domingo, 19 de octubre de 2014

El parque del río Pance no es poca cosa

Por Ricardo Hincapié.

El pasado 16 de septiembre la Gobernación del Valle entregó en comodato el Parque de la Salud en la rivera del río Pance (ver). Este afluente y su cuenca son la joya natural del área metropolitana de Santiago de Cali, refugio de vida silvestre, aguas refrescantes y destino tradicional de esparcimiento popular. Es un lugar inmortalizado en canciones pero, sobre todo, en las miles de memorias que los caleños tenemos de nuestras visitas a sus orillas.

Este río es el único de los siete que cruzan Cali que está en buen estado de conservación, especialmente por su carácter perimetral a la zona urbana. A esta altura el preocupante deterioro ambiental de la ciudad debería estar en la mira de las autoridades para, por un lado, aliviar el daño ya hecho, y por el otro, para proteger lo que está en buenas condiciones. Si bien parece que desde sectores de la sociedad civil la consternación es creciente, desde el Estado no se hace eco y, como es tradición, se muestra desconectado de la ciudadanía y poco capaz de responsabilizarse del patrimonio público natural. El comodato del Parque de la Salud recién otorgado a la Fundación Ecológica Ambiental Pacha Mama es evidencia de ello.

La propuesta administrativa con que se le otorgó el cuidado del parque a dicha Fundación es irresponsable porque no se compadece con el alto valor de lo que se le entrega. Consta de una sola página con nueve puntos en que el representante legal, Norberto Raigosa Rodríguez, se compromete de un modo casi infantil al cuidado del parque, la capacitación de los trabajadores y a la educación ambiental de los visitantes, a la recuperación de sus instalaciones y a la administración honesta de sus rentas. La propuesta no es más que una carta al Niño Dios. Inexplicablemente, los funcionarios departamentales le dieron el sí a esta desfachatez.

¿Por qué es tan escandalosa la propuesta? Porque no presenta un plan de acción, no propone medidas concretas ni indicadores de desempeño. No dice cómo hará lo que propone ni el dinero necesario para ello. En fin, como no se compromete a nada específico, no se pueden medir sus resultados. Raigosa Rodríguez le prometió cariñosamente a los caleños que se portará bien con su río Pance y en su inmensa generosidad la Gobernación se lo entregó.

El comodato sería por cinco años, cinco años de improvisación y entrega al garete de un espacio que necesita máxima protección y políticas serias. Años en que “el más importante lugar de recreación masiva y popular de la ciudad” (ver) estará sin compromisos de gestión. Se le ha dado un trato de poca cosa.

Los responsables de esta decisión pública no responden a los intereses de la comunidad y su actuación es una muestra de indolencia sustantiva o de incapacidad intelectual. Por su parte, la propuesta de la Fundación Pacha Mama arroja un oscuro manto de duda sobre su idoneidad para administrar las 61 hectáreas del parque.

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