A PROPOSITO DE ESTE PERIODOICO DIGITAL
He leído con detenimiento y reflexivamente los artículos que ha venido publicando Estudiantes Doxa (ver artículos), y me he llevado una inmensa satisfacción. De la lectura y la relectura de algunos artículos, querido lector, me han traído a la memoria algunas frases escritas por Franz Kafka, allá por el año de 1922, en la ciudad de Praga. Su texto, que te invito a leer con detenimiento, es el siguiente: “Todo lo que las alegorías* tratan de decir es simplemente que lo incomprensible es incomprensible, y eso ya lo sabemos. Pero los problemas con que nos enfrentamos todos los días son otra cuestión”.
Sobre ese tema preguntó un hombre una vez:
-¿Por qué tanta terquedad? Si siguierais únicamente las alegorías, os convertiríais vosotros mismos en alegorías y de esa manera resolveríais vuestros problemas cotidianos. -Otro dijo: “Apuesto cualquier cosa a que también eso es una alegoría”. -El primero dijo: “Haz ganado”. -El segundo respondió: “Pero, desgraciadamente, solo alegóricamente”. -El primero replico: “No. En la vida real. Alegóricamente has perdido.” |
El texto, lector, nos deja el amargo sabor de no haber comprendido nada, la inquietud real de que cualquier interpretación que hagamos sobre él es falsa. Pero, detrás de estas primeras reacciones se esconde la verdad escueta y llana, la de que debemos leer con ánimo dispuesto, reflexivamente, buscando siempre la verdad que se esconde detrás de las palabras, solo así conseguiremos conocer que algunas lecturas son mejores que otras: más informadas, más fiables, más agradables, más estimulantes o más perturbadoras. Es comprensible, siempre, cuando leemos, que nos encontramos entre dos caminos o varios, dos interpretaciones o varias de un mismo texto: Es decir, que nos enfrentamos a lo que dice el texto y a lo que interpreta quien lo lee.
Ernest Pawell, en su esplendida biografía de Kafka afirma que, los estudios sobre el autor exceden los 15.000 volúmenes y Alberto Mangel agrega: “a Kafka se lo ha leído literal, alegórica, política y psicológicamente”. El hecho trascendente de que un lector se desespere, otro sonría y otro llore sobre la lectura de una misma página nos enseña algo sobre la naturaleza del acto de leer. KafKa escribió alguna vez que, “solo debiéramos leer obras, escritos, que nos muerdan y nos arañen” y es justamente eso lo que se desprende de la lectura de las páginas de este periódico digital.
Queridos lectores, en estas páginas solo HE ENCONTRADO hechos objetivos, verdades que pueden ser cotejadas y analizadas por todos sin sufrir extravíos del rumbo. Los problemas cotidianos de nuestra patria, del mundo y de todo aquello que nos trascienda, pero que de una u otra forma nos afecta. Páginas que seguramente causaran sorpresa y perturbación pero que jamás os llevaran por el camino de la incertidumbre. Se alejan de todo lo posible de lo “políticamente correcto” usando el lenguaje apropiado para que se le interprete con arreglo a los hechos y no al baturrillo truculento de las palabras: llaman al pan, pan, y al vino, vino.
Ahora bien, aprovechando la acogida que me han brindado en estas páginas, pretendo, siendo fiel a sus principios, llenar un vacío que, a mi juicio, es irrenunciable en el mundo en que vivimos: la comprensión del sistema Democrático en el siglo XXI. Pretendo, estimado lector, dar al ciudadano, así sea a vuelo de neblí alígero, las herramientas básicas que le permitan comprender el momento político en que vive y las implicaciones prácticas en la toma de decisiones.
Trataré de elaborar una breve exposición sistemática de los textos sobre la Democracia y la tradición del pensamiento político. Seguramente no estarán todos los textos, habida cuenta de la limitación de tiempo y espacio, pero citaremos los más importantes. Haré una rápida exposición de los textos clásicos y nos detendremos en lo concerniente al mundo contemporáneo para tratar de comprender la universalización de la Democracia tanto en el ámbito de las instituciones internacionales, como en lo que dice relación a la Democracia en el entorno político domestico.
Estoy convencido de la importancia del tema que nos ocupara en lo sucesivo, tanto más cuanto que, hoy vivimos una época de grandes divergencias. Divergencia del mundo en que vivimos y la idea que tenemos de él, entre nuestros ancestros y nuestro devenir, entre nosotros mismos y el otro que aspira a la equidad y a la justicia, entre las riquezas que producimos, la influencia que ejerce dentro de los grupos sociales y la desigual redistribución del ingreso, entre el vertiginoso desarrollo técnico y nuestra incapacidad para controlarlo y ponerlo al servicio de todos los seres humanos. En el ínterin de muy pocos lustros hemos visto como el mundo que conocíamos se desdibujaba y aparecía ante nuestros ojos otro totalmente distinto para el cual no estábamos preparados ni intelectual, ni conceptualmente por lo que, aún hoy, no hemos sido capaces de aforar y comprender dicha mutación.
Para cerrar esta página quiero dejar a modo de reflexión, sobre el mundo en que vivimos y su dolorosa transición, de la que aun arrastramos jirones indeseables la afirmación de Mario Vargas Llosa, en relación con la novelística de Louis Fredinand Celine y su visión general del mundo que: “bajo las apariencias ordenadas de un mundo que guarda las formas, anidan toda clase de monstruos: maridos que se desquitan de sus fracasos golpeando a sus mujeres, empleados y policías coloniales que maltratan con brutalidad vertiginosa a los nativos, el odio al otro – sea forastero el barrio, o de distinta raza, lengua o religión-, el abuso de autoridad, y, en el ánimo de esos espíritus enfermos, en resumen, la secreta esperanza de que algo, alguien, venga por fin a poner orden y jerarquías a pistoletazos y carajos** en este burdel degenerado en que se ha convertido la sociedad”.
Por todo ello, respetado lector, lo invito a continuar leyendo estas páginas con el ánimo de que sustituyamos la ruda política de la espada y las complejidades malsanas de la corrupción y el soborno por la sana convivencia y la dialéctica en contraposición a la sofística: buscaremos la contradicción no en el argumento del contrario sino en la naturaleza de las cosas.
*.-Alegorías: “Ficción en virtud de la cual una cosa representa o significa otra diferente”.
**.-Carajo: (loc. verb. coloq.) Echarse a perder, tener mal fin; (loc. verb. coloq.) Rechazarlo con insolencia y desdén.
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