sábado, 4 de octubre de 2014

Migración personal ¿problema de los Estados?

Por Sarha García Navarrete.
Curso: Comunicación, migraciones y cambio social

En una época en la que comunicarse es cada vez más fácil, donde los medios de comunicación se renuevan de una manera proporcionalmente directa con la tecnología y, a su vez, están cada vez más al alcance de todos, se tiene que las proyecciones personales de los individuos se permean más por la influencia de los medios comunicativos. Hoy por hoy es más fácil asumir una posición personal o tener una opinión sobre algún suceso ocurriendo a kilómetros de distancia. Cada vez es más fácil encontrar personas que compartan esa misma posición o, en su defectos, encontrarse con los disidentes de la misma.

Es por ello que, citando a Appadurai (2001), es viable confirmar que “los medios de comunicación electrónicos transforman sustancialmente los medios masivos de comunicación en todo su conjunto”, lo cual, siguiendo al mismo autor, repercute en el imaginario social de las personas. Desde esta perspectiva, el movimiento migratorio no puede ser visto como un fenómeno aislado. Tampoco involucra únicamente a quienes deciden migrar. Se trata de un fenómeno que está profundamente nutrido por lo publicitado en los medios masivos de comunicación. Por lo anterior, las decisiones de migrar no puede ser entendidas de una manera superficial, toda vez que sobre ellas se edifican cientos de proyecciones y deseos influenciados por los medios de comunicación, las cuales, fundamentándome en las investigaciones adelantadas por Baron, Neils y Gomez (2013), no sólo se producen por decisiones económicas sino también aluden a las ansías de independencia, y calidad de vida, entre otros.

No obstante no se puede llegar a la desafortunada conclusión de que las migraciones son un reflejo univoco de los medios de comunicación; es decir que la relación existente entre las migraciones y los medios de comunicación debe ser contemplada desde varias perspectivas, sin descuidar que ésta se alimenta de diversos aspectos políticos y culturales.

Desde mi juicio, me permito señalar que no basta con contemplar las migraciones desde un punto de vista fenomenológico, sino que es imperante analizar las implicaciones políticas, jurídicas, entre otras. Esto porque las migraciones no solo tienen efectos sociales; también tiene implicaciones económicas, que pueden vulnerar, además, algunos derechos internacionalmente protegidos, y generar desigualdades. Razón por la cual, considero que el problema no radica de manera exclusiva en los medios de comunicación, sino que debe ampliarse la mirada para tener un panorama más completo que permita idear formas, no de prohibir las migraciones –que desde mi perspectiva solo propiciaría la ilegalidad-, sino de hacerlas cada vez más humanas, debido a que las movilizaciones en busca de, lo que se considera, mejores oportunidades, son situaciones inherentes a los seres humanos. En consecuencia sería inadmisible emprender una lucha contra una fuerza natural presente, especialmente, en un mundo globalizado.

Las diferentes teorías que se han acercado al tema de las migraciones se fundamentan en premisas diferentes. Así, las teorías clásicas y neoclásicas han tenido como punto de partida bases económicas, ya sea desde perspectivas micro o macroeconómicas. Y, por otro lado, se extienden las teorías cimentadas en las redes migratorias o en la familia como núcleo esencial de éstas. Sin entrar en profundidad dentro estas teorías, lo cual escaparía a la finalidad de este ensayo, me permito señalar la conclusión de Rocío García Abad (2003) al considerar que ninguna de estas teorías estaría completa sin el enfoque de la otra. Es decir que, el movimiento migratorio es tan complejo que su estudio no se puede ceñir de manera exclusiva a un único punto de vista, por lo cual resulta imperante que los movimientos migratorios sean analizados desde un conjunto de visiones que permitan ampliar el panorama sobre los mismos, para lograr entender que las migraciones son, por sí mismas, cambios sociales.

Por lo tanto se debe emprender una lucha por la igualdad que compagine los derechos de los nacionales con las prerrogativas concedidas a los extranjeros para generar un ambiente de aceptación entre quienes, en principio, resultarían ser desiguales debido a su nacionalidad. Esto en la medida en que, si bien existen instrumentos internacionales que reconocen la inherencia de algunos derechos a la condición humana, tales como la dignidad, la igualdad, la libertad, entre otros, de la misma manera su regulación y aplicación están sujetas al arbitrio de cada Estado. Por lo que cada país puede, legítimamente, como expresión de su soberanía, distinguir en diferentes ámbitos de la sociedad entre nacionales y extranjeros. Así las cosas, considero que se deben implementar criterios razonables que sirvan como límites a la discrecionalidad estatal basándose en el reconocimiento de la migración como cambio social capaz de disponer de nuevas alternativas laborales, diversidad y pluralidad, en fin, cualidades positivas que tratan a lo ajeno con respeto.

Referencias
1. Appadurai, Arjun. La modernidad desbordada. Capítulo 1. Ver más en: www.ayg-pycs.com.ar

2. Barón, Neils y Gomez (2013), Crossing new borders. Computers, Mobile Phones, Transportation, and English Language Among Hispanic Day Laborers in Seattle, Washington. Ver más en: www.onlinelibrary.wiley.com

3. Un Estado de la cuestión de las teorías de las migraciones. Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitate. Ver más en: www.ehu.es

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