miércoles, 22 de agosto de 2012

Malvinas o falkland: un análisis cultural de la problemática

Columnista Victoria Berta.

Malvinas o falkland: un análisis cultural de la problemáticaComo paso previo al desarrollo del análisis resulta necesario destacar mi postura: Malvinas es uno de los varios ejemplos de imperialismo de ocupación en nuestro continente. Un modelo de control que se asemeja mucho a la política imperialista del siglo XIX, basada en la penetración y apropiación efectivas de una potencia sobre un territorio totalmente ajeno a ella, y al cual logró convertir en colonia (ya sea militar, económica o de ambas características). Si nuestro pensamiento pretende concretar la unión latinoamericana en pos del fortalecimiento de la región frente a la hegemonía de las potencias mundiales, además de fomentar la integración interestatal e intersocietal, debemos comenzar a enfrentarnos colectivamente (actuando como bloque y ya no como países separados) a los casos concretos de imperialismo en "Nuestramérica".

El siguiente artículo introductorio es el primero de una serie que intentará reflejar la situación de Malvinas de una forma totalmente distinta de lo que se viene realizando. Por ello analizaré, a través de fuentes no convencionales, cómo la “Cuestión Malvinas” se traslada a distintos ámbitos de la sociedad civil. Me propongo que los lectores tengan la posibilidad de leer un análisis sobre esta problemática que no esté plagado de academicismos, un academicismo que sólo la reduce a la disputa entre el Estado argentino y el inglés por la soberanía de las islas. Así, a lo largo de unos pocos párrafos, resaltaré las peculiaridades de los discursos de ambos países y los diversos símbolos que han favorecido la legitimación de sus reclamos con el objetivo de mostrar que la disputa por Malvinas se ha instalado en el ámbito cultural, consolidándose como uno de los espacios de tensión más utilizados por los Estados y sus sociedades. Intentaré dejar a un lado las pasiones y la militancia –aunque puede que en algunos momentos no lo logre- para poder resaltar lo más objetivamente posible este tipo de aspectos curiosos que inconscientemente naturalizamos y hasta pasamos por alto.

La primera peculiaridad que he notado es que ambos países han creado una historia que los presenta ante el mundo como “víctimas” del conflicto. Curiosamente, en los dos relatos la víctima sufre una “invasión” (irrupción ilegal que legitima todo tipo de reclamo al concierto internacional), proceso con el que cada uno se refiere a diferentes sucesos muy distantes entre sí.

Los argentinos consideran que fue en el siglo XIX –más precisamente en el año 1833- cuando el comandante Onslow invadió Malvinas, obligando a los argentinos establecidos allí a abandonar suelo isleño. Seis meses después de este episodio, un grupo de criollos que trabajaban en la zona se sublevó en desacuerdo con la nueva situación: su líder era el mítico gaucho Antonio Rivero (luego de varios meses, la rebelión fue sofocada y sus protagonistas juzgados). La intervención británica en territorio sudamericano reveló varios aspectos de la política internacional, entre ellos cuán ambigua y relativa resultaba la Doctrina Monroe, principalmente por la no intervención de Estados Unidos.

Por el contrario, para los ingleses Argentina invadió las islas, cuando el ejército nacional desembarcó en ellas y desplegó su bandera en 1982, momento en el cual el país sudamericano estaba sometido a una dictadura regida por la cúpula del Fuerza Armada. Desde hacía varios años que las Malvinas formaban parte de la Commonwealth of Nations -organización de países independientes que comparten lazos históricos con la corona británica (a excepción de Mozambique) cuyo fin es la cooperación internacional en el ámbito político y económico- y por tal motivo el Reino Unido decidió enviar allí un “ejercito de liberación” con el objetivo de proteger a los Falklanders del yugo de los argentinos.

Uno puede notar una segunda peculiaridad con sólo mirar un calendario; a pesar que ambos países conmemoran Malvinas, cada uno lo hace en una fecha distinta pues cada celebración apunta a rememorar un hecho histórico distinto y como consecuencia, le otorgan diferentes -u opuestos- valores y sentimientos.

Para la sociedad argentina existen dos fechas que recuerdan Malvinas. La primera de éstas es la conmemoración del 2 de abril, en la cual se busca mantener viva la memoria de los “caídos en Malvinas” y sostener el reclamo de soberanía sobre estas mismas, ya que, desde el punto de vista de la mayor parte de los argentinos, éste es un caso más de ocupación colonizadora ilegal.

La segunda no es muy conocida ya que, a diferencia de la primera, no es una celebración oficial sino más bien una fecha que principalmente posee una carga simbólica para los excombatientes (de hecho ni siquiera es feriado nacional y en el calendario no hay información al respecto): el 14 de junio, bautizado como el "Día de la máxima resistencia". Aquí lo que se intenta resaltar es el coraje de los jóvenes soldados argentinos, quienes afrontaron con valentía el avance británico con muy pocos recursos militares, alimentos y preparación, en una guerra contra un ejército profesional de un país con una basta tradición bélica.

Malvinas o falkland: un análisis cultural de la problemáticaInglaterra y los Falklanders reivindican la liberación que el ejército británico logró en el año 1982, tras casi dos meses de enfrentamiento con Argentina. Por ello el 13 de junio es el liberation day to all the Falkland Islanders and those British sailors, soldiers, marines and airmen who liberated them (el día de liberación de todos los Falklanders y de todos los marineros, soldados, marinos y aviadores que los liberaron). También en este día recuerdan a sus 255 soldados caídos en la guerra.

A partir de mencionar brevemente las fechas patrias de cada país uno puede apreciar que las mismas reflejan el resultado de la guerra de 1982, ya que se identifica un posicionamiento más nostálgico proveniente de quien fue derrotado en el enfrentamiento (Argentina) y un posicionamiento más celebrativo, producto de lo que una victoria implica (Gran Bretaña).

En ellas también se puede identificar la imagen que cada parte -y dentro de cada una de ellas Estado y su sociedad- ha creado de sus soldados (y que desde mi punto de vista también es consecuente del desenlace de la guerra).

Los británicos identifican a quienes fueron a combatir como “héroes de la patria”, y lógicamente esto tiene mucho que ver con que el belicismo es una de las políticas más adoptadas por Gran Bretaña a la hora de afrontar este tipo de problemáticas que podrían ser dialogadas (desde 1950 Argentina ha reclamado –sin éxito- ante organismos supraestatales como la ONU que este país acepte sentarse a dialogar y buscar soluciones pacíficas al conflicto).

Malvinas o falkland: un análisis cultural de la problemáticaLa imagen que el común de los argentinos posee podemos apreciarla claramente en la situación presente que deben soportar quienes hoy simplemente son considerados “excombatientes” (término que ha desplazado a otras denominaciones existentes). Desde que finalizó la gesta, el 2 de abril se ha convertido en un día en que los jóvenes soldados que pelearon por la soberanía de las islas han reclamado al Estado -pero también a la sociedad- mayor contención y asistencia, medios que favorezcan su reinserción en el mercado laboral, ayuda económica para quienes han quedado imposibilitados de trabajar y demás reivindicaciones que naturalmente deberían haber sido otorgada a quienes sufrieron física y psicológicamente una decisión tan radical como es afrontar una guerra.

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