martes, 13 de noviembre de 2012

Reflexiones de una loca des-genérica

Por Loca Des-genérica.

¡Hola!, espero que esta no se convierta en una carta cualquiera. Bueno, realmente no será una carta cualquiera, porque para quien la lea, la encontrará cargada de cosas positivas y negativas además de tinta, mucha tinta negra. Pensamientos van y vienen. Confluyen entre sí y a veces se contradicen, se pelean, luchan como si no hubiera fin.

De ahí que sea una loca quien lo escriba y des-genérica se debe a todas esas artimañas del lenguaje que hay que tener en cuenta porque alguien más se las inventó, las popularizó y la aceptaron porque sí. Des-genérica no es una palabra que haya podido inventar sola, surge pensando en aquel festival celebrado aquí en Cali “Des-genérate”, el cual busca introducir desde ámbitos culturales/recreativos el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género.

Sí. Sé la cara que estarán haciendo algunos. Pero no puedo evitarlo. La situación parece grave y resulta apremiante que dejen de vivirse todo tipo de discriminación y exclusión que se reproduce en variedad de establecimientos: familiares, educativos, religiosos y ¡gubernamentales! Ni qué decir de los medios de comunicación. Sin comentarios después de escuchar cómo se promovía el bullying a través de un programa radial denominado “Ay mariquita”… no mencionaré nombres.

¡Es un atropello cuando la comunidad LGTBI ha ganado tantas cosas!

Y ¿qué hace la gente? Verla como algo normal, referirse a ella como un juego, esconderse detrás del micrófono y los supuestos colores de la bandera gay… ¿qué más?

Esta carta, como ven, no es nada convencional. Es una forma de gritarle al mundo hasta niveles exagerados de ovación que las cosas pintan bien, pero a veces son peor. Así que, este será mi conductor y mi voz en este momento de parquedad, embriaguez emocional, en la que todo puede ser escoria o el paraíso prometido al que todos soñamos con llegar (aclaro, el paraíso creado por cada uno/una de nosotros/nosotras). De modo que, lo que a continuación encontrarán tiene que ver con mis subjetividades, desconocimiento y aprendizajes a lo largo de mi carrera como… dejemos eso para después. Lo importante aquí es lo que quiero decir, no mi identidad o quién sabe qué más.

Cuando al parecer las cosas van tan bien, se atraviesan los putos problemas… Me gustaría estar terminando. Esperando a graduarme en febrero, a más tardar en agosto y finalizar con esto definitivamente… Irme de la casa, vivir junto a ella (¿para qué dar tantas vueltas?) con ella y compartir mis cosas, mis triunfos, mis derrotas. Mis alegrías y mis tristezas, mis silencios y mi ruido con la música, tarareando para mí o cantando para e…

No quiero que la alejen de mí por ser como soy, por lo que representa nuestra relación para esta puta sociedad de mierda. No pretendo quitarle su oportunidad de ser alguien en la vida. Tampoco he querido dañarla por ningún motivo. Si toda su felicidad radicara al alcance de mi mano. Haría cualquier cosa por ayudarla, por protegerla y verla feliz, tranquila, sin tantos problemas que la aquejan y atormentan.

No quiero ser un estorbo en su vida. A veces, preferiría pasar como un cero a la izquierda, como si yo no existiera, ni importara…

Sin embargo, la quiero. Me encanta. Y a menos que sea ella quien me pida que me vaya, me quedaré a su lado hasta que esto termine… indefinido… puede que mucho más allá de lo que puedo esperar. La quiero. Y vale la pena tomarse esas molestias. Ella ha luchado contra todo pronóstico a pesar que llegó al punto en que no pudo más. Su decisión ayudó a que yo tomara la mía. No tengo remordimientos por lo sucedido aquel día. Cambió mi vida. Me llena como pensé que nadie lo haría.

Es única, auténtica, coqueta, mi amiga, mi compañera. Sólo me gusta hacerla sonreír. Que pinte arcoíris con sus carcajadas, que regale luceros en cada mirada, que obsequie ternura con cada caricia. Por eso, no puedo ver cómo su mundo puede destruirse por ser quién es. Es tan especial, tan única, tan hermosa. Tan ELLA. Así como tampoco puedo aceptar que en esta casa, a la que llamo hogar, tenga que esconderle mis sentimientos por quien vino a salvarme.

Porque me limitarían a ser la “enferma”, la que “necesita de Dios” para que la “proteja” de las seducciones de un “diablo” que habita en cada uno de nosotros y a veces, nos “extirpa” la pizca de voluntad que nos queda. Luego pienso en los demás miembros de mi familia… y tengo la triste certeza de que nadie me apoyaría con esto.

¡Maldita enfermedad! la homofobia es la enfermedad que carcome a mi familia, escudándose en argumentos de religiosidad que poco o nada tienen que ver conmigo o lo que soy… lo que descubro paso a paso mientras estoy con ella.

¡Mi declaración es esta! ¡Me gustan las personas y qué hay de malo en que sea así! ¡No por eso somos inferiores, no por eso nos merecemos sus caras de angustia, repugnancia o abusos! mucho menos merecemos violencia, maltratos, bullying, muerte o suicidio...

¿Qué rayos pasa con esta sociedad?, ¿hasta dónde tendremos que llegar para aceptar a la otra/otro?, ¿qué tiene de malo querer a alguien, desearlo con intensidad, hacerlo feliz?, ¿qué tiene de malo enamorarse, soñar, sonreír?, ¿por qué restringir nuestra libertad de sentir esas mariposas en el estómago cuando la/lo ves pasar por ahí?

Que alguien haga el favor y me explique… ¿por qué no se nos deja amar?, ¿por qué no se nos permite demostrar nuestro afecto y nuestra felicidad?, ¿por qué escondernos como lo hago yo bajo la firma de loca des-genérica?, ¿por qué actuar para los demás?, ¿por qué cambiar?

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