"Morir, dormir, tal vez soñar. ¡Ay!, ahí está el problema, pues lo que podemos soñar después de despojarnos de esta envoltura carnal debe hacernos reflexionar."
William Shakespeare
Teniendo en cuenta que el mes pasado muchos niños celebraron el día de “Hallowen” con un disfraz que podía expresar lo que querían ser (o lo que los padres esperan de sus hijos) saliendo a pedir dulces, mientras otros no tan niños también se disfrazaron pero para salir a rumbear y teniendo en cuenta el festivo 1 de Noviembre como el día de los santos. El tema del que quiero hablar hoy, es lo relacionado con el programa del pasado 31 de octubre de Especiales Pirry del canal RCN el cual presentó: “Suicidio y Depresión, La epidemia del siglo XXI” hablaré de los factores que hacen que la línea que divide a vivos y muertos sea cada vez más delgada y con ello la valentía o cobardía que caracteriza a aquellos que deciden dejar de estar del lado de los vivos, para formar parte de el de los muertos.
Podemos decir que el suicidio funciona básicamente como una solución a un dolor del que sus víctimas han dejado de controlar, un dolor que llegando a ser tan fuerte con los años, que solo deja el ideal de no volverlo a sentir, a simple vista cualquiera diría lo siguiente: “pues para eso está el apoyo de la familia y amigos, para controlar la depresión de alguien cercano” El problema está en que los síntomas de la muy bien llamada “epidemia del siglo XXI” son muy difíciles de detectar, incluso para aquel que los padece. Este fue el caso de una de las historias desarrolladas en el programa, donde los padres creían que la actitud de su hija, que paso por una transición de alegre en la niñez a rebelde en la adolescencia era solo una de las etapas al que toda familia se tenía que enfrentar y por el que todos los adolescentes tenían que pasar, sin embargo era más complicado de lo que parecía. En la misma historia, el hermano de la victima comentaba que la percepción que tenía su hermana sobre sí misma, era bastante baja y considero que para quienes están pasado por un proceso de depresión, es importante no solo el apoyo familiar sino en la mayoría de los casos, la asesoría de un especialista que guíe el proceso de la persona, que nivele su percepción de sí mismo y del mundo que lo rodea, ya que esto es factor importante que induce a las personas a atentar contra su vida: la baja autoestima. El problema sobre esta última idea es el siguiente, Colombia como país del tercer mundo no cuenta (como es costumbre) con los fondos suficientes para interesarse por un programa que apoye a las personas con este tipo de problemas, incluso al igual que el Salvador, habla mucho de Dengue y de cómo prevenirlo, pero guía pocos fondos y atención a los problemas mentales que aquejan al país.
Entonces otros dirían: “Por eso es que en Colombia la gente se suicida, por falta de plata” pues no necesariamente. El último caso presentado en especiales Pirry, se trata de un japonés que atentó contra su vida en 5 oportunidades, pero que gracias a un viaje que hizo en nuestro país, “logró encontrarle el sentido a la vida, el cual había perdido en su país de origen” Él describía la manera en que en Japón casi no se usa la palabra “Amor” quizás por lo trillada que ha llegado a ser esta palabra, al menos para mí y en lo que concierne a “el tan deseado amor eterno” que según Disney hace a las personas “felices para siempre”. Sin embargo considero que esta palabra tiene un alto grado de legitimidad, más que todo en el grado de importancia que tiene por ejemplo nuestra familia, respecto a los demás personas, y en Japón –comentaba- es difícil que las personas demuestren lo que sienten incluso a su familia. Este podría ser el pilar sobre las altas tasas de suicidio que se han presentado en Japón, considerando lo relevante de las relaciones afectivas, ya que hay que aceptarlo, aunque Colombia es un país con gente mediocre que se conforma con solo criticar sin tomar cartas en los asuntos que de verdad les afectan, hay que reconocerlo, somos uno de los países más felices del mundo y con esto viene a mi mente un comercial que decía que los colombianos le sacamos fiesta a todo, que las fiestas patronales, que el carnaval de barranquilla, que el muy bien llamado el carnaval de Negros y Blancos, que la feria de Cali, que la feria de las flores… que se celebra el día del amor y la amistad que si no tiene ni amor ni amistad pues para eso está el día del Despecho, en fin, celebramos toda pequeña y grande ocasión, y esto nos hace en algún grado más felices que los países del primer mundo como Japón.
