Integrante de la Organización de Jóvenes Liberales del Valle
Escribo esto faltando 15 días para, el que estoy seguro será, el día más importante, políticamente hablando, de mi generación. Los ciudadanos de Colombia hemos sido convocados para el 2 de octubre, por el Presidente de la República, a un plebiscito donde se decidirá si se aprueba, o no, el acuerdo alcanzado con la guerrilla de las Farc. Y mi voto será por el SÍ.
Como miles de familias colombianas, la mía no estuvo exenta de la violencia. Cuando apenas tenía 3 meses de nacido, a sus 33 años, mi padre murió a manos de la guerrilla. Por supuesto, no sufrí su muerte pues era muy pequeño y no tenia si quiera conciencia de mi propia existencia; no obstante, sí sentí su ausencia, incluso hoy a mis 26 años ese vacío se vive.
Apoyo el SI, no solo porque creo que los acuerdos alcanzados con las Farc están dentro del marco de la sensatez, porque nos permitirán como sociedad crear un nuevo escenario para pensarnos a Colombia (piensen cuantos Presidentes se han elegido por el tema de la lucha contra las Farc, mientras otros países eligen a sus líderes por temas como educación, salud, generación de puestos de trabajo y distribución de riqueza, etc.) sino porque creo que terminar el conflicto que produjo tantas víctimas es el mayor reconocimiento y honra a la memoria de todos aquellos que murieron en él ...como mi padre.
No soy tan ingenuo para pensar que si gana el SÍ, este país será un paraíso terrenal, pero tengo la absoluta convicción de que un triunfo del SÍ es por mucho más conveniente que un triunfo de su opuesto... Colombia lleva 52 años diciendo NO, y ahí están mas de 230.000 muertos, 5 millones de desplazados y más de 230 billones de pesos gastados en guerra para recordárnoslo.
Papá, sé que el triunfo del SÍ no me permitirá retroceder al pasado y darte los abrazos que nunca te di, escuchar los consejos que nunca llegaron, oír tus palabras de orgullo por mis triunfos, jugar fútbol como lo hacen sus padres con los hijos en las películas, o volárnosle a mi mamá para compartir una tarde juntos. Pero si la sociedad colombiana le da una oportunidad a la paz, tendré la tranquilidad de que en el futuro mas niños no vivirán lo que a mí me toco vivir por causa de la existencia de la guerra, y eso sin duda es un gran avance.
Papá... te llevo en mi carácter y mi nombre, y por tu memoria y la imagen, que he construido de ti a través del relato, yo digo SÍ a una Colombia más "normal", a una Colombia que use sus recursos en escuelas, hospitales, escenarios deportivos y no en helicópteros o bombas. En una Colombia donde no estemos condenados a ver en el noticiero del medio día la novedad que nos trae el conflicto, en una Colombia que con todos sus problemas, se dé a la tarea de abrir tras 52 años la puerta de la paz... para que a partir de ahí construir un país mucho mejor del que hoy tenemos, y algún día contarle a esos nietos, que como yo no te conocerán, que mi generación le puso fin a la guerra en nuestro país.
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