martes, 23 de abril de 2013

Sexualidades dicotómicas

Por Daniela Díaz Lozano.

La orientación sexual de los individuos es "la inclinación que tenemos por compartir nuestra expresión sexual con miembros de nuestro mismo sexo, del otro, o de ambos" (Carrera, 1982: 96). Dicha orientación sexual se manifiesta en diversas formas, privadas y públicas, que dan ligar a su clasificación en heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y transexualidad.

Ésta inclinación sexual, está socialmente determinada por el género, el cual puede determinarse biológica o socialmente, para mi investigación quisiera utilizar la versión sociológica de éste término.

El género como término sociológico es una identidad generada por el rol (patrón de conducta de las personas en situaciones sociales determinadas’) no sexual de las personas, y se refiere específicamente a las conductas de identificación sexual asociadas a miembros de una sociedad. Nuestra cultura tiende a polarizar las identidades de género para hacerlas coincidir con las dos formas sexuales de nuestra especie, es preciso tener en cuenta que el género es un fenómeno complejo no reductible, en modo alguno, a dos únicas identidades (hombre y mujer).


Man Ray - The WhistlesCuando menciono la palabra complejo, quiero dar a entender que los géneros no son fenómenos sociales reductibles, hay que entenderlos en su complejidad social, cultural y política: tanto en la vida humana, como en la no-humana y en el Cosmos, se hace presente la dificultad de explicación, que nos lleva a desarrollar un pensamiento fuera de la simplicidad de lo verdadero o falso, del ser o no ser, del hombre o de la mujer, es decir, fuera de la lógica binaria. Por ser complejo este pensamiento no escapará a la dificultad y tal vez no tendrá respuestas o soluciones a todo.

Según el Nobel de Química Prigogine, existe ahora “una tendencia de ir de lo complejo a lo simple. Comprendemos que no podemos descomponer el mundo en pequeños subsistemas independientes, con relación al sistema considerado como un todo. También comprendemos que no podemos descomponer el mundo en interacciones aisladas, ni suponer que entre ellas no haya, a su vez interacción. Aparece más como una continuidad, como una entidad global. (Prigogine, 1996: 276).

Por lo tanto la existencia de personas transgéneros no es algo simple, pese a que se ha intentado descomplejizar. Lo transgénero se presenta como una transgresión en un sistema donde sólo existen dos formas de comportamiento posible.

La persona transgenérica toma elementos de ambas y los mezcla o combina en distintas proporciones. El transgénero nos lleva a tomar partido, a una defensa de estos esquemas bipolares o a una modificación de los mismos, pero antes de caer en antagonismos tendríamos que ir a las raíces. Nos podremos preguntar qué motiva a la persona transgenérica a quebrantar los esquemas convencionales, pero de la misma forma podemos preguntar qué motiva a la persona convencional a conservarlos: ¿cómo es que aprendemos a ser hombres o mujeres? (Maffia, 2003).

Las personas transgénero incluyen transexuales (los que sienten que nacieron con el sexo físico equivocado) ya sean preoperados/as, postoperados/as y no operados/as; crosdreseros/as, (anteriormente llamados travestis o travestidos/as), los que usan la ropa del sexo opuesto con el fin de expresar mejor una identidad interior de crosgénero; personas intersexuales (anteriormente llamadas hermafroditas) y muchas otras identidades demasiado numerosas (Hausman, 1995).


Las personas transgénero buscan ocupar cuerpos, mudar de piel, para cambiar, para romper las posibilidades de existe, la autora de Sexualidades migrantes Género y transgénero, Diana Maffia menciona al respecto: “al imaginarme mudando de sexo, me imaginaba transitando por las diferentes posibilidades de experimentar la vida con y en distintos cuerpos. Era dejar de ser adicta al género, era el nómade de devenires. Imaginarme todo esto, obviamente no se debía a alguna casualidad, sino que estaba relacionado con el hecho de haber nacido con cuerpo femenino. Esto marcaba una diferencia, que está inscrita en el cuerpo, en mi cuerpo. Yo no estaba queriendo imitar a los hombres, puesto que no quería ser lo que ellos son, quería poder fluir entre esas posibilidades que mi imaginación me proporcionaban.” (Maffia, 2003: 14).

Bibliografía

  • Ilya Prigogine. “Dos relógios as nuvens”. En Novos Paradigmas, Cultura e Subjetividade, Organizado por Fried Schnitman Dora . Edit. Artes Médicas. p. 271. Porto Alegre, Brasil, (1996).
  • Maffia, Diana, sexualidades migrantes, género y transgénero. Colección Temas Contemporáneos,Buenos Aires (2003)

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