domingo, 17 de mayo de 2015

Pal norte me voy. Migrantes ¿persiguiendo la libertad, el desarrollo y la justicia social?

La migración no es una anomalía, tampoco es positiva o negativa en sí misma. La migración es multicausal y para entenderla mejor es necesario considerar las motivaciones individuales y colectivas que llevan a migrar; los contextos particulares en los que se produce, y las estructuras socioculturales que incentivan o no la migración.

Por Luis Fernando Barón.
Laboratorio de Estudios Transnacionales
Universidad Icesi - Cali

“Lo más difícil de la migración es luchar contra la
incomprensión de la gente, la soledad y el silencio”
[1]

En el último año se han incrementado de manera exponencial las imágenes e historias de migrantes, tanto en los medios tradicionales como en los sociales (como YouTube, Facebook, Instagram). Así lo demuestran las fotografías y relatos de niños y jóvenes centroamericanos que viajan a Estados Unidos en busca de sus familias haciéndole el quite a la pobreza y la violencia; los retratos y narrativas de hombres, mujeres y niños del norte de áfrica que se embarcan por millares o naufragan en el Mar Mediterráneo huyendo de las guerras, el hambre y las pugnas culturales, o las dramáticas trayectorias de migrantes que, después de largas y traumáticas travesías, son deportados de Estados Unidos y de países europeos, debido a sus intentos reiterados por entrar a estos países sin los documentos legales que los autoricen.

De la misma manera en el último año se ha triplicado la presencia de migrantes indocumentados en Colombia. Además las estadísticas de la Unidad de Migración de muestran que el flujo migratorio en nuestro país ha aumentado, mostrando para el 2012 un aumento cercano al 18%, mientras que las estadísticas de la OIM (2013) revelan un incremento de más de medio millón en el número de colombianos que abandonaron el país en comparación al 2012, para un total de 4 millones 167 mil. Así, casos como como el de los ocho migrantes indocumentados de Ghana y Sudáfrica que fueron detenidos en Cali esta semana o de los números en aumento de los migrantes de Cali o Buenaventura hacia Chile, ya no parecen extraños en esta ciudad tan distante de las fronteras internacionales, pero tan cerca de los circuitos que pueden llevar a nacionales y extranjeros, principalmente, hacia Estados Unidos y Canadá, y en menor proporción a Perú o Chile. Y todos estos hechos nos llevan a preguntarnos ¿Y por qué migra esta gente? ¿Por qué están dispuestos a invertir inmensas cantidades de tiempo, dinero, e incluso la vida misma, para llegar a otro lugar que les ofrezca, real o fantasiosamente, una vida mejor?

En primer lugar, es importante aclarar que migrar es parte de la naturaleza humana. De acuerdo con los estudios disponibles, los humanos nos hemos movido de un lugar a otro, no solo como resultado de un asunto de sobrevivencia física o biológica, sino también como respuesta de nuestro carácter explorador y curioso. Migración también es producto de la búsqueda del placer que implica el movimiento, el cambio y la incertidumbre. Sin embargo, como afirma Castles (2010) “la utopía postmoderna de un mundo de movilidad sin fronteras no ha visto todavía la luz”, pues los cálculos mundiales muestran que sólo el 3% de la población global son migrantes, unos 85 millones de migrantes laborales, y entre 30 y 40 millones, son migrantes irregulares, es decir entre el 15% y el 20% del total (OIM 2008). De igual manera, como afirma Bauman (2008) el derecho a ser móvil no es para todo el mundo y es más selectivo y específico de ciertas clases y grupos sociales.

En segundo lugar, a pesar del sesgo negativo que se ha impuesto respecto a las migraciones, como un “problema social”, es importante tener en cuenta que los resultados e impactos de las migraciones son diferenciales, y tienen que ver con las visiones y expectativas de cada sociedad. Portes (2009), por ejemplo, ha mostrado que los flujos migratorios hacia países como Estados Unidos no han tenido necesariamente un efecto perverso allí, sino que incluso ha resultado más nocivos para los “países emisores” --como él los denomina. Lo anterior porque estos países tienen que lidiar con los efectos perversos que producen o las remesas en las economías nacionales, o el contacto de las bandas criminales, como las de las maras en Centro América, una vez empiezan a hacer parte de circuitos internacionales. De la misma manera hay perspectivas que muestran los efectos positivos de la presencia de los migrantes que vienen a contribuir en el desarrollo y mejora de las condiciones de vida, ayudando no sólo al aumento de los ingresos por la vía de los impuestos, sino a la diversidad, al desarrollo científico y tecnológico, tal y como sucede con los trabajadores agrícolas o los denominados DREAMers (soñadores en Castellano) en los Estados Unidos.[2]

En tercer lugar es importante mencionar que el problema de la migración no está en los procesos legales, controlados e incluso planificados de los que migran. Es decir, el problema no está en la movilidad de turistas, emprendedores, estudiantes, profesionales e incluso trabajadores que se mueven de un lugar a otro con diferentes documentos que los acreditan como parte de un proceso deseado, institucionalizado y legítimo. El problema está más bien en esos grupos de migrantes (no controlados, indeseados, ilegales) que entran a desafiar, en palabras de Portes, los órdenes establecidos (las estructuras de poder, clase, estatus y organizaciones), y las culturas (los sistemas de valores, normas, repertorios capitales e instituciones).

