viernes, 6 de noviembre de 2015

A propósito de la adopción homoparental. Opiniones después del fallo de la Corte

Por Johanna Trochez.

La realidad es que los modelos de familia, hace tiempo, dejaron de ser uno solo y podría decirse que con todo lo que se ve y vive a diario, urge la consideración de nuevas estructuras familiares con una visión en mayor sintonía con la realidad; de hecho, las familias diversas existen, y desde tiempo inmemorial.

Yo apoyo la idea de que la copaternidad y comaternidad de hijas(os) es una realidad que no debería "prohibirse" sólo por una cuestión de orientación sexual. Y al respecto, en mi más humilde y respetuosa posición, respecto los diferentes puntos de vista, creencias religiosas o prácticas socio-culturales. Creo también que ante esta situación cabría preguntarse: (1) si es preferible que niñas(os) sin padres continúen estando abandonados, negándoles la posibilidad de tener un hogar, que les brinden amor, protección, cuidado y oportunidades, que les enseñen a ser seres humanos de bien y garanticen su bienestar. (2) si está bien que a niños/as de padres biológicos homosexuales se les prive de la compañía y convivencia de su padre/madre por su orientación sexual. Sinceramente, no lo creo. Para mí, mientras que un padre/madre sea una fuente de amor, respeto, y sea un buen ejemplo de honestidad, humanidad y compromiso con el bienestar de su hijo/a, siempre será más seguro/a estar a su lado.

Ahora bien, respecto a las opiniones que sugieren preguntar primero a los menores sobre quienes podrían/desearían ser sus padre/madre, padres/madres adoptivos, quiero dejar muy en claro que estoy totalmente de acuerdo. Es más, considero que la opinión de los menores debe ser la base sobre la cual tomar una decisión. En todos los casos, se debe poner en primer plano al menor y sus derechos sobre el deseo o interés de la pareja adoptante. El asunto de la discordia es que este factor debería ser igual de preponderante en todos los casos, independientemente de que las parejas adoptantes sean heterosexuales o homosexuales. A la final, la contraparte en este asunto no es la sociedad, ni las leyes, ni la religión, ni siquiera la ciencia... la contraparte es aquella niña o aquel niño, quien debería tener siempre la total liberta de expresar sus deseos y argumentos sobre el modelo de familia con el cual desearía vivir. Y si no está de acuerdo con algo, o si le gusta, no debía ser obligada(o). Además, creo que toda adopción, independiente del tipo de pareja, debería ser, por supuesto, el resultado de un proceso arduo de investigación y evaluación de las familias que se postulan. Además, el proceso debería incluir un seguimiento a la familia para garantizar que el menor este en buenas manos.

Por último, cito un comentario que alguna vez puse por ahí... “En definitiva, el único problema relevante que encuentro para las posibles niñas y niños adoptados por homosexuales, no sería la mal llamada "anti-naturalidad" de los padres/madres sino, por el contrario, la presión social y constante discriminación en la vida diaria (vecindario, familias, colegios, etc.) a la que estarían expuestos y sometidos las nuevas familias. Este sí que sería un factor que en todos los casos llegaría a afectar negativamente el desarrollo de las niñas(os)/jóvenes si no se toman las medidas y soluciones adecuadas”.

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