domingo, 11 de agosto de 2013

¡Que cultiven en macetas!

Columnista Carlos Herrera Rozo.

“El derecho al derroche, privilegio de unos pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica” Eduardo Galeano


PROHIBIDO SER CAMPESINO

Mientras Pancho Villa, eufórico cuatrero, incendiaba el norte de México, Emiliano Zapata, melancólico arriero, encabezaba la revolución del sur. En todo el país, los campesinos se alzaban en armas. “La justicia se subió al cielo, aquí ya no está – decían”. Para bajarla PELEABAN. Que más remedio. Al sur el azúcar reinaba, tras las murallas de sus castillos, y el maíz mal vivía entre pedregales. EL MERCADO MUNDIAL HUMILLABA AL MERCADITO LOCAL, Y LOS USURPADORES DE LA TIERRA, DE LAS SEMILLAS Y DEL AGUA ACONSEJABAN A SUS DESPOJADOS: ¡Que cultiven en macetas!

Los alzados en armas eran gente de la tierra, no de la guerra, que suspenderían la revolución por sembrar y cosechar.
Sentado entre los vecinos que charlaban de gallos y caballos a la sombra de los laureles, Zapata escuchaba mucho y poco decía .Pero este callado logro que la buena nueva de su reforma agraria alborotara las comarcas más lejanas, EXPULSANDO A LOS INTRUSOS.

Nunca la nación Mexicana fue tan cambiada.
Nunca la nación Mexicana fue tan castigada por cambiar.
Un millón de muertos. Todos, o casi todos, CAMPESINOS, aunque algunos vistieran uniforme militar. Eduardo Galeano…

Caricatura de Obama, títere de MonsantoMonsanto es una empresa delincuente. Hay pruebas concretas de ello. Ha sido condenada varias veces por sus actividades industriales, por ejemplo el caso de los PCB, producto que ahora está prohibido, pero sigue contaminando el planeta. Los conocimientos actuales sobre toxicidad de esas moléculas son las siguientes: En caso de exposición aguda con dosis importantes, el riesgo de una infección cutánea llamada cloracné es cierto, los riesgos teratógenos y cancerígenos están muy sospechados ( el último fue demostrado en el caso de la dioxina tipo Seveso). Otros riesgos sospechosos pero no ciertos son trastornos del sistema inmunitario, del sistema endocrino, de la función hepática, de la reproducción, de enfermedades cardiovasculares y neurológicas. Durante 50 años el PCB estuvo en los transformadores de energía. Y Monsanto, que fue condenada por eso, sabía que eran productos muy tóxicos, pero escondió información y nunca dijo nada. Y es la misma historia con otros dos herbicidas producidos por Monsanto, que formaron el cóctel llamado “agente naranja” utilizado en la guerra de Vietnam, y también sabía que era muy tóxico e hizo lo mismo. Es más, manipuló estudios para esconder la relación entre las dioxinas y el cáncer. Es una práctica recurrente en Monsanto. Muchos dicen que esto es el pasado, es una forma de obtener ganancias que aún hoy está vigente. La empresa nunca ha aceptado su pasado ni ha aceptado responsabilidades. Es su línea de conducta. Y hoy sucede lo mismo con los transgénicos y el Roundup.

Tiene prácticas comunes en todos los países donde actúa. Monsanto esconde datos sobre sus productos, pero no sólo eso, también miente y falsea estudios sobre sus productos. Otra particularidad que se repite en Monsanto es que cada vez que científicos independientes tratan de hacer su trabajo a fondo con los transgénicos, tienen presiones o pierden sus trabajos. Monsanto también es sinónimo de corrupción. Dos ejemplos claros y probados son el intento de soborno en Canadá, que originó una sesión especial del Senado canadiense, cuando se trataba la aprobación de la hormona de crecimiento lechera. Y el otro caso es en Indonesia, donde Monsanto fue condenada porque corrompió a cien altos funcionarios para poner en el mercado su algodón transgénico. No dudamos que hay más casos de corrupción donde Monsanto es quien corrompe. Valdría la pena que Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos explicaran al pueblo Colombiano y al parlamento como y porque Monsanto ha entrado al país con las prerrogativas que le permiten pasar por encima de la Constitución.

