Profesor del programa de Ciencia Política con énfasis en relaciones internacionales
Director del CIES
Universidad Icesi - Cali
La hegemonía global de los Estados Unidos en el sistema internacional jamás estaba tan cuestionada como en los últimos tiempos. La decadencia del poder estadounidense posee varias manifestaciones a nivel global, pero quizás, hay pocos lugares en el mundo en donde los escenarios internacionales son tan complejos como en el Medio Oriente. A primera vista, el reciente descubrimiento del complot para asesinar el embajador de Arabia Saudita en los Estados Unidos parece una película con happy end hecha en Hollywood: en ella, unos buenos chicos (servicios secretos estadounidenses) logran a salvar a otros buenos chicos (el embajador de un país aliado de EE.UU. y posiblemente varios mandatarios estadunidenses) del daño que están armando los malos (espías iraníes) en colaboración con otros (narcotraficantes mexicanos).
Sin embargo, para un observador internacional, el complot iraní en los Estados Unidos es un reflejo del proceso de la redistribución del poder en el Medio Oriente que no es un cortometraje sino más bien una larga telenovela. Varios actores internacionales están considerando el debilitamiento del poder global estadounidense como su oportunidad para cambiar el status quo en la región y fortalecer su papel en la nueva realidad regional. Como consecuencia de este cambio, se agravan las viejas rivalidades y se surgen las nuevas. Ambos, Irán y Arabia Saudita –que tienen una historia larga de relaciones conflictivas– tienen ambiciones de lograr el reconocimiento en el Medio Oriente como nuevos líderes regionales. En ambos países, hay desacuerdos al interior de sus círculos de poder en cuanto las políticas domesticas y exteriores, y, al parecer, el complot en EE.UU. tiene que ver, en primer lugar, con esta situación. Sin duda, lo ocurrido en Washington hace parte del desarrollo de unos escenarios complejos que no necesariamente tendrán un happy end.
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