Así se titula una entrevista que le hizo María Isabel Rueda a Alberto Carrasquilla para el periódico “El Tiempo”. En dicha entrevista, se destaca que los mayores beneficiados son los jóvenes y los consumidores (especialmente de leche y arroz).
En mi casa, se consume demasiada leche y también arroz, tanto así que entre 4 personas gastamos alrededor de una bolsa de leche diaria. De pronto se podrían beneficiar mis padres, al ser ellos los que la mayoría de las veces compran la leche porque sería más económico aun comprarla. Sin embargo, no estoy seguro de la medida en que una bolsa de leche (o de pronto el paquete de 12) pueda disminuir su precio. Efectivamente, gran parte de las personas consumen leche en las ciudades, tanto así que es el primer alimento que consumimos cuando nacemos (leche materna –de pronto también nos beneficia el TLC en ese aspecto-). Por otro lado, también consumismos arroz (demasiado): arroz con pollo, arroz con carne, arroz con salmón, arroz en el sancocho, arroz cuasi-chino, arroz con huevo, empanada de arroz, etc... no es el primer alimento que consumimos al nacer, pero forma parte de nuestras vidas. Además de los alimentos, también manejamos automóviles y electrodomésticos, por mi parte, no puedo esperar el momento en que me compre un automóvil (40% más económicos con el TLC -después de 10 años según “El Tiempo”-) o en que comience a manejar mi primera lavadora, incluso me encantaría poder hacerme un jugo con la “Jack LaleyPowerJuicer”, pero tendré que esperar a tener empleo, ganar mucho dinero (para el carro, la “Jack LaleyPowerJuicer” y más aún para la gasolina, de pronto no tanto para el arroz y la leche) y entonces voy a agradecerle al presidente Santos y al presidente Obama por seguir las tendencias neoliberales que rigen el mercado global.
Haciendo un paréntesis (más adelante vuelvo a hablar sobre la leche y el arroz), me pregunto qué pasaría con las series de televisión o con las emisoras radiales. Según Holman Morris, tengo entendido que los canales de televisión estarían obligados a emitir 50% de programación nacional y otro 50% de programación estadounidense. En términos de Alberto Carrasquilla, supongo que ese aspecto incentivaría a actores y productores de la televisión nacional a ser más competitivos para poder ganar más rating. Por mi parte, podré verlos con un plato de changua mucho más barato que antes del TLC y por eso no me quejo. De igual forma, voy a poder jugar “Xbox 360” y comprarme todos los juegos de forma totalmente legal. Lo único que me preocupa es que pase lo que en las tiendas de comida de los colegios o las universidades, en donde cuando el producto baja de precio, lo que venden cuesta lo mismo que siempre o un poquito más porque “todos necesitamos vivir de algo”.
Más que depender de aranceles y otra clase de impuestos, el consumo de bienes depende de quienes lo consumen, de que tan legítimas crean que sean los distintos medios de obtener dichos bienes. Si por comprar una “Pony Malta” en la universidad Icesi de Cali me cobran $1.700, el problema comienza cuando la compro y me gasto parte del dinero que tenía para el bus de vuelta a mi casa, no comienza cuando le suben el precio. También tenemos un problema cuando los jóvenes que en Colombia comen galletas “Oreo”, jugamos “Xbox”, tienen automóvil, toman jugo que hacen en la “JakLaleyPowerJuicer” no constituyen ni el 20% de la población colombiana. Entonces me pregunto en realidad ¿El TLC a quién beneficia y a quién perjudica?
lunes, 5 de diciembre de 2011
EL TLC con EE. UU.: ¿para quién es bueno?, ¿para quién es malo?
Por Luis Miguel Carvajal.
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