Integrante de la Organización de Jóvenes Liberales del Valle
La soledad del poder es una frase que hace referencia a que "El gobernante sabe que está solo en esa responsabilidad. Puede tener muchos o pocos asesores, puede escuchar pocas o muchas opiniones, pero al final son él y su conciencia, envueltos en la más absoluta soledad, los únicos que han de asumir la responsabilidad de la resolución tomada". Usted, señor Presidente, debe estar experimentando esa soledad en las últimas semanas, desde todos los sectores políticos se le presiona para tomar medidas respecto al proceso de paz por el accionar de la guerrilla, las sugerencias van desde el ultimátum hasta la finalización del proceso de negociación.
Quiero que sepa que usted no está solo señor Presidente. Lo acompaña la sensatez que impone la historia, superar un conflicto que ha generado más de 220.000 muertos, 5 millones de desplazados, y ha justificado la inacción de muchos gobiernos para superar la pobreza y la inequidad que aqueja a la nación. Lo acompañamos casi 8 millones de personas que votamos por usted el año pasado, bajo la premisa que valía la pena dar ese voto de confianza para sacar a delante el proceso de paz. Sabemos que no es fácil terminar una guerra de más de medio siglo (tal vez sea más difícil hacer la paz con un enemigo histórico que proponer la salida militarista al mismo, esta última es la opción más popular pero no por ello la correcta) pero usted como líder de esta nación debe sobreponerse a las dificultades y liderar a este país hasta llevarlo a ese puerto de destino que se propuso desde que inicio su gestión en 2010, la PAZ.
No se deje someter, ni por la incomprensión de muchos colombianos que se dejan llevar por la misma lógica de la guerra, ni por algunos guerreristas que dentro de la insurgencia quieren boicotear el proceso.
Lo que no entiende gran parte del país es que firmado un acuerdo con la guerrilla se abre un escenario inédito para el pueblo colombiano, el pos conflicto, es decir, la posibilidad de pensar ya no como superar una guerra vetusta sino como crear un país más justo e igualitario, y ello implica centrar el debate ya no en la guerra o la paz sino en la educación, el sistema tributario, en el medio ambiente, en cómo crear puestos de trabajo, en la seguridad social, la salud, en los derechos civiles etc. Como dijo el ex presidente sudafricano Frederick De Klerk (premio nobel de paz junto a Mándela por contribuir al desmantelamiento del apartheid) recientemente en una entrevista (ver) a Yamid Amat, respecto a lo que se logra con la paz: “por mi experiencia, puedo afirmar que una vez uno logra dominar y ponerle fin al conflicto violento permanente, se generan oportunidades y el espacio adecuado para enfrentar la pobreza, mejorar la educación y atender las necesidades básicas de la gente. Mientras exista el conflicto esto es difícil de obtener, porque la energía y los recursos van al conflicto”.
Presidente usted al igual q mándela en su momento se ha sometido a la incomprensión de su pueblo, él invitaba a los negros a reconciliarse con los blancos después de que estos los habían sometido a años de exclusión, humillaciones y maltratos. Él entendió al igual que usted, que la reconciliación es un factor clave para poder iniciar un nuevo camino de reconstrucción de la nación. Yo creo en su propuesta, creo en usted y creo que la historia le dará la razón y lo reconocerá (así como lo hizo con Mándela) como el hombre, como el líder q se jugó su credibilidad, su papel en la historia por una convicción profunda... LA PAZ DE COLOMBIA.
Adenda: si mi madre que perdió a su esposo y yo que perdí a mi padre, que murió a manos de la guerrilla, logramos perdonarlos y respaldamos el proceso de paz para que la historia no se repita ¿por qué usted no puede hacer lo mismo?
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