miércoles, 16 de enero de 2013

Colombia ¿un estado fallido?

Columnista Carlos Herrera Rozo.

Estuve en Bogotá del 2 de Octubre de 2012 al 2 de Enero del 2013 y pude comprobar, de primera mano, leyendo los periódicos de la ciudad, escuchando las noticias por la TV, escuchando la radio y visitando a mis amigos, de los cuales solo diré que, están en la universidad, en el parlamento, en la judicatura y, algunos, más bien escasos, en los cuerpos y fuerzas de seguridad de estado. De todas estas fuentes extraje, para disgusto mío y también de ellos, que Colombia, esa tierra nuestra verde y herida, es un país, gracias a las clases dirigentes Políticas, Económicas, Financieras y Administrativas un estado fallido, lo afirmo con tristeza y corrijo a aquellos que, desde oscuras atalayas, me acusan de hablar mal de mi país, así como agradezco a todos aquellos que me ayudaron en la comprensión del problema.

Los Estados fallidos son un concepto relativamente nuevo que, desde que en 2005 cuando el Foreign Policy comenzó a publicar el Índice de Estados fallidos, se ha ido difundiendo. Hablar de Estados fallidos es un concepto amplio y no pocas veces confuso que lleva a algunos equívocos, pero que, cada vez se utiliza más por aquellos que se dedican a dilucidar los problemas de la política internacional y nacional en este mundo globalizado.

De alguna manera podremos afirmar que los Estados fallidos son aquellos que no tienen una estructura político-administrativa que pueda garantizar un funcionamiento mínimo. El término Estado Fallido es empleado por politólogos, periodistas y comentaristas políticos para describir un estado Soberano que, se considera, ha fallado en la garantía de los servicios básicos y donde la corrupción ha permeando todos los estratos de la sociedad. El centro de estudios Fund for Peace ha propuesto los siguientes parámetros para hacer más comprensible el concepto:

  • Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.

  • Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.

  • Incapacidad para suministrar servicios básicos.

  • Incapacidad para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.

  • Corrupción generalizada en la administración pública.

  • Altos niveles de criminalidad.

  • Elevado porcentaje de refugiados y desplazados.

  • Degradación económica de la población.

  • Aparición de grupos paramilitares que sustituyen los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.

Analizando críticamente dichos parámetros, con la realidad Nacional Colombiana, podremos cotejar sin mucho margen de error si nuestro país cabe dentro de la denominación de Estado Fallido.

Más adelante para comprender con mayor claridad este fenómeno adverso presentare la lista de los Estados fallidos que hay en la actualidad. He afirmado que los Estados fallidos son lugares donde no hay servicios básicos que cubran ampliamente a la población, ni justicia social, ni unas fuerzas de seguridad del Estado mínimamente fiables… ni, por consiguiente, una verdadera democracia. Lugares donde, en pocas palabras, la única garantía fiable es que no existen garantías. Observar el Ranking de Estados fallidos y encontrar en él al País en que se vive es, por decir lo menos, terriblemente amargo y descorazonador.

Los Estados fallidos no son el resultado de una coyuntura desfavorable, sino el resultado de siglos de políticas Nacionales e internacionales injustas. Sólo hay que ver que algunos de los países en lo alto del ranking han sido invadidos o tutelados por coaliciones internacionales que, sobre el papel, tenían que ayudar a mejorar la situación de esos países y que vistos los resultados han fracasado estruendosamente. Eso no quiere decir que todas las naciones en proceso de descomposición sean víctimas del olvido mundial. Irak y Afganistán, los dos frentes principales en la guerra contra el terrorismo, empeoraron a lo largo del año pasado. Sus experiencias prueban que no sirve de nada que se destinen miles de millones de dólares de ayuda a la seguridad y el desarrollo si no van acompañados de un gobierno con capacidad de actuar, dirigentes dignos de confianza y planes realistas para mantener la paz y desarrollar la economía. Igual que existen muchas formas de alcanzar el éxito, también hay muchas maneras de caer en el fracaso.

Desgraciadamente, además, parece que ser un Estado fallido es una enfermedad de la que difícilmente se puede salir, ya que, con algunas excepciones, la mayoría de Estados que están en los primeros puestos del ranking han repetido los últimos años en posiciones similares. Cada Estado es un caso diferente, pero muchos son ricos en recursos naturales desde petróleo o gas, hasta minerales o unas tierras ricas para la producción agrícola, como es el caso Colombiano, donde todos estos factores se cumplen. Su riqueza no justifica su posición en esta lista. En cambio, vemos con nostalgia, como entramos en este círculo perverso y la degradación social facilita que acabemos siendo la base de todo tipo de actividades delictivas, como el comercio de armas, de drogas y de recursos naturales cedidos, sin mayores controles, a las grandes multinacionales que controlan su comercio. Además, ha de tenerse en cuenta, la corrupción administrativa desde las más altas esferas del estado, hasta las alcaldías de los municipios más pequeños.

