No quiero cohibir ni defender a nadie, sólo quiero citar la lógica filosófica tan perdida por estos tiempos.
Es justo y necesario que todos podamos y tomemos posición en cualquier tipo de asunto, sea cual fuere, pues en este momento de la historia la libertad de expresión y opinión es tan sagrada como la diferencia, aunque esta última esté rezagada a nuestros prejuicios personales. En ocasiones, por expresar nuestra opinión se nos censura, en otros casos, se nos hiere por pensar diferente o sencillamente por reflexionar distinto sobre lo que nos rodea y no ser simples títeres que reproducen la postura que en algún momento tomamos y casi nunca cambiamos o modificamos.
En un día como hoy, hace 38 años en Chile, el Palacio de la Moneda fue bombardeado por aviones que atacaron las tres ramas del poder militar chileno con el fin de tomarse el poder presidencial y retirarle a la fuerza la envestidura de primer mandatario a Salvador Allende de ideas izquierdistas y socialistas. Esto ocurrió con el supuesto auspicio del gobierno de Estados Unidos de América. Tras esto se instauró una dictadura miliar que duraría 17 años, la cual desapareció y asesinó a miles de personas por el hecho de no estar de acuerdo, criticar o tener una opinión diferente de la forma de gobierno impuesta. Este hecho, contundente para América Latina, se enmarcó a la tendencia regional de establecimiento de dictaduras militares de derecha en la cual todo lo que “oliera” a izquierda, socialismo y comunismo debía de ser eliminado.
En un día como hoy, hace 10 años, el Centro mundial del Comercio (World Trade Center-WTC) constituido por las “Dos Torres Gemelas”, fue impactado por dos aviones que causaron su derrumbamiento. Esto causó terror y desestabilizó el poder mundial enraizado a una superpotencia como lo es Estados Unidos de América. Fueron más de 3.000 los fallecidos. Estos ataques fueron atribuidos a grupos extremistas de medio oriente y tras esto se desató una guerra sin cuartel buscando a los responsables de este acto. En este combate encontraron la muerte más de 600.000 personas, muchas de ellas por estar en “el lugar equivocado”. Cabe anotar que existen ideas que se contraponen a ésta y afirman que la justificación de esa guerra era la búsqueda de gigantescos pozos petroleros, en este caso, sin embargo sólo me quiero referir a lo que paso en el 11-S. Después de este evento, la figura de enemigo se materializó en los musulmanes, islámicos, en este sentido, el mundo occidental empezaría una discriminación contra todo lo que tuvieran cualquier rasgo de provenir del oriente medio, éstos.
Si apelamos, no a la razón, sino a la imaginación y a la deducción filosófica, en ambos hechos murieron miles de personas, chilenas, estadunidenses, del oriente medio y se podría decir que de todo el mundo pues en el WTC trabajaba gente de muchas nacionalidades. Entonces, no se trata de un problema de nacionalidad ni mucho menos de religión o de cualquier otra índole social, porque, como lo dijo el General San Martín en el cruce de los Andes en 1817 en la liberación de Chile de los godos, “todos somos iguales frente a la muerte”. Esta debería ser, creo yo, la máxima que guíe nuestros comportamiento puesto que si bien estamos en el derecho de ponderar las dos acciones, de decir que es más importante, la de Santiago de Chile o la de New York, estamos en la obligación de ver y entender que los dos hechos fueron aberrantes, escalofriantes y al ver uno tras otro los videos debemos pensar que no fueron productos de la ciencia ficción, sino de la supresión y eliminación del enemigo o, por lo menos, de causarle un daño casi que mortal.
Por eso propongo, que si bien debemos tener una postura frente a todo lo que nos rodea, no debemos ser sectarios y, en este caso en particular, saber que lo más valioso que se perdió en estos dos 11-S fueron vidas humanas sin importar quienes ni en dónde.
lunes, 12 de septiembre de 2011
11 de Septiembre (1973-2001)
Por Sebastián Acosta Zapata.
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1 comentario:
Un régimen que reprima la libertad de expresión, el libre desarrollo de la persona, que no proteja nuestras libertades políticas no debe considerarse como un gobierno del y para el pueblo sino más bien un gobierno contra el pueblo.
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