Columnista Nibega.
¿No les ha pasado? No sé si les ha ocurrido o no (no a todos nos sucede) que cuando están fumándose un cigarrillo, pero no es como fumarse cualquier cigarrillo o bueno, nunca fumarse un cigarrillo es igual que fumarse un cigarrillo, siempre existe otro tipo de razones que no entenderemos y no busco que lo entiendan, sólo sientan como si ahora mismo viviesen mis palabras (como si eso fuese posible), déjense ir por la idea de disfrutarse un cigarrillo como se lo disfrutarían quienes fuman, aunque usted lector no lo haga.
Sientan ese cosquilleo que enardece el estomago siempre que se tiene la leve sospecha que va a ocurrir, es ahora y estás vos y ello, caminar a ese encuentro en el que van bullendo una serie de pensamientos cruzados que culminan en el momento en el que encuentras el sitio perfecto para que suceda, el lugar es de suma importancia en lo que al tema respecta, y para serles sincero muchos más temas, la cuestión es que sucede que te acomodas, echas una ojeada para reconocer el terreno. Si eres de aquellos que gusta de la compañía, elegirás el lugar en el cual comunicar tus ideas, la ocasión para acompañar el encuentro con palabras, las más adecuadas para la situación, si eres de los que disfrutas tus placeres en la tranquilidad de lo privado, propenderás por la soledad y en el mejor de los casos y si la suerte no prospera una buena compañía, para nada fastidiosa.
Después de estar ubicados, haber ojeado por si hay algo que pueda y logre arruinar el momento, habiendo tomado todas las precauciones habidas y por haber (como si eso fuese posible) Te dispones a que suceda sin mayores privaciones ni pretensiones casi como un deseo de que pase-lo-que-tenga-que-pasar y qué joder si ya se nos vino el acabose acá lo enfrento y adiós con el mundo, no hay nada después ni hubo nada antes de este momento This is it, así que sacas el cigarrillo casi al azar, siendo demasiado cuidadoso en encontrar con ademan de pitonisa el cigarrillo perfecto dentro de tanta similitud. el fracaso no es una opción. Lo tomas, suavemente te lo llevas a la boca y sientes como tus labios lo aceptan de inmediato, disfrutas su textura, agarras el encendedor, te lo llevas a la boca, a la punta final, la cúspide más excitante del cigarrillo y entornando las manos haces un nido que protege ese fuego que los unirá eternamente, como evitándote suspiros innecesarios y todo culmina ¿o empieza? Cuando se quema el tabaco y aspiras, una calada, dos caladas, ya quema solo, no necesitas más al fuego ya ustedes dos lo crean y se consumen con tanta dicha que es un respiro casi innecesario tomar con el dedo índice y el medio el tubo del filtro mientras tu mente masculla infinidad de pensamientos y el humo de tu interior es el resultado final del placer consumido, el respiro es un alivio a la fatalidad que te encausa en dos caladas más antes de botar afuera todo tormento porque créanme cuando les digo que no hay mejor terapia que un Marlboro rojo o el cigarrillo de su preferencia.
La mirada se va y no sos el mismo ahora, sos uno con el cigarrillo y se ha pactado aquel ritual que se ha conocido por no pocos en un transcurrir de años que para qué contarlos (como si eso fuese posible).
Sientan ese cosquilleo que enardece el estomago siempre que se tiene la leve sospecha que va a ocurrir, es ahora y estás vos y ello, caminar a ese encuentro en el que van bullendo una serie de pensamientos cruzados que culminan en el momento en el que encuentras el sitio perfecto para que suceda, el lugar es de suma importancia en lo que al tema respecta, y para serles sincero muchos más temas, la cuestión es que sucede que te acomodas, echas una ojeada para reconocer el terreno. Si eres de aquellos que gusta de la compañía, elegirás el lugar en el cual comunicar tus ideas, la ocasión para acompañar el encuentro con palabras, las más adecuadas para la situación, si eres de los que disfrutas tus placeres en la tranquilidad de lo privado, propenderás por la soledad y en el mejor de los casos y si la suerte no prospera una buena compañía, para nada fastidiosa.
Después de estar ubicados, haber ojeado por si hay algo que pueda y logre arruinar el momento, habiendo tomado todas las precauciones habidas y por haber (como si eso fuese posible) Te dispones a que suceda sin mayores privaciones ni pretensiones casi como un deseo de que pase-lo-que-tenga-que-pasar y qué joder si ya se nos vino el acabose acá lo enfrento y adiós con el mundo, no hay nada después ni hubo nada antes de este momento This is it, así que sacas el cigarrillo casi al azar, siendo demasiado cuidadoso en encontrar con ademan de pitonisa el cigarrillo perfecto dentro de tanta similitud. el fracaso no es una opción. Lo tomas, suavemente te lo llevas a la boca y sientes como tus labios lo aceptan de inmediato, disfrutas su textura, agarras el encendedor, te lo llevas a la boca, a la punta final, la cúspide más excitante del cigarrillo y entornando las manos haces un nido que protege ese fuego que los unirá eternamente, como evitándote suspiros innecesarios y todo culmina ¿o empieza? Cuando se quema el tabaco y aspiras, una calada, dos caladas, ya quema solo, no necesitas más al fuego ya ustedes dos lo crean y se consumen con tanta dicha que es un respiro casi innecesario tomar con el dedo índice y el medio el tubo del filtro mientras tu mente masculla infinidad de pensamientos y el humo de tu interior es el resultado final del placer consumido, el respiro es un alivio a la fatalidad que te encausa en dos caladas más antes de botar afuera todo tormento porque créanme cuando les digo que no hay mejor terapia que un Marlboro rojo o el cigarrillo de su preferencia.
La mirada se va y no sos el mismo ahora, sos uno con el cigarrillo y se ha pactado aquel ritual que se ha conocido por no pocos en un transcurrir de años que para qué contarlos (como si eso fuese posible).
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