miércoles, 15 de mayo de 2013

La primer corrida

Por Natalia Gómez

14 eran los años que tenía Andrés cuando se adentró en el mundo del graffiti. En el 2008, Cuando su hermana era estudiante de diseño gráfico estaba haciendo un trabajo sobre arte urbano en la ciudad. Un día llegó con el trabajo impreso. Por supuesto que él no leyó ni la primera línea: no es un buen amante de las letras. Pero se detuvo con gran curiosidad en las fotos. En sus palabras ‘’ le llamaron mucho la atención, le tramo y le impacto demasiado’’. De ahí empezó a escabullir irremediablemente por los blogs virtuales, por las calles, en búsqueda de cualquier rastro, de cualquier indicio de graffiti.

Hoy por hoy afirma que cuando vio esas fotos sintió algo, que sintió el gusto. En ese momento no era consciente de que ese gusto era como algo con lo que se nacía o no. Luego le contó Sebastián un amigo del colegio ‘’burgués’’ (como él lo bautiza) todo el movimiento y empezaron a soñar ser escritores. Empezaron a crear palabras y a pintarlas desproporcionadas sobre hojitas de cuaderno con muchas flechas. Cnz fue el primer escritor que conocieron y era muy reconocido en esa época. Vivía sobre la misma cuadra de Sebastián en una casa llena de colores y de trazos. pintaba con aerosoles marca Aerocolor de 15000, una cosa costosísima teniendo en cuenta que ahora Andrés los compra en 3000.

Ante la sospecha de otro año escolar perdido, decide cambiarse a un colegio acelerado, con la promesa de recuperar el tiempo perdido. También comenzó a relacionarse con un nuevo amigo que implicó otros nuevos mundos. El nuevo amigo era familia de un ''traqueto''. En una de las numerosas habitaciones de la ostentosa casa, adornada por tigrillos, serpientes y avestruces, Andrés consumió perico por primera vez. No le gusta casi hablar de eso. Teme que en la búsqueda del recuerdo se le cuele algún número que le permita contactarse nuevamente con él.

En el nuevo colegio conoció a Nicolas, que aún pinta como Fabet y con él hizo el contacto para comprar marcadores especiales para pintar. Empezó a ahorrar y su hermana lo notó, pero no dijo nada. Era la primera vez en la vida que su hermano menor tenía sentido del ahorro. Le daban 2000 pesos diarios y una vez ahorrados sus primeros 50000, busco un lugar donde los aerosoles costaran menos. Momo, un rapero novio de la hermana de Andrés, lo llevó a un lugar en el centro de la ciudad donde continua comprándolos.

La única forma en que la espesa pintura de aceite se adhiera a la pared de las calles es mezclarla con gasolina. Éste dato le hubiese sido muy útil a nuestro personaje en su primer salida a pintar en un muro ubicado por el Colombo Americano del norte. Esa tarde arrastro con oleadas de calor hasta el muro donde pintaban al famoso Mesek, distribuidor de los marcadores. Desde el octavo piso el vigilante de un edificio empezó a gritarles, y ellos alegaban que era legal, que era expresión, que no joda. Siente vergüenza de ese momento en el que era un novato y para entonces no tenía la menor idea de que era ilegal. No obstante, empezó a correr. Era la primera vez que corría por graffiti.

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