En el 2010, la abstención en Colombia se mantuvo en los niveles históricos y en la pasada elección presidencial alcanzó el 51%. Según datos de la registradora Nacional, de los 29.983.270 ciudadanos convocados a las urnas, ejercieron este derecho ciudadano 14.699.845. En las elecciones pasadas (2007) para elegir los representantes a la alcaldía y gobernación, se presentaron múltiples irregularidades como la trashumancia (acción de inscribir la cédula y votar en lugar distinto a aquel en el que se reside) y financiación ilegal de campañas. Además de que los ciudadanos no se tomaron el trabajo de informarse sobre quienes se encontraban vinculados a estos graves hechos, la abstención tomó de nuevo protagonismo en esta fecha. Tres años más tarde, el actual gobernador del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía, luego de solicitar vacaciones y dejar designado al jefe jurídico de la Gobernación, es destituido por participación indebida en política y se inicia una investigación para corroborar el uso indebido de recursos públicos durante su gobierno.
En muchos países votar constituye una responsabilidad legal del ciudadano; usualmente se imponen multas, humillaciones públicas, se niegan servicios y beneficios de programas gubernamentales, a los no votantes.
Países Europeos como Bélgica y Luxemburgo, e incluso países latinoamericanos como Costa Rica, Brasil y Argentina, adoptaron esta medida logrando un objetivo primordial: asegurar niveles de más alta votación, incrementando así la legitimidad de las instituciones públicas y del programa de gobierno.
Haciendo un atento seguimiento a nuestras cifras históricas de abstención, resulta contrastante encontrarse con porcentajes de hasta el 66% y observar las atrocidades cometidas durante dichos gobiernos; al mismo tiempo, es inconcebible que, aún presenciando los malos manejos, las políticas devastadoras y la corrupción desaforada, nuestras cifras de abstención se mantengan en una línea divisoria entre la legitimidad y la desaprobación… ¿dónde está nuestra responsabilidad ciudadana?
Esto me hace imaginar una reunión en torno a una gran mesa donde participan varias personas, cada una ocupando un lugar y tras dicha conglomeración observo detenidamente un espacio disponible; a ninguna persona le hace falta una silla, todas se preparan para empezar el debate pero en aquel sitio vacío, el viento reconoce la ausencia del ser que nunca llegó.
La imagen no es más que una expresión crítica de nuestra participación. ¿Cuántas veces no hemos dejado de criticar las malas acciones de los personeros del Estado por temor, desinterés o por amiguismo a pesar de que fuimos nosotros quienes los elegimos?
¿Cuántas veces no hemos observado indiferentes, detrás de una pantalla, cómo se mantiene una guerra y se dan tantos homicidios, mientras que tomamos un refresco y regocijamos la mirada en cada sorbo?, ¿cuántas veces no escuchamos hablar de fraudes, de corrupción, de perversión y codicia, de pobreza y miseria, mientras nos encogemos de hombros y balbuceamos desacuerdos inútiles? peor aún, ¿cuántas veces hemos contemplado la verdadera situación del país tras cruzar una calle y cuántas veces hemos visto cometer injusticias y silencianmoa nuestras reacciones simplemente con una fría mirada?-.Creo que muchas…
Así que aquel ser inconsciente, que nunca toma su lugar, somos nosotros. No podemos esperar que un pequeño grupo de personas lleve el rumbo de lo que será el resto de nuestras vidas, que resuelva las crisis que durante años nos han agobiado y logre establecer la paz que no se ha conseguido a pesar de tantos intentos. Los problemas de nuestra comunidad nos competen a todos y es nuestro derecho legítimo reclamar y opinar, como lo es permitido en una verdadera democracia.
Cabe aquí, muy a propósito, aquella frase de Antonio Gramsci (1919): "Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza” .
La responsabilidad de elegir los representantes, nuestras políticas y nuestro futuro está en nuestras manos; como ciudadanos somos quienes legitimamos el poder del Estado, así como su corrupción. La abstención es una muestra más del abandono de la realidad que nos acongoja.
El voto no debe convertirse en un símbolo del olvido o en una decisión fundamentada en la ignorancia. Es hora de hacer valer nuestros derechos y ejercer nuestro poder. No seamos conformistas con lo que vemos, es necesario observar; que nuestra solidaridad no sea solo en palabras, sino que se muestre en hechos. En nuestras manos está la capacidad de generar grandes cambios.
Una gran mujer entonaba a viva voz: “sólo le pido a Dios, que el dolor no me sea indiferente, que la resaca muerte no me encuentre, vacía y sola sin haber hecho lo suficiente…" pues ahora le pido a Dios que nuestras capacidades, nuestras decisiones, nuestra participación democrática y nuestros derechos no queden verse reflejados en una silla vacía.
martes, 18 de octubre de 2011
UNA SILLA VACÍA
Por Diana Marcela Aranda Quiroz.
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2 comentarios:
Me queda una duda (ver video)... En España, pese a que el voto no es obligatorio, el día en el que la abstención llegue al 60 o 65% se tendrá que modificar la constitución.
No sé si en Colombia existe alguna reglamentación en cuanto al abstencionismo,... es decir, si dado determinado porcentaje de abstención las elecciones podrían dejar de considerarse legítimas y cuál sería el efecto de esto; se tendrían que repetir las elecciones y postular nuevos candidatos?, se haría alguna reforma a la constitución? o qué pasaría?. Yo tengo entendido que en caso de ganar el voto en blanco, tendrían que repetirse las elecciones y deberían postularse nuevos candidatos, pero quiero saber qué pasa respecto a la abstención o si sencillamente existe no reglamentación alguna.
No estoy seguro pero creo que no existe reglamentación alguna!!! existe en el caso que nombraste del "voto en blanco", por eso es lo de las campañas del "voto en blanco". Un alto abstencionismo disminuye el número de votos necesarios para acceder al escaño. Lo interesante es que uno está en TODO su libertad democrático de no ir a votar pues el votar no es una "imposición", es un derecho!!!
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