viernes, 24 de mayo de 2013

La calle de cerca

Por Camilo Medina.









En las fotografías podemos ver el teatro Jorge Isaacs con su entorno hoy por hoy. En la lógica de encontrar los procesos propios del lugar en épocas anteriores decidí explorar el sitio a profundidad. De lejos o a la carrera parece una calle concurrida. Sin embargo encontré elementos interesantes para reconocer que las dinámicas de esa calle tienen algo especial. Por una esquina (la que da a la Av Colombia) Está el Teatro Jorge Isaacs, por otra (la que da a la plaza de Caycedo) está Casa Da Troya, restaurante típico de la zona. Hasta allí todo muy normal, una calle del centro de la ciudad, concurrida, con algunos policías, panaderías, restaurantes, UN BILLAR, UN CASINO, y un par de edificaciones más con múltiples usos.

En el centro de la calle se ubican en dos filas a lo largo de ella, vendedores de lotería, algunos lustrabotas y vendedores ambulantes.

Lo que me llamó la antención del lugar fue principalmente el billar y el casino. En ninguno de los dos me permitieron tomar fotos, son bastante cuidadosos frente a cualquier registro. Allí empezó mi curiosidad. El billar tiene una entrada "en la superficie" e inmediatamente hay unas escaleras que me llevaron a un subterráneo. Dentro del billar habían únicamente hombres mayores, las mujeres presentes usaban faldas cortas, muy brillantes y maquillaje pesado. Tal vez no mencioné que fue un martes a las 3 p.m.

Antes de entrar al billar hay un par de hombres que te preguntan si necesitas algún documento. Hacer una contraseña cuesta $20.000, Cédula $120.000, Diplomas desde $200.000. El cliente pide el producto, paga la mitad y espera el resultado (dependiendo qué sea). Las contraseñas salen en 30 minutos. Los diplomas en 3 horas y las cédulas en 2 semanas.

En el casino, la dinámica es un poco más normal a la de un lugar así, con la salvedad de las mujeres de igual atuendo a las del billar que se hacen presentes por el recinto.

Muchas personas que trabajan regularmente en esa calle, no saben o no quieren decir, la actividad propia de los edificios. Las pocas percepciones que recogí apuntaban hacia bodega, oficina, pude subir hasta un segundo piso y había una reunión política, y al otro edificio la entrada era "pública" pero el guarda tenía la entrada restringida.

Así pues, esta calle guarda una relación de negocios turbios y actividades "rosa" con su pasado. Se siente el predominio masculino en ella aún. A pesar de la presencia policial en la calle las actividades fluyen libremente. Y el Isaacs es un testigo paciente.

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