igualdad de estatus, luego el que dona adquiere un estatus de superioridad y el otro contrae una deuda, y se encontrará en un estado de “inferioridad" al menos, hasta que no salde su deuda. En esta medida, donar pareciera instaurar una desigualdad entre el que dona y el que recibe. Godelier dirá que esa desigualdad puede expresarse en jerarquía legitimada, si ya hubo antes una relación de superioridad/inferioridad: “El don puede ser acto de generosidad o de violencia, pero una violencia disfrazada de gesto desinteresado ya que se ejerce por medio y bajo la forma de un reparto” (Godelier 1998: 28). Si pensamos en esto hoy, el donar al “desvalido” o al “necesitado” puede considerarse también como un acto de “violencia disfrazada” en el que el donante que está en Estados-Unidos confirma su posición de superioridad frente al receptor que está en África. En este sentido, lo único que salda esa relación jerárquica es el acto de devolver (prestaciones totales no antagonisticas) entonces, la persona que está en África, difícilmente, podrá devolver algo al donante Americano. La práctica del potlatch permite acceder y conservar el poder, y el medio para acceder es la acumulación y la redistribución de bienes de subsistencia” (Godelier 2000: 181). Mauss plantea que “varios clanes y varios jefes compiten para dar o devolver mayores cantidades, pero al final sólo uno es el vencedor, al menos provisoriamente, hasta que el otro lo desafía con otro potlatch mayor (Godelier 2000: 181). En la actualidad, esta misma dinámica pasa con las empresas, que viven en una constante competencia por ser las más "generosas", entre más donaciones se hagan, más se incrementará su “superioridad” ante las otras. Todo está inmerso en un sistema de acumulación que le confiere al vencedor un cierto “status mayor”.

Entonces, ¿estaríamos hablando de una verdadera generosidad? ¿De un donar por nada a cambio? La caridad se ha transformado, pero sigue conservando su esencia. Si antes se donaba sin esperar nada a cambio pero a la vez se esperaba “la salvación del alma", ahora estamos ante una caridad más moderna, secular, mediatizada y burocratizada, pero seguimos en la misma lógica de dones y contradones antagonísticos que señala Mauss. Se trata de una “verdadera guerra por la riqueza, para conquistar títulos, estatus, poder, y en la que la rivalidad sobrepasa la generosidad” (Mauss en Gaudelier 1998: 181).

Finalmente, no podremos hablar de una verdadera generosidad porque siempre esperamos algo a cambio, una remuneración simbólica, al menos. Tampoco podemos olvidar que los Estados, las fundaciones, ONGs, organismos internacionales, empresas, se han preocupado, ahora más que antes (Responsabilidad Social Empresarial) como si fuera una moda, de ese “otro” olvidado y excluido, enfermo y pobre para convertir lo social en un negocio.

Ésta parece una posición muy pesimista del asunto y tampoco podemos negar los grandes aportes han hecho muchas organizaciones de filantropía, de caridad, de acción social y de asistencia pública que existen en el mundo, en la vida de esos “otros”. Sin embargo, ningún modo de atención de lo social ha logrado superar los problemas estructurales que agobian a los “más necesitados”. Queramos o no, seguimos presenciando una “economía y una moral del don” basada en la generosidad interesada.

Bibliografía

GODELIER, Maurice. “De las cosas que se dan, de cosas que se venden y de cosas que no hay que dar ni vender, sino guardar”. En: El enigma del don. Paidos, 1998.

GODELIER, Maurice. “Las cosas que se dan, cosas que se venden y cosas que no se dan ni se venden y que se guardan”. En: Cuerpo, parentesco y poder. Pontifica Universidad Católica del Ecuador, 2000. P 173-190.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Alessandro Moreschi: única grabación del último castrato

Columnista A.oflodA.

Alessandro Moreschi (1858-1922) fue un cantante lírico italiano, considerado el último castrato de la historia. Se le conoció como "l'angelo di Roma" (el ángel de Roma). Castrato (del italiano castrato, castrado) es la denominación que se utiliza para referirse al cantante sometido de niño a una castración para conservar su voz aguda (de soprano, mezzo-soprano o contralto). El término tradicional español (hoy en desuso) referido a estos cantantes era capón. Su origen data del año 1550 en que se conservan los primeros documentos referentes a cantantes castrados en Roma y Ferrara. De hecho, la castración con fines musicales se practicaba casi exclusivamente en Italia, aunque pudo originarse en España y se realizaba raramente en los estados más meridionales de Alemania. Los castrati aunaban en su voz la ternura de un niño y la potencia y fuerza de un adulto. Fueron voces muy codiciadas y aplaudidas.


jueves, 1 de septiembre de 2011

La trampa de culpar a los medios de comunicación

Columnista Adolfo A. Abadía.

