viernes, 25 de febrero de 2011

¡Claro que voy a ir a tu fiesta!

Columnista richi.

Hola gente, esta columna es escrita por un alemán: un alemán en Colombia, en Cali y en la Universidad Icesi. Escribiré sobre mis experiencias y observaciones de cómo vivo la cultura colombiana y cuáles son sus diferencias con mi estilo de ver la cultura alemana. Les invito a explorar, reflexionar, a debatir y por qué no tal vez hasta a conocer de nuevo su país, su cultura y su ciudad. ---RICHI

La última semana estuve en Unicentro con una amiga. Estuvimos allí porque nosotros queríamos comprar algo, de verdad he olvidado que era. Bueno, como Cali es tan chiquita, nos encontramos con una conocida de la universidad. La llamo así, pero de hecho ella era una “amiga” de nosotros dos. Como soy alemán, uso las palabras amigo y amiga muy poco.

Quiero escribir sobre un tema diferente, escribriré sobre la diferencia amigo-conocido. En Alemania un amigo es alguien muy cercano. Aquí toda la gente se reconoce como amigos. Amigos por todos lados, la vendedora de frutas es amiga, el man del la impresora es un amigo. En Alemania, amigo es la persona más cercana que tiene la gente. Todos los amigos alemanes pueden llamarse a las 4 en la mañana y te recogen del cualquier lugar.Listo, esto sobre la palabra amigo, regresamos a la historia en Unicentro.

Entonces hemos encontrado a nuestra amiga. Nos decimos las frases normales:
―¿qué más? ¿todo bien?
―sí, todo bien, y ¿vos?
―muy bien.

Después de una introducción sin mucha profundidad, ella nos dice:
―oigan, el sábado tengo cumpleaños ¿salimos?
―¡claro que sí!, dijo mi amiga. Dos minutos antes, ella me había contado las cosas que tenía que hacer ese sábado. Hartas cosas, no había ni un break para un tinto. ¿Cómo ella podría salir al cumpleaños de la amiga que nos habíamos acabado de encontrar? La conocida dijo ―¡chévere! perfecto, entonces nos vemos el sábado.

Ahora aquí viene la versión alemana del encuentro. Nosotros dos entramos a Unicentro. Nos encontramos a una conocida. Nos saludamos con las manos:
―¡hola!
―hola ¿qué estás haciendo?
―compramos algunas cosas.
―oh que chévere y ¿ustedes que hacen?
―Bueno, ahora hemos entrado Unicentro y vamos a comprar algunas cosas ¿has escuchado lo qué está pasando en el norte de áfrica?
―sí, horrible! lo he leído en el periódico.
―bueno, lo siento pero tenemos que seguir porque nos queda sólamente 15 minutos para termniar de hacer estas otras cosas. Tenemos que seguir. Chao, que tengas un buen día.
―gracias, tu también.
Ni una palabra sobre el cumpleaños. Así es en Alemania. Y si ella hubiese dicho algo sobre su cumpleaños, mi compañera hubiese dicho ―lo siento mucho, pero el sábado tengo esta y estas otras cosas y como podrás ver no tengo mucho tiempo, lo siento pero no podré ir.

Pero aquí la vida funciona con reglas diferentes. Ese “si, ¡vamos!” fue entendido como: “huy gracias pero tengo esto y esta otra cosa por hacer”. Ahora yo me quedo sin ir porque no hemos vuelto a escuchar nada de ella después el encuentro. En Colombia hay un “si” que esta entendido como “no”. Y eso me parece muy interesante!

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajaja... Es bien interesante tu perspectiva de ese momento. Creo que en lo más profundo de mi misma, anhelaba que alguien, cualquier persona, me diera una excusa para no hacer lo que "debia" hacer ese fin de semana; de todas formas sabia perfectamente que NO PODIA!!! Lo que pasa es que aún siendo conscientes de lo que podemos hacer o lo que no, nos damos siempre el beneficio de la duda, ó, la oportunidad de imaginar como sería mi fin de semana si me la pasara de farra, en vez de quedarme encerrada estudiando. Como dice la película "soñar no cuesta nada".

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