En estos momentos estoy interesado en contar sobre una reciente movilización y todos sabrán a que hago referencia, por qué sería la primera pregunta y para qué la segunda.
Mi motivación es siquiera mostrar lo que sentí caminando por Cali junto a un gigantesco mar de jóvenes festejando su derecho a estar en contra, a movilizarse, a participar, a no dejarse silenciar y mucho menos controlar. Lo que espero yo es que lo disfruten y puedan reflexionar con mi forma de pensar con lo que yo creo que fue el carnaval contra la reestructuración de la ley 30 sobre educación.
Después de la introducción anterior, lo que busco es relatar las sensaciones, no necesariamente lo que ví o realmente sucedió. Como está amparado en la constitución Colombiana que promueve y protege las movilizaciones como forma de manifestar la inconformidad, y fue así como estudiantes, profesores, como principales afectados o posibles afectados, junto a demás ciudadanos interesados, protegidos y coaccionados por la policía, marchando, manifestándonos a modo carnavalesco. Fue una fiesta la que se construyó, a mi modo de ver, valga la aclaración muy a mi modo de ver, se celebró la participación del pueblo. Nunca me ha gustado tal denominación pero tampoco encuentro otra forma alterna de denominar a todos los ciudadanos, la comunidad podría ser, pero resulta ser no muy extenso.
Los marchantes quisieron mostrar la vitalidad de la juventud y la alteridad de la misma como ejemplo de que existe una reforma alterna a la que se busca hacer una reforma viva, joven, fácil. Pero no facilista, fácil a modo de ágil, ni ligera, pero tampoco sin fundamentos. Mostrar que el joven está vivo e interesado por lo que suceda con su presente y posible futuro y por tal ha de protegerle el Estado, no agredirle ni físicamente, ni económicamente, ni políticamente.
La voz proclamaba revisiones, diálogos, nunca, y repito y lo repetiré, lo repetiré, lo repetiré hasta el cansancio, NUNCA proclamó una marcha como un enfrentamiento. Está bien, acepto que se rayaron paredes y uno o más buses, pero en lo que a mí y a muchos nos parece, fueron unos cuantos, casi tres imbéciles, iletrados, irresponsables, cagones que nunca los amamantaron y durmieron con el perro en el patio y viven aún comiendo mierda. Pido perdón por el lenguaje, pero me exaspera que sean tan hijos de su madre, tan mejor continúo y cuento lo valioso. Sí, iletrados Santiaguinos que en vez de garabatear USC, grabaron, de manera "inteligente" como todas sus acciones "revolucionarias", UCS. A quién se le ocurre rayar una pared y aparte de eso, ¿RAYARLA MAL?
¿Por qué dije garabatear? Esto me lo pregunté, porque un grafitero no haría eso y un grafiti no es lo mismo que esos garabatos mal hechos, esa amorfía. Y por eso es que tan sólo fueron pocos, pues yo fui parte de los que paró a esos señores, para no continuar insultándolos, que rayaban paredes y gritábamos al unísono cuando oíamos explosiones, no sé si de papas bombas o simples tumbar ranchos como se les conoce. Por ahí me enteré y lo digo a modo de chisme, los de las explosiones fueron los de la Universidad Santiago de Cali y no la Universidad de Valle, que se comportó excepcionalmente y como salió en las pocas noticias y periódicos, Cali fue la ciudad con menos disturbios.
Concluyo ya, me despido invitando con mis avisos parroquiales a leer mis otros blogs aquí mismo en blogger, les deseo una buena tarde y aviso que este post fue a su salud.
La sociedad en la que vivimos.
http://nibega.blogspot.com
lunes, 11 de abril de 2011
La vida es un carnaval
Columnista Nibega.
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7 comentarios:
Me encanta!! gracias, gracias, muchas gracias!! :D has plasmado en tus palabras un poco del sentimiento de la mayoría de los estudiates de Univalle en contra de los disturbios, y los iletrados que hasta con mala ortografía rayan las paredes! (no sé con qué cara dicen que van a la Universidad, quiero pensar que por lo menos no a la mía). Ëse sentimiento pacífico y activo que vive en el corazón de los estudiantes caleños, no sólo de univalle!! ése sentido de pertenencia y solidaridad con la educación del país, con la ciencia, la literatura, las artes, el conocimiento, con el caranaval que se vive en las universidades públicas Colombianas!! Lo digo, porque me siento Orgullosa de pertenecer a mi país, y quiero su progreso, su avance!! Te doy gracias, porque a pesar de no ser Univalluno de Carné, lo sos de Corazón, como muchos de nuestros padres, hermanos, tíos, abuelos, primos, y cómo no nombralos, de nuestros Amigos! Felicitaciones por la nota, y Felicitaciones por ser una de ésas personas que se interesan realmente por el bienestar Colombiano!
Lina M. Isaza L., Estudiante de Pregrado de Biología y Comunicación Social con formación Básica en Periodismo! Univalluna, Tanto de Carné como de Corazón!
Tan hermosa linis, ya lo cambie, Ups! Gajes del oficio lo de iletrados, yo criticando y vedme en esas jajaja....
a su salud Lina ;) y a tu memoria del mal incidente
y el mensaje?? Carnaval cuando se está muriendo la educación pública Colombiana??
no se está mueriendo si no se deja morir, precisamente ahí creo que está dicho, Carnaval xq es la energia que se requiere para evitar dejar morir la educación.
Saludos a quien seas y Gracias por haber leido ;)
Es necesaria toda la energía de los estudiantes y la del pueblo en general, pero sera suficiente para defenderla de las "garras" de un gobierno inspirado en su propio interés y no en el del pueblo en general.
Creo que la energía que realmente necesita nuestra educación y en general todas las instituciones públicas, no es en realidad, como tu lo mencionas, ¨Un Carnaval"
??? interrogantes fuera del texto
Anónimo, creo que estás tomando el término carnaval muy por el sentido "barranquillero" o "río de janeiro" de la palabra. Considero superfluo éste ejercicio ya que, obviamente, ésta movilización no respondió a una celebración de algo específico sino a un "conjunto de informalidades y fingimientos que se reprochan en una reunión" (RAE). En este sentido, el carnaval puede ser visto como un medio pacífico de visibilizar inconformidades que son manifestadas de manera, evidentemente, diferente a los ya muy conocidos y reprochados actos violentos de protesta. Porque el contrarrestar la violencia con más violencia debilita el argumento y minimiza la lógica del acto, tanto real como simbólico, per se. En este sentido, la violencia no funciona como elemento legitimador de la demanda social, política o cultura, sino que actúa de manera inversa a esta lógica.
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