–La meta de Monsanto, a día de hoy, es controlar la cadena alimentaria a escala global. Los transgénicos son un medio para esa meta. Y las patentes una forma de lograrlo. La primera etapa de la “revolución verde” que lleva adelante Monsanto, ya quedó atrás, fue la de plantas de alto rendimiento con utilización de pesticidas y la contaminación ambiental -correspondiente. Ahora estamos en la segunda etapa de esa “revolución verde”, donde la clave es hacer valer las patentes sobre los alimentos. Esto no tiene nada que ver con la idea de alimentar al mundo, como se publicitó en su momento y como se sigue manteniendo a través de los mas -media y de funcionarios locales corruptos. El único fin es aumentar las ganancias de las grandes corporaciones. Monsanto gana en todo. Vende el paquete tecnológico completo, semillas patentadas y el herbicida obligatorio para esa semilla. Monsanto hace firmar un contrato por el cual prohíbe conservar las semillas vernáculas y obliga a comprar Roundup, No se puede utilizar un glifosato genérico. En este modelo Monsanto gana en todo, y es todo lo contrario de la seguridad alimentaria. Mucho antes de permitir el ingreso de Monsanto a Colombia el gobierno, o los gobiernos implicados, han debido estudiar en profundidad el desarrollo de dicha empresa en países como la India, países africanos, Argentina, Brasil o Uruguay que están más cerca.

No se puede olvidar que Monsanto tiene el derecho de propiedad intelectual de sus productos. Eso significa, que les hacen firmar, a los productores que utilizan sus servicios, un contrato en los que se comprometen a no conservar parte de sus cosechas para resembrar el año próximo, lo que suelen hacer los agricultores de todo el mundo. Monsanto lo denuncia como una violación de su patente. Entonces Monsanto envía la “policía de genes”, detectives privados que entran a los campos, toman muestras, verifican si es transgénico y si el agricultor ha comprado sus semillas. Si no las han comprado, realizan juicios y Monsanto gana. Los gobiernos envían el ejército y la policía, destruyen los cultivos decomisan semillas no transgénicas y LOS CAMPESINOS VAN A LA CARCEL. Es parte de una estrategia global: Monsanto controla la mayoría de las empresas semilleras y patenta las semillas, exigiendo que cada campesino compre sus semillas.

El Roundup, que forma parte del paquete que vende Monsanto. es un producto altamente toxico que está prohibido su uso en Europa y que muchas comunidades indígenas y campesinas en el mundo han demandado denunciando sus efectos perversos. Su impacto es increíblemente silenciado. Nadie puede negar lo que traen aparejadas las fumigaciones con este herbicida, totalmente nocivo. De hecho, en Dinamarca, ya fue prohibido por su alta toxicidad. Es urgente analizar, antes de permitir su utilización e ingreso en el país, el peligro de los agroquímicos y los OGM (Organismos Genéticamente Modificados).

Los Gobiernos, tanto del Señor Uribe, como del Señor Santos, han justificado el ingreso al país de las Multinacionales Agrarias so pretexto de una mayor producción y mayor empleo. Las dos premisas son falsas. Argentina es el mejor ejemplo de esa mentira. ¿Qué tal le ha ido con la sojización del país? Se ha perdido en la producción de otros alimentos básicos y aún hay hambre en el país además de la contaminación ambiental, especialmente, de los recursos hídricos a la desaparición de especies animales y vegetales y la consiguiente aparición de nuevas plagas.. Este modelo es el modelo del monocultivo, que acaba con otros cultivos vitales. Es una transformación muy profunda de la agricultura, que lleva directo a la pérdida de la soberanía alimentaria, y lamentablemente ya no depende de un gobierno para poder revertirlo. En relación con una mayor mano de obra que será contratada también es un argumento falso, la mecanización del campo requiere menos mano de obra y produce el consiguiente desplazamiento de los campesinos que se dedicaban a la agricultura a buscar nuevas posibilidades de vida en las ciudades.

