miércoles, 6 de abril de 2011

Una vista al Mundo Jasco Tolan Tolense

Columnista Nibega.

Quisiera dar unos avisos parroquiales antes de intentar aventurarse en este escrito. Primero, no espero que lo entiendan, no traten de hacerlo, disfrútenlo, sepan enrredarse, vivan la perdida en la lectura. Segundo, como me gusta decir primero, digo segundo, espero lo disfruten, espero se estresen con este texto que quizá no tiene nada de productivo, pero me fue divertido producirlo hace casi un año. (Apenas lo pasé y quise compartirlo con ustedes. A su salud.

De los vientos Caléndulos en las noches arrabadas cargadas de esbozos sobrepasados de paura anomálica en la Real Academia de los estudios Jascos. Atormentan a los minúsculos cartínes de la perdida Tolan Tolense, echada al olvido en los tiempos Jascos de donde se iniciaron estudios por primera vez sobre la claribilidad azarosa de rabonearía serpentina y repentera cautriana, real enredo de vida y sociedad agitada por aguas carbonadas de toromeno que envenenaba a las lurias málicas, las más finas exquisiteces del lugar, lo que formo enjambres de Nárramos en hambrunas en Tolan Tolense y más aún en la Academia Jasca.

Y fue en Tolan Tolense donde se creó por primera vez en la sobre-dosis informática como desarrollo de los Toleros Jascos ya que por otra parte estas sobre-dosis se empleo en abusos del re-huso morales, pero por supuesto a esto fue a lo que llegamos ahora y olvidamos a la buena época Jasca, pero eso no es lo que vengo yo a contar, quisiera como motivación principal y si me es posible comentar y describir la Tolan Tolense, la concurrida Ciudad de puertas abiertas y corredores y callejuelas olfebreras por donde el sacolero pasaba y todos le seguían.

Las puertas de una única herradura, donde la llave pía abría en las canderas, sin temor a pérdidas, las cazuelas tan similares y especiales techos enrojecidos con el guátarro de los salvajes lancores que después de comer dejaban el guátarro y los Tolero Jascos aprovechaban en sus edificaciones, casas disimiles de un piso pero unos dos pisos más hacia abajo y se comunicaban entre sí.

Como los caminos de jaloena
Comunican la navidad y año nuevo
Las puertas se abren paso
Por las liras de la guitarra Tolena.

Armónica y dicha de cortejos Jascos
Alimentando las festividades de dulzura
De la gran muliza que al final seria los trastos
Cargados de la málica paura.
(Poema encontrado en una de las bibliotecas de la Real Academia)

Y es de este modo como los minúsculos cartínes han de convertirse en este magnífico lugar de los Toleanos Tolenses de las cúspides amarillas de las escarpadas rocas Toleras al fogoso candor de las nubes al templor de los rayos solarizados que otorgan la vida según las leyendas de la época pasca encontrada en la investigación de la real academia, la información es valiosa pero escasa, mucho habrá que dejarlo a la imaginación y a la exploración rudimentaria en secuelas de las ideas que los Toleros jascos trataron de implementar como modelo a seguir para dar forma a una sociedad que no prosperó al verse pisoteada por los Tolenses jascos, de la misma Tolan Tolense que poseían entre los suyos, por lo tanto la ciudad se encontraba dividida a finales de su existencia como la Tolense jasca de sus épocas de oro. De los ciudadanos sabemos poco, sólo la metódica forma en la que construían sus hogares que ellos les daban el nombre de, calor en las noches de invierno y protección en los calurosos climas veraniegos, camoprodve, un largo y bizarro nombre para nuestro entendimiento, pero hemos de respetar su cultura, también hemos recuperado una minúscula información sobre su laboriosa gastronomía: las Catapurras, Zorapontes y el Tarréconal de la gloria carí.

Las Catapurras son uno de los más excéntricos sabores del mar, unas medianas criaturas si se les caza en su juventud, cuando por error se les captura adultas toman una semana terminar cada gran trozo de carne que puedes aprovechar de ese animal, esto en medidas familiares normales en las comunidades de la época Jasca, más o menos un estimulado de doce integrantes.

Zarapontes es un plato especifico de la zona oriental de Tolan Tolense, la manera más especial de servir este plato se da cuando el relleno del Zarapontes es hecho con especias y verduras, como los Cotoños, cuando acompañas la carne con esas especias se le puede dar buen sabor, el plato es servido en pequeñas porciones, pero con el sudado de los Mocorrones se saca la sopa, los Mocorrones son otras verduras que adhieres alrededor del Zaponte.

El Terréconal de la gloria Carí es quizá la más exótica comida de los Toleros, es un plato que se sirve en el centro de Tolan Tolence, es una comida serrana que se acompaña de las Lurias, lastimosamente envenenadas por ingerir grandes cantidades de Toromeno, que caza en la parte media de la sierra, por eso, parte de esta comida pudo ser conservado, en las zonas más frías que se pudieran conocer en los tiempos Jascos.

1 comentario:

Natalia Márquez dijo...

Me gustó mucho, y definitivamente hay que seguir el consejo del autor de no tratar de entender, pero este texto me recuerda al de Jorge Luis Borges en ficciones cuando hace referencia a Tlön, la primera vez que lo leí fue muy enredado después lo enfrente tal como he hecho con este texto, sin intención de entenderlo y así es como verdaderamente es más fácil de comprenderlos y disfrutarlos.

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