viernes, 21 de octubre de 2011

La esfera pública habermarsiana (4 críticas)

Columnista Adolfo A. Abadía.

Reseña de La teoría de la esfera pública. Una aproximación al pensamiento de Habermas de John B. Thompson (1996)

Esta lectura analiza la propuesta teórica para entender el fenómeno de la esfera pública, en esta sentido, y parte de que “la transformación estructural es una extensa reflexión sobre la naturaleza de la vida pública y sobre los modos en que ha cambiado a lo largo de la evolución histórica de Occidente” (Thompson, 1996:2) que inicia desde la distinción de la Gracia clásica entre «público» y «privado». Luego, en la Edad Media europea, se perdió la esfera pública en la medida en que el status de reyes y señores se consolidaron como las figuras públicas y se “exhibían como representantes o personificaciones de un poder superior (ibíd., 1996:2); en otras palabas, la esfera pública se concentró en una élite política instaurando así un orden jerárquico en las relaciones dentro de lo público.

La teoría de la esfera pública. Una aproximación al pensamiento de Habermas de John B. Thompson (1996)Es con el surgimiento del capitalismo mercantil en el siglo XVI y el reordenamiento de las formas de poder político que aparece una “nueva clase de esfera pública […] atribuido a la «autoridad pública» (que) empezó a cambiar […] al mismo tiempo, la «sociedad civil» surgió como un campo de relaciones económicas privatizadas que fueron establecidas bajo la tutela de la autoridad pública” (ibíd., 1996:2-3). Esta implicó una apertura en término de una amplitud en el número de participes muy ligada a la noción de ilustración en tanto a la separación entre el Estado-Iglesia, es decir, al uso de la razón como único instrumento válido de argumentación. Es en este sentido que nace la “esfera pública burguesa (que está) integrada por individuos privados que se reunían para debatir entre sí sobre la regulación de la sociedad civil y la administración del Estado […] que se pudo hacer frente a las actividades del Estado y someterlas a crítica” (ibíd., 1996:2-3).

En este periodo histórico de la transformación de la esfera pública es acompañado por el desarrollo de la prensa periódica y el desarrollo de una variedad de nuevos centros de sociabilidad en los pueblos y ciudades de inicios de la Europa moderna (ibíd., 1996:3). Los lugares donde la censura y el control político de la prensa fueron menos rigurosos se logró consolidar las condiciones propicias para el surgimiento y fortalecimiento de las esfera pública burguesa, este fue el caso de Inglaterra a principios del siglo XVIII (ibíd., 1996:3).

Sin embargo, la esfera pública burguesa vive un declive resultado de la confluencia de diversas tendencias como la separación entre el Estado y la sociedad civil, y en la medida en que los “grupos de interés organizados se impusieron crecientemente en el proceso político. Al mismo tiempo, las instituciones que una vez proporcionaron un fórum para la esfera pública burguesa, o bien desaparecieron, o bien sufrieron un cambio radical” (ibíd., 1996:4). La teoría de la esfera pública. Una aproximación al pensamiento de Habermas de John B. Thompson (1996)Este último punto se relaciona con la fuerte “comercialización de los medios de comunicación (que) alteró su carácter en un sentido fundamental […] de consumo cultural […] en un mundo simulado de creación de imagen y de manejo de la opinión en el que la difusión de los productos de los medios de comunicación se pone el servicio de intereses creados” (ibíd., 1996:4). El resultado de esta transformación de la esfera pública es, primero, una población despolitizada y excluida de la discusión pública, de los procesos de toma de decisiones y, segundo, una población convertida en un medio para que los líderes políticos logren obtener, con la ayuda de las técnicas massmediáticas, suficiente asentimiento para legitimar sus programas políticos (ibíd., 1996:4).

Luego de presentar la transformación de la esfera pública según Habermas, Thompson presenta los cuatros problemas están bastante bien discutidos actualmente en la literatura crítica (ibíd., 1996:5):

  1. La idoneidad y la plausibilidad del surgimiento de la esfera pública burguesa: Habermas olvida otras formas de actividad y de discurso público que existieron en los siglos XVII, XVIII y XIX en Europa (ibíd., 1996:5-6) que aun estando en oposición a la autoridad tradicional del poder real, también se enfrentó al desarrollo de los movimientos populares, que se esforzó por contener, en este sentido, el surgimiento de esta esfera pública burguesa se vio inmerso en un “campo de relaciones sociales conflictivas que determinaron su formación y evolución” (ibíd., 1996:6)

  2. Idealización de procesos históricos reales: Habermas no muestra tan claramente la visión de hasta qué punto la “esfera pública burguesa estuvo no sólo restringida a las élites instruidas y propietarias, sino limitada además a un coto predominantemente masculino” (ibíd., 1996:6). Esto es importante de destacar debido a que el “carácter masculino de la esfera pública burguesa […] fue un rasgo fundamental de una esfera pública que […] fue determinada por una serie de presunciones, profundamente arraigadas, sobre las diferencias de sexo” (ibíd., 1996:7), en este sentido, la exclusión de las mujeres por su «significación estructurante», es un elemento importante a resaltar en la transformación de la esfera pública (ibíd., 1996:7).

  3. Las pretendida decadencia de la esfera pública burguesa: Habermas, por un lado, exagera “la pasividad de los individuos y da el proceso de recepción demasiado por sentado” (ibíd., 1996:8); y, por el otro lado, desconoce que el desarrollo de los medios de comunicación “ha creado nuevas formas de interacción social y de difusión de la información que existen a una escala y que son organizadas de una manera que excluye cualquier comparación consistente con las prácticas teatrales de las cortes feudales” (ibíd., 1996:8).

  4. Las idea democratización intra-organizativa: Habermas menosprecia la “complejidad de las sociedades modernas, internamente diferenciadas” (ibíd., 1996:9) haciendo de sus propuesta en su mayor parte prácticamente inaplicables.

La formación de la esfera pública habermarsiana atribuye un papel significativo y predominante a la prensa. Pero al mismo tiempo, Habermas no se interesó, según el autor de este texto, por la “prensa como tal, por las características específicas de este medio de comunicación y por las clases de relaciones sociales establecidas por él” (ibíd., 1996:10). En este sentido, la concepción de la vida pública queda sujeta a la esfera pública de la Grecia clásica. Luego, según Thompson, “los salones, los clubes y las casas de café de París y Londres fueron el equivalente, en el contexto de inicios de la Europa moderna, de las asambleas y plazas de mercado de la antigua Grecia” (ibíd., 1996:11). De la misma forma es comprensible, según el autor, que Habermas se inclinó por interpretar el “impacto de los medios de comunicación más recientes […] en términos mayoritariamente negativos” (ibíd., 1996:11) debido a que ellas han transformado la forma de apropiación de la información a una manera privatizada que tenía poco que ver con el intercambio dialógico entre los individuos es un espacio compartido. (ibíd., 1996:11).

Bibliografía

THOMPSON, John B. (1996). “La teoría de la esfera pública. Una aproximación al pensamiento de Habermas” en, Revista de comunicación: Voces y Cultura, No.10, pp. 81-110. Barcelona

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