PERMITIR EL INGRESO DE LAS MULTINACIONALES AGRARIAS ES ADMITIR UNA NUEVA DICTADURA en el sentido de un poder OMNIMODO, que abarca todo EL SECTOR AGRARIO Y DE CONTERA EL SECTOR ECONOMICO. Hay que tener razonablemente claro que quien controla las semillas controla la comida y controla la vida. En ese sentido, Monsanto tiene un poder totalitario, permitido y aprobado por el estado y por todos aquellos que desde sus puestos de mando sin poner objeciones admitieron el desaguisado. Lo que denunciamos es tan claro que hasta Syngenta, otra gran empresa del sector y competidora de Monsanto, llamó a Brasil, Paraguay y Argentina “las repúblicas unidas de la soja”. Estamos en presencia de un programa político y empresarial con fines muy claros: Enriquecer a unos pocos a despecho del mal que pueda causarse. Nos preguntamos, por ejemplo: ¿Quién decide qué se va a cultivar en Colombia? No lo decide ni el Gobierno ni los productores, el gobierno no lo decide por cuanto CEDIO LA SOBERANIA EN MONSANTO, LOS PRODUCTORES NO PUEDEN DECIDIRLO TODA VEZ QUE ELGOBIERNO LES AREBATRO EL CONTROL DE LAS SEMILLAS PARA ENTREGARSELA A UN TERCERO EXTRANJERO. EN ADELANTE, QUIEN DECIDE ES MONSANTO. La multinacional decidirá qué se sembrará, en donde y como, sin importarle que diga el gobierno, al fin y a la postre la soberanía fue cedida con el TLC CON LOS ESTADOS UNIDOS , y las decisiones agrarias las tomara la empresa, MONSANTO. Lo peor está por venir, el modelo de agro- combustibles que acarrea más monocultivo intensivo. A estas alturas, queda claro que el monocultivo con las nuevas técnicas y estrategias agro-químicas es la pérdida de biodiversidad y el medio ambiente sostenible, y es todo lo contrario de la seguridad alimentaria. No hay dudas de que el monocultivo que pretende implantarse, ya sea de soja o para biodiesel, es el camino hacia el hambre, y, económicamente, hacia ninguna parte, toda vez que las ganancias irán a parar a paraísos fiscales.

Que Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos se hayan convertido en los mejores lobbistas de las multinacionales agrarias, es, por decir lo menos, lamentable. Es verdad que las multinacionales agrarias les presentan estudios, revistas, fotografías etc, etc,etc… para convencerlos, pero no es menos cierto que los gobiernos deben ser más exigentes y pedir información a organismos internacionales y científicos sobre las prácticas de estas entidades antes de dar el paso adelante, tanto más, si está en juego la soberanía de la nación en un asunto tan importante como es la biodiversidad y la sana alimentación de la población.

Pero no solamente los gobernantes son responsables de este hecho. Los periodistas, los científicos nacionales, los productores y el pueblo en general también son responsables por cuanto han permitido que empresas criminales tomen asiento en el país. En todo lo referido a los transgénicos, la prensa no trabaja seriamente. Los medios miran la propaganda de Monsanto y la publican sin cuestionamientos, como si fueran empleados de las empresas agrarias. También es público que Monsanto invita a comer a los periodistas, les hace regalos, los lleva de viaje a Saint Louis (donde está su sede central); los periodistas van muy contentos, pasean por los laboratorios, no preguntan nada y ya. Así funcionan los medios con Monsanto. También registré casos en los que Monsanto busca, en cada medio de comunicación, un defensor. Establece contacto con él y logra opiniones favorables. Si hay corrupción o no es un asunto de conciencia del periodista en cuestión, pero Monsanto logra su objetivo.

Es bueno aclarar que los alimentos de origen transgénicos alimentaran la industria farmacéutica. Jamás terminaran con el hambre en el mundo. Con el modelo de la agricultura transgénica están condenando a la humanidad a la pobreza, al hambre y a nuevas enfermedades. La salud humana y, por consiguiente, la alimentación de la población deberían estar fuera de toda especulación económica y política. Los políticos, los gobernantes, los científicos y los medios de comunicación deben saber, y de hecho lo saben, que la alimentación en el mundo, se combate respetando la naturaleza, la biodiversidad y los recursos naturales basándose en una agricultura sostenible , todo lo opuesto al actual sistema que nos debe llamar a la reflexión y tomar consciencia de esta realidad.

Monsanto y las multinacionales agrarias ESTAN LLEVANDO A LA RUINA A LOS PUEBLOS DONDE SE HAN INSTALADO ¡El problema NO es Monsanto! El problema son los Gobiernos de turno que abren las puertas para que ingresen al mercado las empresas multinacionales, sin que previamente, no se hayan efectuados los estudios que pudieran garantizar a las poblaciones que NO corren riesgo alguno. Sin consultar con nadie, sin hacer estudios concisos y a ojos vendados aceptan los dictados de los científicos que las multinacionales les venden. Sin embargo, gracias a científicos independientes y a la incansable labor que viene realizando organizaciones de interés público, han sacado a la luz los riesgos que significan para la salud humana y que los gobiernos deberían tomar en serio para y enfocar con responsabilidad su atención a las evidencias científicas que alertan el peligro de los transgénicos. Como ejemplo, vale la pena citar que en el Valle del Conlara, Argentina, se producen semillas de Monsanto que fueron prohibidas en la Unión Europea por ser una amenaza a la salud pública.

Y, mientras todo esto ocurre, los campesinos son perseguidos, despojados de sus tierras o enviados a la cárcel, por utilizar, como lo hicieron sus abuelos, las semillas vernáculas, protegidas por la constitución y la ley. ¡Que cultiven en macetas! Es la orden gubernamental…

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