Entonces por qué migran estos últimos, que son los que más nos hacen alarmar como sociedad, y que tienen en jaque a los diseñados y ejecutores de políticas públicas y de acuerdos internacionales. Estudios de migración[3] desarrollados en la Universidad Icesi, en asocio con la Universidad de Washington, Seattle, muestran que estos migrantes siguen siendo mayoritariamente hombres pero que cada vez son más las mujeres que migran. Entre ellos, los más jóvenes, los más educados y sin hijos, migran en busca de mayor educación y de mejores condiciones de trabajo y ejercicio profesional que les asegure una vida buena: tranquila, con buenos ingresos y facilidades para mantenerse y gozar de los niveles de los países a los que van. Los menos jóvenes, los menos educados y con hijos, migran buscando asegurar un mejor presente y un mejor futuro para sus familias, principalmente para sus hijos, que han dejado en sus lugares de origen o que van llevando progresivamente. La mayoría de estos migrantes no ve su futuro en esos países y una vez cumplido los propósitos de sacar adelante a sus familias siempre piensan en regresar.

En relación con los contextos que estos migrantes identifican, se destacan la pobreza, el desempleo y las violencias (tanto política como familiar) de sus lugares de origen. Es importante destacar que este tipo de situaciones (locales) son confrontadas con la información y las historias que los migrantes obtienen de los medios de comunicación y de las redes sociales que ellos han tejido con ayuda de las Tecnología de Comunicación e Información (TIC). Para los más jóvenes se destacan los medios sociales (como Facebook, Instagram o Whatsapp), y para los más veteranos los teléfonos, y más recientemente Skype. Estos medios no sólo han ayudado a los migrantes a tomar las decisiones de migrar y a definir sus lugares de origen, sino también se convierten en una herramienta fundamental tanto para la sobrevivencia y la integración en los lugares a los que llegan, y en un soporte emocional y cultural que les permite mantenerse “conectados” con sus familias, barrios y países.

En lo estructural vale la pena anotar que los procesos de migración que estamos viendo están directamente relacionados con los regímenes sociales económicos y culturales que se han impuesto: la globalización[4], el (neo) liberalismo (económico y político), y el multiculturalismo que hacen de las violencias y la marginación social, la pobreza, la inequidad y la injusticia los principales motores de estos migrantes indeseados.

Referencias
Baron, L. F., Neils, M., & Gomez, R. (2013a). "Crossing new borders: computers, mobile phones, transportation and English language among Hispanic day laborers in Seattle". Journal of the American Society for Information Science and Technology - JASIST.

Baron, L. F., Neils, M., & Gomez, R. (2013b). Jobs and Family Relations: uses of computers and mobile phones among Hispanic day laborers in Seattle. Paper presented at the iConference, Fort Worth, Texas.

Bauman Z. Globalization: The human consequences, Polity. Cambridge.

Castles, Stephen. "Comprendiendo la migración global: una perspectiva desde la transformación Social". Relaciones Internacionales, núm. 14, junio de 2010 GERI – UAM

Escobar, Arturo (2008). Territorios de Diferencia. Lugar, movimientos, vida, redes, Duke University Press.

Portes, Alejandro. "Migración y cambio social: algunas reflexiones conceptuales", RES. Revista Española de Sociología, nº 12 (2009) pp. 9-37.

Notas
[1] Fragmento de entrevista a migrante realizado por Bryan Rebellón, integrante del Semillero de Investigación Migraciones, comunicación y cambio social, Universidad Icesi.

[2] Los DREAMers es un término usado en el movimiento de reforma de inmigración en Estados Unidos para referirse a los jóvenes inmigrantes que podrían beneficiarse con la Acción Diferida de la administración Obama para la Infancia Arrivals (DACA para su sigla en inglés).

[3] Ver por ejemplo: Barón, Neils & Gomez (2013), Crossing new borders. Computers, Mobile Phones, Transportation, and English Language Among Hispanic Day Laborers in Seattle, Washington. Ver Enlace 1 o Enlace 2.

[4] Globalidad imperial como la llamaría Arturo Escobar (2008), es entendida como el resultado de fuerzas de interacción en permanente cambio del pensamiento y la cultura europea, consideradas universalmente válidas y que aparentemente mantienen una subordinación de los saberes y prácticas culturales de la mayoría de los grupos no europeos. Este tipo de globalidad tiene una contraparte en el acto sistémico de encubrimiento del otro y la defensa del privilegio blanco en el mundo, no tanto el blanco fenotípicamente, sino la defensa de un modo de vida euro-céntrico que ha privilegiado históricamente a la gente blanca.

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