Lo interesante es que conociendo las cualidades de los ciudadanos colombianos (que a veces parecieran pocas) alguien extranjero se haya enfocado en ellas y haya desarrollado un programa llamado “Turismo con Propósito” (Más información en http://www.turismoconproposito.org/www.turismoconproposito.org/Inicio.html) el cual es un proyecto desarrollado por la misma persona que intento quitarse la vida en 5 oportunidades, de traer a nuestro país a japoneses que hayan perdido el sentido de la vida y/o las ganas de vivir, con el fin de que logren contagiarse un poco de la alegría que nos caracteriza, de recibir un abrazo desinteresado, como los que recibió Yokoi Kenji Diaz, o recibiendo el calor humano que encontró en Colombia, el mismo que le devolvió el sentido de Vivir.
Gracias a él, muchos japoneses se han logrado contagiar de nuestra alegría, y es que en realidad es de sorprenderse como en un país con tantos problemas económicos, políticos y sociales, guidas por los intereses privados, por el clientelismo, transfuguismo, entre otros de los males que nos aquejan a nosotros por el hecho de ser colombianos, tengamos aún ganas de rumbear, de salir los fines de semana a pasar un momento con los amigos, para bailar, tomar o simplemente intercambiar ideas, tengamos ganas de sonreír con ellos, de ser afectivos y de expresar cuanto extrañamos a nuestras familias cuando nos encontramos lejos, (como en mi caso) y en fin de saber que si brindamos una sonrisa, no perdemos nada, más si ofrecemos mucho a quien la recibe.
Para ver el Tráiler y el documental de Turismo con causa:
http://turismoconproposito.blogspot.com/
2 comentarios:
Excelente tu columna Gina. Perfecto balance entre emoción y razón. Estoy de acuerdo contigo en que si vemos al país como una sola persona, ésta sería una persona feliz... pero ojo!! Aun en la meyor euforia podría sobrevenir la depresión, y según datos del INS en una encuesta nacional sobre salud mental realizada en el 2006 (conozco los resultados pues yo trabajaba en la Div. Salud de la FES Social, uno de los grupos de investigación que ejecutó el proyecto), más del 65% de los colombianos presentan síntomas de depresión severa, relacionados con el no-futuro, la poca seguridad económica y laboral, la situación de violencia política y social, entre otros. Creo que estamos habitando un paciente bipolar!!
Cuando una presentadora de farándula, reconocida en Colombia apareció muerta bajo su pripia mano, de dieron muchísimas explicaciones hacerca de lo que se vive durante una depresión.
La inmensa soledad e incluso la capacidad de imaginar situaciones extremas y sentirse viviendo en las peores sircunstancias, cuando para las personas alrededor todo parecería una historia de ensueño.
Creo que el suicidio es la máxima expresión del dolor, y de la desesperación de no ver salidas, de no sentirse útil para nadie, y de abandono de la vida, de las posibilidades de cambio.
Y cualquiera podría suponer que en Colombia vivimos bajo una depresión extrema porque esas características se pueden observar en la mayoría de la población: Imposibilidad para salir adelante, pocas oportunidades, desesperación y necesidad. Pero por el contrario, como se ha demostrado en algunas encuestas mundiales sobre los índices de felicidad en los paises alrededor del mundo, somos personas felices, que no nos rendimos fácilmente ante las adversidades, y que a pesar de las sircunstancias podemos dar amor y amistad a quienes nos rodean.
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