Reseña del capítulo 3: "la trampa de las teorías de los efectos directos", del texto de Éric Maigret (2005) Sociología de la comunicación y de los medios

Éric Maigret (2005): Sociología de la comunicación y de los mediosLa lectura presenta una versión crítica a las tendencias que tildan a los medios como el principal germen de la manipulación del pensamiento. Si bien, no desconoce el poder de persuasión que pueden lograr los medios, el autor enuncia que “las manipulaciones mentales por medio de mensajes subliminales en la práctica, son imposibles” (Maigret, 2005:101). Además, este supuesto “nace de una inquietud relacionada con una pérdida de poder […] pasa por la identificación de grupos de víctimas irresponsables, a los que habría que brindar apoyo y protección” (ibíd., 2005:88). En este sentido, el autor pone en tela de juicio la versión que propone que los medios ejercen cierta dominación, de manera generalizada, en la sociedad partiendo del supuesto de que, efectivamente, sí logra ejercer manipulación en un sector específico de la sociedad: niños, adolescentes, jóvenes, entre otras categorías.

El autor empieza por tratar de encontrar el punto de quiebre de los medios, es decir, cuando dejaron los medios de comunicación de ser la voz que informa al pueblo a ser la “mano invisible” que manipula la información para perpetuar el statu quo. El encuentra que la “confianza en la prensa […] resultó tener afinidad con el ideal democrático pero también con la ideología de progreso económico, técnico y científico que se afirmó durante el siglo XIX” (ibíd., 2005:85); luego, “pasó a ser monstruoso para todos aquellos que lo percibieron como una amenaza, un objeto de manipulación y de repugnancia, de hecho, como un acceso mal controlado del pueblo a la representación y a lo simbólico” (ibíd., 2005:86) en tanto a que se caracterizada como irracionales a los principales receptores: la sociedad.

Éric MaigretPara el autor, el poder de los medios radica en el hecho que logra manipular los pensamiento e ideas de los individuos en tanto a que “los medios actuarían como hipnóticos o (les) engañarían con estereotipos que ellos mismos transmitirían” (ibíd., 2005:86), en este sentido, el autor trae a colación a Lasswell que inventa la expresión de jeringa o "aguja hipodérmica" ("hypodermic needle") para “denominar la influencia -de los "mass communication"- a la que están sometidas las audiencias pasivas” (ibíd., 2005:93).

Un ejemplo de esto es la propaganda que, según el autor, “existe en la intención del emisor que desea ahogar toda resistencia, influenciar, imponer […]. Además, la propaganda puede "funcionar" porque entra en consonancia con las expectativas de las poblaciones a las cuales se dirige” (ibíd., 2005:90). Empero, los resultados de estudios que han intentado esclarecer la relación causa-efecto de la manipulación de los medios no han “podido demostrar ninguna causalidad entre series de contenidos y actitudes, y aun si se pudieron obtener correlaciones […], no dicen nada de los factores complejos implicados allí, tales como el medio familiar y los valores sociales” (ibíd., 2005:93). En este sentido, el verdadero “gran efecto -indirecto- de la publicidad (propaganda) es hacer que los productos (ideas) estén disponibles en el imaginario […] para que luego se presten al juego de los gustos y de las diferencias sociales” (ibíd., 2005:100).

El autor presenta otra versión de la forma de pensarse la repercusión de los medios sobre las personas según el esquema de Schudson, llamado de las cinco R, modelo de análisis que propone que los medios tienen como efecto inicialmente (ibíd., 2005:101):

  1. hacer que los bienes Resultan disponibles,

  2. desarrollar una Retórica cuya meta no es convencer a las poblaciones sino hacer que los programas, se memoricen y se impongal1 en los imaginarios,

  3. entrar en Resonancia con los cuadros culturales,

  4. hacer perdurar los productos por medio de una Retención institucional (los productos derivados reactivan en permanencia la memoria),

  5. finalmente, ayudar a los públicos a decidir, sus respuestas a los programas suministrándoles esquemas de Resolución de, problemas. Las informaciones, como las publicidades y las diversiones, no se consideran como poderes, objetos o causas sino como recursos y contextos.

En este sentido, no sería tan pertinente habla sobre los efectos de los medios sobre la sociedad puesto a que se trata más bien de “eficacia simbólica compartida con ciertos públicos” (ibíd., 2005:101), es decir, su efecto no tiene el carácter globalizante y generalizados como se ha pretendido sostener asiduamente.

Bibliografía

MAIGRET, Éric (2005). “la trampa de las teorías de los efectos directos” en Sociología de la comunicación y de los medios, pp.85-105. Bogotá: Fondo de cultura económica.

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