Esta situación interna y los pobres resultados de las grandes misiones mediáticas Internacionales para darles apoyo, muestran la necesidad perentoria de establecer mecanismos de control y de gobierno que permitan afrontar estas situaciones desde una óptica más razonable a medio y largo plazo, lejos de los intereses de los países que los "ayudan", cuando realmente prima un interés para controlar la gestión de los recursos naturales.

Debemos tener presente que, en estos países, la gestión de los recursos naturales y los modelos de producción están lejos de un desarrollo sostenible habida cuenta de que su legislación al respecto adolece de profundos fallos o de controles efectivos para que se cumpla. Estados donde la educación, la sanidad o el acceso al agua potable son una quimera, el medio ambiente no es sino una ilusión. Es decir, que a pesar de que exista una legislación aceptable, sencillamente es inexistente porque nadie la cumple y esto ocurre en zonas de gran riqueza biológica, con recursos hídricos importantes, amplias zonas de cultivos y riquezas en el subsuelo muy importantes. Un país, cualquiera que él sea, no puede darse el lujo de dejar en manos extrañas, sin controles efectivos, la explotación de sus recursos naturales.

Los Estados fallidos son fracasos no solamente Nacionales, sino globales, que afectan el conjunto de naciones y que piden y necesitan legislaciones claras y respuestas globales que no afecten su estabilidad. Por ello, una buena gestión de estos Estados es necesaria para construir un mundo sostenible y en paz.

Acabar con los Estados fallidos es una cuestión de justicia social. Por ello, es responsabilidad de los gobernantes, de toda la sociedad, implicarse en conseguir derrotar la corrupción y dotar a la justicia de todos los elementos legales indispensables para evitar que se burlen las normas que rigen el buen funcionamiento del estado, y garantizar con ello, la viabilidad económica y democrática del Estado. ¿Es una Utopía? ¡No!. Sencillamente, un acto imprescindible para todos los que vivimos en este planeta.

NO es sorprendente que dentro de esta lista de los países fallidos se encuentre Colombia, a pesar de todo el esfuerzo que se afirma haber hecho en los últimos años para consolidar su legitimidad, su soberanía y su crecimiento económico, a pesar de ello, aparece en el listado con el número 52.


Mapa de Estados fallidos: En color purpura los Estados fallidos en la actualidad: Colombia en el puesto 52 (Ver más información al respecto)

En el listado se tiene en cuenta la presión demográfica, el número de refugiados, el desarrollo desigual de la población, declive económico, derechos humanos, independencia judicial, servicios públicos, fuerza pública, élites fracionalizadas, grupos de presión, función democrática e intervención extranjera.

De acuerdo con el analista Larrazábal “este estudio da a conocer por tercera vez que Colombia desde el 2009 hasta este año, aparece dentro de la lista de Estados fallidos, y de las razones que la revista esgrime esta el tema de corrupción, falta de infraestructura e incluso la aplicación al derecho en salud, conflicto interno, conflicto étnicos, refugiados entre otros” y he de agregar importantes fallos del sistema judicial colombiano.

Según el estudio, dentro de los países de Latinoamérica, Bolivia, Haití y Colombia aparecen dentro del listado, lo que es sorprendente porque quiere decir que los colombianos estamos a la par de estos dos países en cuanto a estructuración de Estado, lo que podría ser desproporcionado, pero no bastan los esfuerzos del Gobierno, si fallan los cuerpos colegiados en el diagnostico de los problemas y si además la Justicia que es la base de cualquier democracia se encuentra constantemente en entredicho y no hace cumplir, independientemente de a quien se aplique, la ley. Un estado que envía a sus reos al extranjero para que sean juzgados, por delitos menores, mientras que sus grandes crímenes quedan impunes, no tiene solidez, ni puede presentarse como Estado Soberano…

Recopilando diremos que, los Estados fallidos, escribe Chomsky, son aquellos que carecen de capacidad o voluntad política "para proteger a sus ciudadanos de la violencia y quizás incluso de la destrucción" y "se consideran más allá del alcance del derecho nacional o internacional". Padecen un grave "déficit democrático" que priva a sus instituciones de auténtica sustancia.

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