Tipo de documento: Fotografías
Fecha de creación:
Procedencia: Repositorio de imágenes de Google
Características físicas: fotografías de dimensiones 450x630; 250x191; 640x480
Fecha de recuperación: sábado, 23 de febrero de 2013. Sábado, 30 de marzo de 2013. Calor sofocante de las 3 de la tarde
Como hasta el momento he tratado de precisar, las Mariamulatas son inmortalizadas en la obra pictórica (y en otras formas de manifestación artística) del maestro Enrique Grau. Sin embargo, hubo otros padres, o mejor dicho, madres y maestras adoptivas que hicieron volar a las María mulatas.
Todo se remonta a tiempos de la esclavitud, de la inmensa mayoría negra que, con sudor y sangre, tejía una historia, un sentido de la vida y una tradición oral que prevalecería por más de 100 años. El yugo y la represión de la esclavitud fueron el caldo de cultivo preciso para crear una de las manifestaciones artísticas que marcarían por siempre la identidad y la historia musical de la Costa Caribe: el bullerengue. Esta forma musical, netamente femenina, conoció personalidades como Irene Martínez, Martina Camargo y Etelvina Maldonado, quien figura en esta composición fotográfica y que, como cantadora, se convirtió en un ícono musical y subió al escenario después de largas jornadas de lavadas y planchadas, de sábanas y camisas como público y de pobreza como fuente de inspiración.
En este punto, vale la pena preguntarse: ¿qué tiene que ver el bullerengue y Etelvina Maldonado con la historia de las Mariamulatas de Grau, o al menos con la de las aves que son parte del paisaje de la Costa Caribe? Sin caer en una idea de historia límite, diré que esta huella es importante resaltar, sin pretender, en sí misma, totalizar o recrear esa Historia de las hijas de Grau.
Es el encuentro de Etelvina Maldonado y Diana Hernández (La María Mulata cantadora y la más joven en las fotografías) un momento que re-crea y resignifica a las María mulatas.
Una tarde de canto y bullerengue al lado de la inolvidable Etelvina Maldonado en las playas de La Boquilla[…] una bandada de mariamulatas se acercó con curiosidad. Al cabo de un rato, un coro de aves había unido sus voces a las de las dos mujeres. La mirada cómplice y la bendición de la maestra marcan el final de un periplo y el inicio a su vida como cantaora, ahora bajo el nombre de María Mulata [1]
De esta manera, cobra un nuevo sentido la historia de las María mulatas. Se vislumbra un nuevo camino de vuelo para estas aves que, no sólo son las raíces, pero también las alas de un pueblo que despliega por el territorio nacional, las semillas de su historia.
[1] Disponible en página web Maria Mulata www.mariamulata.org
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